Blog que difunde cultura, (poesía, arte, música, historia, política, desvaríos varios y reflexiones de todo tipo).
Pintura de H. Anglada Camarasa, "Sonia de Klamery, 1913.
“En aquel universo sensual jugaba un papel fundamental el sentido del gusto, la descripción de exóticos y delicados manjares como dátiles, higos rojos, blancos y verdes, albaricoques, pistachos, almendras amargas y dulces … especias como el kardamomo, la kúrkuma, la canela, las pimientas de distintos colores, la vainilla, el jengibre , el azafrán o el sésamo; de platos sofisticados y lujosos u opulentos y exagerados, desde la carne al-mandil acompañada de distintas verduras y especias pasando por el milenario bulgur, una rápida cocción de trigo integral que ha sido limpiado, vaporizado, secado, molido en partículas, tamizado en diferentes tamaños y perfumado con agua de rosas; hasta manjares no tan delicados como los ofrecidos en un banquete … consistente en cincuenta camellos cocidos y otros cincuenta asados y rellenos de cabezas de cordero y ofrecidos por encantadoras y sugerentes mujeres entre cojines y tapices de un palacete de cúpulas doradas emplazado en algún remoto oasis, de ingredientes lejanos y evocadores en donde el vino, corría a raudales “.
Recetario Antiguo de Bagdad del año 1226.
Magret de ganso en salsa dulce.
Recetario Al-Katabi Al-Bagdadí
Galletas Hais
Recetario rescatado en Bagdad durante una excavación arqueológica .
Las letras y la gastronomía se encuentran develando sus misterios. Autores y personajes de la literatura serán la guía para explorar las recetas dentro de los libros y las letras dentro de las ollas.
Si pudiera a la tienda de los sueños ir a comprar con poco dinero todo lo que hasta ahora pude ganar y si allí vendieran billetes para el tren de... "otra oportunidad" encargaría un "ticket" de ida a la estación perdida donde mi vida fue a descarrilar.
Si pudiera desde aquel momento volver a empezar ilusiones castillos de arena en el fondo del mar esperanzas así que... ¿eso es todo? se me pasó el tiempo es ya tarde tengo miedo de irme a la sombra del cielo me queda tan poco y tanto que arreglar. ¿Quién no hizo alguna vez locuras por una mujer? ¿Quién no quiso alguna vez algo que no pudo tener? ¿Quién no hizo alguna vez promesas a una mujer? ¿Quién no quiso alguna vez...? Si pudiera... ¿Quién no hizo alguna vez locuras por una mujer? ¿Quién no quiso alguna vez algo que no pudo tener? ¿Quién no hizo alguna vez promesas a una mujer? ¿Quién no quiso alguna vez...? Si pudiera desterrar de mí la esperanza de verte y olvidarme de todo aquello que no se puede cambiar despedidas si quieres un recuerdo te regalo mi pena y esta noche duermo solo y quizás te encuentre en mis sueños que es donde sólo te puedo encontrar. Si pudiera pasear por las calles sin hacerme preguntas y en la noche escuchar a la luz en la oscuridad ¿qué me has hecho? me quitaste la vida sólo pienso en la muerte y poco a poco los pasos se hunden en el aire negro ladran las estrellas llora la ciudad.
Y me traes hojas, pájaros ciegos que en tus manos, como en nidos, se ocultan. Y arena limpia, como si hubiera ensayado vientos en tus ojos. Y me traes el placer ingenuo de los niños y de las risas; también algo que se escapa, la tarde, para explicarme como el cielo hace el amor con las ventanas.
Simpática fábula del argentino Sebastián Borenzstein, que debutó con La suerte está echada, que tiene como protagonistas a Roberto, un ferretero maniático compulsivo, de vida tan ordenada como solitaria, y Jung, un chino desvalido en busca de su tío en el gran Buenos Aires, al que el primero acoge en su tienda como un perro abandonado mientras busca al familiar que se haga cargo de él. La convivencia forzosa entre los dos hombres, las diferencias culturales y el desconocimiento del idioma por parte del oriental dan lugar a una serie de situaciones cómicas en las que Ricardo Darín se siente a sus anchas y tiene una correcta réplica en Huang Shen Huang, un debutante oriental. Con un mensaje de buenísimo y tierno, muy propio del cine argentino y que, muchas veces, pesa como una losa porque lo aboca al sentimentalismo, el film de Borenzstein, que no engaña ni en el título, pivota sobre los absurdos que se producen en el mundo –el film se inicia con la imagen de una vaca cayendo del cielo y convertida en arma letal y se cierra con una vaca ordeñada por Mari (Muriel Santa Ana), la obcecada novia de Roberto, imagen de la felicidad encontrada por el protagonista – que tienen muy distinta lectura para un oriental –todo acontecimiento no se produce porque sí, sino que lleva, implícito, un mensaje que se ha de interpretar- y para el occidental, el ferretero maniático compulsivo encarnado por Darín que colecciona noticias estrambóticas. Una puesta en escena minimalista pero eficaz y un buen trabajo actoral, sobre todo del protagonista de El secreto de tus ojos encarnando a ese misántropo y cascarrabias personaje que cuenta los clavos de las cajas que le envían los proveedores para comprobar, una y otra vez, que siempre faltan, o se acuesta a las once en punto de la noche, para lo que permanece despierto mirando el reloj hasta las diez cincuenta y nueve, hacen que esta película, sin pretensiones y contada como una fábula de Esopo, entretenga y provoque la sonrisa en buena parte de sus tramos (el encuentro de Jung con su presunto tío ciego del que acaba no siendo sobrino; la visita de Roberto a la embajada de China buscando solución a su huésped y topándose con una rígida burocracia) y que pasemos por alto el flash back de la guerra de las Malvinas en la que se traumatizó Roberto, muy forzado, o la anécdota de ese policía tan malo y rapado que trata indignamente al chino, por el hecho de serlo, y quiere vengarse del cabezazo que le da el ferretero Roberto en respuesta a su comportamiento xenófobo. José Luis Muñoz
Camino por Madrid en tu compañía, Mi mano en tu cintura, Copiando a tu mano en la cintura mía. A paso lento, como bostezando, Como quién besa el barrio al irlo pisando, Como quién sabe que cuenta con la tarde entera, Sin nada más que hacer que acariciar aceras. Y sin planearlo tú acaso, Como quién sin quererlo va y lo hace, Te vi cambiar tu paso, Hasta ponerlo en fase, En la misma fase que mi propio paso. Ir y venir, seguir y guiar, dar y tener, Entrar y salir de fase. Amar la trama más que el desenlace, Amar la trama más que el desenlace. Fue un salto ínfimo Disimulado, Un mínimo cambio de ritmo apenas, Un paso cambiado, Y dos cuerdas que resuenan con un mismo número en distintos lados, O el paso exacto de dos soldados, Como dos focos intermitentes, Subitamente así, sincronizados. Dos paseantes distraídos Han conseguido que el reloj de arena de la pena pare, Que se despedace. Y así seguir al rumbo que el viento trace. Ir y venir, seguir y guiar, dar y tener, Entrar y salir de fase. Amar la trama más que el desenlace, Amar la trama más que el desenlace. Ir por ahí como en un film de Éric Rohmer Sin esperar que algo pase. Amar la trama más que el desenlace, Amar la trama más que el desenlace. Te vi cambiar tu paso, Hasta ponerlo en fase, En la misma fase que mi propio paso. Amar la trama más que el desenlace, Amar la trama más que el desenlace. Camino por Madrid en tu compañía....