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jueves, 28 de noviembre de 2013

ELOGIO DE LA ESPALDA FEMENINA


La luna sin espejo de la noche, la noche sin misterios por la luna, entonces me di cuenta, tienes una espalda tan hermosa como un ciervo. 

Gloria Fuertes


Joaquin Sorolla, 1910. Su mujer Clotilde


Su espalda pierde su nombre con tanta gracia, que no puede uno más que darle la razón; ojalá fuera yo, señora, un poeta de raza, para decir en su honor una oda inmortal. 

Georges Brassens




Pierre Auguste Renoir



Muerdo la última fruta de tu espalda
y la magia se repite.





Edgar Degás


Henri Matisse


Guillermo Martí Ceballos


Egon Schiele


Soledad Fernández


Pierre Bonard


Paul Delvaux


Albert Mille


André Louis Derain


Aristides Maillol




Rodolfo Amoedo




Kees van Dongen




Vlaho Bukovac




Joaquin Agrasot




Gustave Brisgand




Charles Edouard Boutibonne




Joan Martí

Xi Pan




La espalda de esta luz son esos sueños tuyos, amada, que duelen al soñarse y que hacen florecer las prímulas y azahares en tus flancos. 


Eduardo Lizalde



Jacob Collins


Cayetano de Arquer Buigas


August Macke

Delphin Enjolras


Ignacio Diaz Olano, 1894


Van Gogh


Giovanni Boldini




Tu espalda es mi descanso, mi sosiego,
es la calma después de haber amado,
tu espalda es un refugio donde llego
a lamer mis heridas angustiado.



Ramón de Almagro





Montserrat Gudiol


Diego Rivera


Edvard Munch


Ramón Casas


Paul Gaugin




¡Eres! Y tan desnuda, tan continua, tan simple que el mundo vuelve a ser fábula irresistible. 


Jorge Guillén 



Amedeo Modigliani




Amo tu desnudez porque desnuda me bebes con los poros, como hace el agua cuando entre sus paredes me sumerjo. 


Roque Dalton




Jules Joseph Lefebvre




Quien ama de veras, sale de sí mismo. Quien sale de sí, se desnuda de sí. 


Rumi



Isidore Pils




Antoine Auguste Ernest Hèbert




Gilbert Alexandre de Severac




Henri Manguin


Si te preguntas porque no dejo de acariciarte, es que mi amor se desborda y sobre tu cuerpo se convierte en arte.





Julio Romero de Torres


Ricardo Falero




Salvador Dalí, Gala




Porque quiero tu cuerpo ciegamente. Porque deseo tu belleza plena. Porque busco ese horror, esa cadena mortal, que arrastra inconsolablemente. 


Blas de Otero 




Christoffer Wilhem.


William Merritt Chase




El cuerpo es carta astral en lenguaje cifrado. Encuentras un astro y quizá deberás empezar a corregir el rumbo cuando nube huracán o aullido profundo te pongan estremecimientos. 


Gioconda Belli 




Pino Daeni


Catherine Abel




Fernando Botero




Daniel Sabater Salabert




Tamara de Lempicka

Frantirek Kupka


Frederick Carl Frieseke


José de Togores


Luis de Bea y Pelayo




Mitad y mitad, sueño y sueño, carne y carne; iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo. Aunque sólo sea una esperanza, porque el deseo es pregunta cuya respuesta nadie sabe. 


Luis Cernuda






Diego Velazquez, (no podía faltar)




*.- El otro día hice una entrada de nucas, antes de musas y de ninfas, ahora me toca las espaldas. Muchos pintores les hicieron honores, solo puse algunos. Y también me propongo elogiar la espalda masculina, y esa entrada, quizás, me guste más. Espero que disfruten.




martes, 26 de noviembre de 2013

EL DOLOR NOS AGARRA - CÉSAR VALLEJO

Sarolta Ban
Y, desgraciadamente,
el dolor crece en el mundo a cada rato,
crece a treinta minutos por segundo, paso a paso,
y la naturaleza del dolor, es el dolor dos veces
y la condición del martirio, carnívora, voraz,
es el dolor dos veces
y la función de la yerba purísima, el dolor
dos veces
y el bien de ser, dolernos doblemente.

Jamás, hombres humanos,
hubo tanto dolor en el pecho, en la solapa, en la cartera,
en el vaso, en la carnicería, en la aritmética!
Jamás tanto cariño doloroso,
jamás tanta cerca arremetió lo lejos,
jamás el fuego nunca
jugó mejor su rol de frío muerto!
Jamás, señor ministro de salud, fue la salud
más mortal
y la migraña extrajo tanta frente de la frente!
Y el mueble tuvo en su cajón, dolor,
el corazón, en su cajón, dolor,
la lagartija, en su cajón, dolor.

Crece la desdicha, hermanos hombres,
más pronto que la máquina, a diez máquinas, y crece
con la res de Rousseau, con nuestras barbas;
crece el mal por razones que ignoramos
y es una inundación con propios líquidos,
con propio barro y propia nube sólida!

Invierte el sufrimiento posiciones, da función
en que el humor acuoso es vertical
al pavimento,
el ojo es visto y esta oreja oída,
y esta oreja da nueve campanadas a la hora
del rayo, y nueve carcajadas
a la hora del trigo, y nueve sones hembras
a la hora del llanto, y nueve cánticos
a la hora del hambre y nueve truenos
y nueve látigos, menos un grito (...)


¡Ah! desgraciadamente, hombres humanos,
hay, hermanos, muchísimo que hacer.



domingo, 24 de noviembre de 2013

SOBRE TODO UNA LUZ



Si vienes a casa, tráeme, amor mío, una luz y una ventana desde la que pueda ver la felicidad que bulle en la calle. Forugh Farrojzad

(Pintura de Patty Agapi)