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jueves, 6 de marzo de 2014

CANÍBAL - JOSEFA PARRA

Franz von Stuck



Te comeré la piel de silencioso musgo,
gustaré de tu sangre prodigiosa. 
Tu cuerpo,
como una tibia esfera de manzana o membrillo,
devoraré despacio. Lameré tus axilas
y el hueco de tus manos. Mi locura
me llevará a los límites confusos
donde pecado y dicha se entrelazan
en un grito de amor, hambre o lujuria.
    
Morderé tu contorno hasta acabarte,
hasta que rindas, con la carne en ascuas,
el caliente tributo que apetezco.




Josefa Parra, del libro Tratado de cicatrices.
Poeta jerezana.
Parra define su poesía "sobre todo amorosa y erótica,
lo que sentimos y lo que queremos las mujeres".
Agrega que sus textos son comprometidos, especialmente con temas como la inmigración, el antibelicismo, "mis poemas son bastante sencillos y accesibles". 





¡QUÉ PENA! - LEÓN FELIPE

Trigal bajo un cielo tormentoso, 1890, Van Gogh


¡Qué pena si este camino fuera de muchísimas leguas
y siempre se repitieran 

los mismos pueblos, las mismas ventas,
los mismos rebaños, las mismas recuas!


¡Qué pena si esta vida tuviera (esta vida nuestra)
mil años de existencia!.


¿Quién la haría hasta el fin llevadera?
¿Quién la soportaría toda sin protesta?
¿Quién lee diez siglos en la Historia y no la cierra
al ver las mismas cosas siempre con distinta fecha?


Los mismos hombres, las mismas guerras,
los mismos tiranos, las mismas cadenas,
los mismos farsantes, las mismas sectas
y los mismos poetas.


¡Qué pena, que sea así todo siempre,
siempre de la misma manera!




León Felipe, (Zamora, 11 de abril de 1884 – Ciudad de México, 18 de septiembre de 1968).
León Felipe fue un poeta que le cantó a las cosas pequeñas. Él supo ver el gran valor que late en las minucias, como única recompensa a una existencia desapercibida.
Además, fue un tremendo nostálgico. Su poesía está empapada en la pena, en la añoranza, en la esperanza de una libertad sin ataduras y errante. 
León Felipe supo describir la belleza que posee la melancolía.

martes, 4 de marzo de 2014

LA COCINA DE LAS BRUJAS - FRANCISCO DE GOYA - DESVARÍOS SOBRE UN CUADRO



Francisco de Goya y Lucientes: La cocina de las brujas. 1797/1798.


Según el autor Frank Irving, esta obra conocida erróneamente con el nombre La cocina de las brujas debería llamarse Berganza y Cañizares, pues representa a estos personajes de la Novela Ejemplar de Miguel de Cervantes (Alcalá de Henares, 1547 – Madrid, 1616) El casamiento engañoso y el coloquio de los perros. Por lo tanto este cuadro de Goya estaría basado en uno de los episodios de brujería más famosos de la literatura española que, con ligeras modificaciones, se mantiene bastante fiel a la narración cervantina.

Los protagonistas del lienzo son el perro Berganza y la bruja Cañizares, quien le explica al perro la manera de conjurar demonios y realizar ungüentos mágicos para volar. En el centro de la composición observamos a la bruja con una pierna apoyada en el suelo y la otra, con forma de pata de cabra, media extendida.

Lleva la mano izquierda hacia la olla mientras frente a ella el perro Berganza, de pie con el brazo derecho y la pierna izquierda de un ser humano, observa cómo un macho cabrío sale volando con una escoba por la chimenea de la cocina, lugar donde habitualmente se realizaban los rituales mágicos. Los dos personajes que aparecen a la izquierda de la composición han sido conjurados por la bruja y transformados en demonios. Encima de ellos cuelgan huesos, calaveras y una lámpara de aceite que ilumina la escena.

El mensaje que tanto Cervantes como Goya quieren transmitir es que la imaginación puede modificar nuestro concepto de la realidad.

La obra de Goya muestra una variada (y variopinta) tipología de la bruja. En su pintura, y en sus dibujos, podemos observar mujeres jóvenes y mujeres viejas, decrépitas, horrendas, tanto vestidas como completamente desnudas. En algunas pinturas, vemos cómo el artista elabora incluso una tipología de mujer-animal, tal como se contempla (con estupor) en la "Cocina de las brujas", donde, precisamente, se representa el proceso de transformación en animales y su salida por una chimenea, cabalgando sobre escobas hacia la reunión de brujas, el Aquelarre.

¿Por qué esa predilección de Goya por temas referidos a brujerías?

Una de las causas (a mi juicio, de bastante peso) viene referida a la crítica a la Inquisición española, que sabemos que estuvo vigente en tiempos de Goya, para pasar a ser, definitivamente, abolida en 1.834.

Otra de las posibles razones por la que el artista pintaría temas de brujería está asociada a la idea de la perversión de los jóvenes (y niños) debida a malas influencias, provocando, con ello, la pérdida de la inocencia. Este factor será, sin lugar a dudas, un lugar común en el Siglo XIX, tanto en literatura como en pintura.

Una tercera razón viene referida a la denuncia de actitudes sociales y políticas, tendencia ésta que apareció en la primera mitad del Siglo XIX, posibilitando, así, la crítica a determinadas instituciones (como la Iglesia), o a ciertos tipos de poder disimulados bajo el tapiz religioso (como el clero).


CAPRICHO MORISCO (O CAPRICHO ÁRABE) DE FRANCESC TÁRREGA - ALHAMBRISMO

Francesc Tárrega Eixea (Villarreal, Castellón; 21 de noviembre de 1852 – Barcelona 15 de diciembre de 1909). Compositor y guitarrista español.

El capricho árabe es una obra que en cuanto a su estética y estilo forma parte de la corriente Alhambrismo, movimiento cultural del S.XIX impulsado por obras literarias tales como “Cuentos de la Alhambra” de Washington Irvin, 1832. En el que se recurre a lo exótico mezclado con un revival neo-árabe y todo ello en la Alhambra como marco simbólico para todas estas obras. Otras obras Alhambristas de Tárrega fueron “Danza Mora” o” recuerdos de la Alhambra” que utilizó Mike Oldfield para la banda sonora de la película Los gritos del silencio de 1984.




El "Capricho Árabe" es sin lugar a dudas la obra más conocida y celebrada de todo el repertorio de las composiciones de este gran maestro español. 

A Tárrega le gustaba llamarla Capricho Morisco, es más, así la tiene escrita en su partitura. Parece ser que sus herederos cambiaron el nombre por Capricho Árabe. 

Lo dedicó Tárrega al eminente maestro Bretón. Tomás Bretón (1850-1923) fue un notable músico español, que compuso óperas y zarzuelas.


Tal vez debido al papel principal que ha desempeñado Granada, el vocablo alhambrismo parece apto para batear un estilo musical que empieza por los años 50 y termina a finales del siglo XX.  Los principales líderes de este movimiento fueron Tomás Bretón (1836- 1903), Ruperto Chapí (1851-1909) y Jesús Monasterio (1836- 1903). Veamos algunos títulos de tipo alhambrista:

"En la Alhambra"  Serenata (Bretón), "Fantasía Morisca" (Chapí), "Adiós a la Alhambra"  (Monasterio).

            Tárrega también forma parte de esta boga musical alhambrista; en primer lugar con su "Capricho Árabe", luego, "Recuerdos de la Alhambra", "Danza Mora"  y "Danza Odalisca". 






Y os dejo también la versión del añorado Paco de Lucía, espectacular






"Entro despacio, se me cae la frente despacio, el corazón se me desgarra despacio, y despaciosa y negramente vuelvo a llorar al pie de una guitarra".

Miguel Hernández