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jueves, 25 de septiembre de 2014

FLORBELA ESPANCA - POETISA DEL AMOR, ALMA SOÑADORA


Una de las escritoras más fascinantes de Portugal es Florbela Espanca, (1894/1930). Es una poetisa portuguesa de principios del siglo XX. Conocida en el país vecino como "la poetisa de la saudade", la realidad es que sus versos tienen como tema principal el amor en todas sus variantes. 

Femenina, coqueta, inteligente y apasionada, Florbela Espanca fue una mujer adelantada a su época que tuvo que soportar la incomprensión del mundo que la rodeaba. 

De espíritu aventurero y soñador, la vida no le permitió poner alas a sus sueños y volcó sus ansias de libertad en el papel. Fue la primera mujer en Portugal que cursó estudios de Derecho y el poeta luso Fernando Pessoa la llamó "alma soñadora, hermana gemela de la mía". 




Gracias al escritor José Carlos Fernández, ahora podemos disfrutar de la obra poética de la escritora traducida al español. 









Paseo en el campo


¡Amor mío! ¡Mi amante! ¡Mi amigo!
Coge la hora que pasa, la hora divina,
¡Bébela dentro de mí, bébela conmigo!
¡Me siento alegre y fuerte! ¡Soy una niña!

Yo tengo, Amor, la cintura esbelta y fina
Piel dorada de alabastro antiguo
Frágiles manos de madona florentina
¡Vamos a correr y reír por entre los trigos!

Hay encajes de gramíneas por los montes
Amapolas rojas en los trigales maduros
Agua azulada cintilando en las fuentes

Y a la vuelta, Amor… convirtamos, en las alfombras
De los caminos salvajes y oscuros,
¡En un astro sólo nuestras dos sombras!








No es tan conocida como Pessoa o Torga, pero a nadie le ha pasado inadvertida su figura, tan atormentada, tan infeliz y tan lúcida, ni mucho menos su obra poética que alcanza su cumbre en el soneto y, en cierto modo, en su copioso epistolario. Como le sucedió a Rilke. Por su existencia, tan llena de sombras y de espantos, Florbela Espanca pertenece a ese grupo de mujeres herido por el dolor, la soledad y la desesperación. 


Pensemos en Delmira Agustina, en Alfonsina Storni, en Rosalía de Castro, en Anne Sexton, en Silvia Plath o Alejandra Pizarnik, cuyas existencias fueron un combate constante contra las circunstancias adversas que les rodearon y contra sus propios fantasmas. Contra las negras sombras.




Florbela estudió pintura, música, fue una gran lectora y con sólo ocho años compuso su primer soneto, que iba a ser su modalidad preferida. Tuvo una vida presidida por la insatisfacción y el amor: se casó tres veces y, salvo en los momentos iniciales del fervor, siempre se sintió desgraciada. 


Padeció numerosas enfermedades, varios abortos que acentuaron su sentido melancólico y, en medio de las vanguardias, eligió un camino personal, solitario: la lírica amorosa, en cierto modo intemporal, intensa, ardiente, de una sensualidad tangible, que acabó desplazándose del paisaje y de la cosmovisión hacia el placer, la carne y la entrega. 


Intentó suicidarse por dos veces en octubre y noviembre de 1930, en vísperas de la publicación de su obra maestra, Charneca em Flor. Tras el diagnóstico de un edema pulmonar se suicida el día de su cumpleaños.



Espera


No me digas adiós, ¡oh sombra amiga!,
Ablanda más el ritmo de tus pasos;
Siente el perfume de la pasión antigua,
¡De nuestros buenos y cándidos abrazos!


Soy la dueña de místicos cansancios,
La fantástica y extraña niña
Que un día quedó presa en tus brazos
¡No te vayas aún, oh sombra amiga!


Tu amigo hizo de mí un lago triste:
¡Cuántas ondas riendo que en él no oíste,
Cuánta canción de ondinas allí en el fondo!


Espera, espera ¡oh sombra amada!
Mira que más allá de mí ya no hay nada
¡Y nunca más me encuentras en este mundo!







*.- Parte de la biografía la tomé de este blog:


http://antoncastro.blogia.com/


jueves, 28 de noviembre de 2013

ELOGIO DE LA ESPALDA FEMENINA


La luna sin espejo de la noche, la noche sin misterios por la luna, entonces me di cuenta, tienes una espalda tan hermosa como un ciervo. 

Gloria Fuertes


Joaquin Sorolla, 1910. Su mujer Clotilde


Su espalda pierde su nombre con tanta gracia, que no puede uno más que darle la razón; ojalá fuera yo, señora, un poeta de raza, para decir en su honor una oda inmortal. 

Georges Brassens




Pierre Auguste Renoir



Muerdo la última fruta de tu espalda
y la magia se repite.





Edgar Degás


Henri Matisse


Guillermo Martí Ceballos


Egon Schiele


Soledad Fernández


Pierre Bonard


Paul Delvaux


Albert Mille


André Louis Derain


Aristides Maillol




Rodolfo Amoedo




Kees van Dongen




Vlaho Bukovac




Joaquin Agrasot




Gustave Brisgand




Charles Edouard Boutibonne




Joan Martí

Xi Pan




La espalda de esta luz son esos sueños tuyos, amada, que duelen al soñarse y que hacen florecer las prímulas y azahares en tus flancos. 


Eduardo Lizalde



Jacob Collins


Cayetano de Arquer Buigas


August Macke

Delphin Enjolras


Ignacio Diaz Olano, 1894


Van Gogh


Giovanni Boldini




Tu espalda es mi descanso, mi sosiego,
es la calma después de haber amado,
tu espalda es un refugio donde llego
a lamer mis heridas angustiado.



Ramón de Almagro





Montserrat Gudiol


Diego Rivera


Edvard Munch


Ramón Casas


Paul Gaugin




¡Eres! Y tan desnuda, tan continua, tan simple que el mundo vuelve a ser fábula irresistible. 


Jorge Guillén 



Amedeo Modigliani




Amo tu desnudez porque desnuda me bebes con los poros, como hace el agua cuando entre sus paredes me sumerjo. 


Roque Dalton




Jules Joseph Lefebvre




Quien ama de veras, sale de sí mismo. Quien sale de sí, se desnuda de sí. 


Rumi



Isidore Pils




Antoine Auguste Ernest Hèbert




Gilbert Alexandre de Severac




Henri Manguin


Si te preguntas porque no dejo de acariciarte, es que mi amor se desborda y sobre tu cuerpo se convierte en arte.





Julio Romero de Torres


Ricardo Falero




Salvador Dalí, Gala




Porque quiero tu cuerpo ciegamente. Porque deseo tu belleza plena. Porque busco ese horror, esa cadena mortal, que arrastra inconsolablemente. 


Blas de Otero 




Christoffer Wilhem.


William Merritt Chase




El cuerpo es carta astral en lenguaje cifrado. Encuentras un astro y quizá deberás empezar a corregir el rumbo cuando nube huracán o aullido profundo te pongan estremecimientos. 


Gioconda Belli 




Pino Daeni


Catherine Abel




Fernando Botero




Daniel Sabater Salabert




Tamara de Lempicka

Frantirek Kupka


Frederick Carl Frieseke


José de Togores


Luis de Bea y Pelayo




Mitad y mitad, sueño y sueño, carne y carne; iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo. Aunque sólo sea una esperanza, porque el deseo es pregunta cuya respuesta nadie sabe. 


Luis Cernuda






Diego Velazquez, (no podía faltar)




*.- El otro día hice una entrada de nucas, antes de musas y de ninfas, ahora me toca las espaldas. Muchos pintores les hicieron honores, solo puse algunos. Y también me propongo elogiar la espalda masculina, y esa entrada, quizás, me guste más. Espero que disfruten.