TRADUCE A TU IDIOMA

viernes, 14 de octubre de 2011

LA MONTAÑA DEL ALMA – GAO XINGJIAN – NOVELA

Es uno de los libros que cuando lo leí me dí cuenta de la grandeza del alma humana, escrito con un lenguaje tierno, ameno, delicioso, emocionante. 





La montaña del alma – Gao Xingjian
Sinopsis:


Gao Xingjian es un multifacético artista, escritor en lengua china, dramaturgo, novelista y pintor, que en la actualidad reside en Francia y es ciudadano francés.
Teatro, ópera, cine, pintura, danza, poesía, novela… no hay género creativo que escape al interés de Gao, cuya sencillez, sin embargo, lo aleja de la imagen de “artista renacentista” que desprende la exuberante diversidad de su obra. Fue víctima de la Revolución Cultural China, que tuvo lugar entre 1966 y 1976, y lo confinó en un campo de “reeducación” en el que tenía prohibido escribir.
La liberalización de los años ochenta le permitió publicar diversos libros en su país, aunque con numerosos encontronazos con la censura y ante el rumor de que iban a encerrarlo nuevamente en una granja-prisión, huyó a los bosques del sudoeste, recorriendo durante cinco meses la “China profunda”, plagada de leyendas, cuentos, canciones, fiestas, costumbres populares y personajes que se convirtieron en el material que nutriría su obra maestra, “La montaña del Alma”, una “ficción autobiográfica” que le ocupó durante siete años y por la que en el año 2000, obtuvo el Premio Nobel de Literatura.
Una casualidad inicia esta novela: dos tazas de té entrechocan sobre la mesa de un compartimento de tren provocando el contacto entre dos desconocidos que han emprendido un largo viaje. Desde las primeras páginas Xingjian hace un retrato amplio y profundo de China, de su gente, de sus costumbres, de su forma de vida. Una obra escrita desde el alma y destinada a permanecer por siempre, en la historia de la literatura universal…

Fragmento del libro:

(..) ¿Cómo encontrar, por último, un lenguaje puro y cristalino, musical, inmarcesible, más elevado que la melodía, más allá de los límites establecidos por la morfología y la sintaxis, sin distinción entre el objeto y el sujeto, que trascienda a las personas, se desembarace de la lógica, en constante desarrollo, que no recurra ni a las imágenes, ni a las metáforas, ni a las asociaciones de ideas ni a los símbolos? Un lenguaje que pudiera expresar enteramente los sufrimientos de la vida y el temor a la muerte, las penas y las alegrías, la soledad y el consuelo, la perplejidad y la espera, la vacilación y la determinación, la debilidad y el valor, los celos y el remordimiento, la calma, la impaciencia y la confianza en uno mismo, la generosidad y el tormento, la bondad y el odio, la piedad y el desánimo, la indiferencia y la paz, la villanía y la maldad, la nobleza y la crueldad, la ferocidad y la bondad, el entusiasmo y la frialdad, la impasibilidad, la sinceridad y la indecencia, la vanidad y la codicia, el desdén y el respeto, la jactancia y la duda, la modestia y el orgullo, la obstinación y la indignación, la aflicción y la vergüenza, la duda y el asombro, y la lasitud y la decrepitud y el intento perpetuo de comprender y no menos perpetuo de no comprender y la impotencia de no lograrlo..(..)


EL LLORO ANDALUZ


Detalle de la decoración de los palacios nazaríes



Dicen que uno de los aretes que suelen servir para ajustar el lienzo blanco que cubre la cabeza en los países árabes, es por la perdida de al-Andalus por parte de los musulmanes allá por el siglo XV, aunque su perdida real comenzara mucho antes. El arete negro es señal de luto. 

Dicen que un rey moro de Granada lloró cuando entregó su reino a los reyes cristianos venidos del norte. Dicen que se llora como un chiquillo cuando tienes que partir para buscarte las habichuelas, al ver alejarse la costa de Andalucía o los montes de Sierra Morena. Dicen que Blas Infante, no quería morir porque no volvería a ver amanecer en su querida tierra, y ya no podría llorar más por la miseria que reinaba en su Andalucía. Tanto orgullo y tanta gana de lucha reflejada en una mano ensangrentada. Dicen que Lorca y tantos otros aun penan porque algunos desalmados cercenaron su derecho a respirar el aire del Sur que les daba la vida y la inspiración. Dicen que Velázquez se apenaba de ir perdiendo su acento a medida que viajaba por toda Europa y pintaba cuadros en Madrid, idéntico lamento al de Antonio Gala y su poesía. Dicen que todos penan al ver nuestra tierra vilipendiada y abandonada a su suerte.

Dicen que hay tantas familias pasando necesidades en nuestra tierra, como luceros centellean en la noche andalusí. Dicen que pronto mejoraremos y sin embargo las lágrimas de esas madres viendo a sus hijos, sin trabajo, locos de desesperación, están a punto de convertirse en un afluente más del río grande. Dicen que el bienestar del pueblo es su gran misión, mientras sus faltriqueras rebosan dineros. Dicen que son la solución a todos nuestros problemas, cuando jamás han derramado una lágrima por nuestra gente. Dicen que no habrá problemas de aguas, nuestros lloros lo harán posible. Dicen que nuestros problemas tienen solución, mientras los parados no hacen más que aumentar, las angustias acrecentarse, y las filas de los necesitados pidiendo un plato de comida… hacerse interminables. Dicen que el pueblo andaluz, ya no llora, porque se le han secado las lágrimas.

Yo lloro por mi gente, por los andaluces que no tienen un plato de comida. Por los andaluces que no pueden pagar su hipoteca. Por los andaluces que no pueden ir a trabajar. Por los andaluces que tienen que marchar, sin saber cuando podrán regresar. Yo lloro por nuestro futuro, porque no parece halagüeño. Yo lloro por todos aquellos que ya no pueden llorar, y sin lugar a dudas, al ver como tienen a su gente, volverían a morir de pena.
J.M. Sánchez

http://secretolivo.wordpress.com/

LA LEYENDA NEGRA DEL CARDENAL CISNEROS, encarnó, tras la conquista de Granada de 1492, el espíritu de imponer la fe cristiana entre la población musulmana.


CARDENAL CISNEROS


Hay personas que pasarán a la Historia como paladines de la cultura. Es el caso del cardenal Cisneros, confesor de Isabel la Católica y fundador de la Universidad de Alcalá de Henares. Pero este sacerdote franciscano también fue el responsable del expolio de la biblioteca de la Madraza de Granada, considerada la primera universidad de Granada, capital del reino nazarí, y último bastión de la Reconquista.
Cisneros ordenó a sus tropas, además de la Madraza, la requisa y saqueo casa por casa en el barrio de El Albayzín de cualquier texto escrito en árabe que obrara en poder de los recién vencidos. Tras un exhaustivo examen, donde fueron separados los libros de Botánica y Medicina, el resto de los ejemplares, mayoritariamente ejemplares del Corán, fueron llevados a la plaza de Bib-Rambla, donde se quemaron en pública hoguera el 22 de febrero de 1502.
Entre los libros y textos de filosofía islámicos expoliados de la biblioteca de la Madraza figuraban el Diccionario Árabe y la Gramática de fray Pedro de Alcalá. Alvar Gómez, el biógrafo del cardenal Cisneros, indicó que fueron 5.000 los libros quemados, y en sus Paseos por Granada y sus contornos, Echevarría dice que fueron en torno a un millón veinticinco mil los ejemplares que fueron a la hoguera.
Cisneros encarnó, tras la conquista de Granada de 1492, el espíritu de imponer la fe cristiana entre la población musulmana que no abandonó la ciudad tras ser tomada y aniquilar sus creencias y su cultura. Según cuenta el cronista Vallejo: “Y para desarraygarles del todo de la sobredicha su perversa y mala secta, les mandó á los dichos alfaquís tomar todos sus alchoranes y todos los otros libros particulares, quantos se pudieron aver, los quales fueron más de IIII ó V mill volúmines, entre grandes y pequeños, é hazer muy grandes fuegos é quemarlos todos”.
Hubo voces que se alzaron en contra del carácter inquisitorial y anticultural de dicha quema —continúa el cronista—, pero no para salvaguardar algún que otro saber musulmán, sino para “aprovecharse de los pergaminos y papel y enquadernaçiones. (…) Se quemaron todos, sin quedar memoria, como dicho es, exçepto los libros de mediçina e botánhica (…) de los quales su señoría mandó traher bien XXX ó XL volúmines de libros, y están oy en día puestos en la librería de su insigne collegio é vniuersidad de Alcalá…”
Está claro que para el docto franciscano había que salvar del legado andalusí —y de paso incorporarlo a la nueva cultura cristiana emergente del triunfo de la Fe— sólo la parte útil o fácilmente asimilable. Salvaguardar las creencias, respetar la convivencia de las culturas, desde luego no formaba parte del prontuario del confesor real.
Siendo significativa, esta monumental hoguera tuvo otros precedentes protagonizados por las huestes cristianas, como la sucedida en 1109, durante la captura de Trípoli. Entonces, los cruzados buscaron cualquier ejemplar del Corán para quemarlo. El argumento: era una obra del mal y, por lo tanto, merecía el fuego como destino final.
El fundamentalismo se cebó con el Libro Sagrado musulmán a lo largo de esos años de cristianización. El propio papa Clemente dio instrucciones precisas para destruir una misteriosa edición del Corán en 1537. Se pensaba que las llamas acabaron con todos los ejemplares de esta edición. Hace unos años, Angela Nuovo descubrió uno que escapó a las llamas y que se conservaba en la Biblioteca dei Fratri Minori de San Michele, en Isola, Venecia. Se considera que podría tratarse de uno de los libros más raros de la historia.
Autor: Bruno Alcaraz.

Link relacionado con el tema:

http://secretolivo.wordpress.com/2011/04/01/la-palabra-y-el-fuego-coran-libros-intolerancia-andalucia/

LOS TRES ÚLTIMOS DESEOS DE ALEJANDRO EL GRANDE. (Páginas Árabes)




Se había erigido en el dueño del mundo. Sin embargo, a sus 33 años la muerte se hallaba prendida a su sombra. Muy pronto doblaría la cerviz para no levantarla nunca más.
¿Qué había sucedido? ¿Cómo se había acabado la luz más esplendente de la historia de la Humanidad? Este es un misterio que ha sobrevivido al paso de los siglos y que amenaza con no desvelarse jamás.
Los cascos de su caballo hollaban las tierras de Babilonia. A su paso sucumbían ejércitos pero florecían los pueblos. Desde Macedonia hasta la India se hallaba trazada la línea de la gloria, de la casi divinización de un hombre como jamás hubo otro entre los que habían poblado la Tierra: Alejandro Magno.
Sobre su vida, sobre sus gestas, ha quedado testimonio en la memoria de los hombres, en el fuego eterno de las estrellas. Sobre su muerte, sobre su prematuro e insospechado fin, la piadosa mano de los dioses depositaron el velo del misterio, la tela oscura de los hechos ocultos que nadie hasta la fecha ha podido desvelar. Alejandro Magno fue amado por los hombres y fue amado por los dioses. Aquéllos explicaron sus últimos instantes con diversos testimonios, contradictorios entre sí las más de las veces; éstos,simplemente se lo llevaron pronto al Olimpo, porque esa era su verdadera patria, el lugar reservado para los más grandes.
Tres siglos después de la muerte de Alejandro Magno, acaecida en el año 323 a. C., Plutarco nos describe a la perfección los últimos instantes de su vida. El día 18 del mes de Desio (inicios del actual mes de junio), tras una fiesta, Alejandro contrae unas calenturas y busca el cuarto de baño para acostarse. Al día siguiente experimenta una mejoría, porque se baña, se instala en su habitación, juega a las tablas con un amigo, ofrenda sacrificios a los dioses…, y sólo por la noche le vuelven las calenturas. El día 20 debe sentirse peor, porque vuelve a instalarse en el cuarto de baño. El día 21 se agrava su estado; la fiebre no cede y la noche es un infierno para él. A lo largo del día siguiente se entrevista con sus generales
(¿Es consciente de la irreversibilidad de su estado y reparte el poder?)
La calentura hace temblar su cuerpo de forma violenta. Los médicos disponen que se le traslade a la zona de la piscina. Durante el día 24 se recrudece la calentura. Sus hombres de confianza no se mueven de su lado. Lo mismo ocurre la jornada siguiente, pero entonces Alejandro permanece con los ojos cerrados y mudo. El 26, ante los rumores de la muerte del general, los macedonios se sublevan contra los favoritos orientales y corren a palacio para comprobar por sí mismos el estado de Alejandro. Dos o tres días después, quien ya no ve, ni habla, y ni siquiera oye, rinde su alma a los dioses del Olimpo, lugar en donde permanece desde entonces.
Dos semanas antes, Alejandro era un ser pletórico de energías, sano y con grandes ilusiones de expansión y de conquista. ¿Qué pudo ocurrir para que la guadaña que iguala a todas las personas tropezase con su cabeza y la cercenase de manera tan irremisible?
Hay tesis, con escaso fundamento, que culpabilizan a la leucemia o a heridas de guerra como causas inmediatas de la muerte del eximio emperador.

La leucemia se lleva mal con un joven aguerrido, de mejillas sonrosadas, sin el más mínimo signo de debilidad o la más leve sombra en el magnetismo que irradiaba entre su tropa. Hasta última hora, Alejandro participó en fiestas y en competiciones gastronómicas en las que el vino y las viandas corrían destempladamente. Ningún síntoma de los descritos por Plutarco nos permiten imaginar que la leucemia se llevara por delante al insigne conquistador. De cualquier modo, Fritz Schachermeyr, el historiador que sustenta esta teoría, no abunda en detalles y su opinión languidece por falta de consistencia.
Otro carácter muy diferente presenta la tesis que atribuye a heridas de guerra el magno deceso. Gran estratega e inteligente planificador, Alejandro era sobre todo un líder indiscutible que no agotaba su presencia en la arenga inicial, sino que encabezaba los ataques y se metía en las refriegas para chocar con el enemigo, espada en mano, yelmo coronado de vistosas plumas, clámide al viento, rodela destellante y loriga aurífera.
Su presencia en el lugar más peligroso infundía un ardoroso valor a sus hombres que pelearon y vencieron muchas veces contra ejércitos mejor pertrechados y más numerosos que ellos. Un comportamiento semejante le había permitido erigirse en dueño del mundo en tan solo trece años de reinado. Su vida discurría veloz y el riesgo lo envolvía en todas las acciones que emprendía. Su piel blanca y sonrosada conoció frecuentemente el beso del acero enemigo. Los síntomas que tan minuciosamente describe Plutarco bien podrían estar causados por la infección de una reciente o antigua herida de guerra que provocaría una mortal septicemia.
Pero aunque en aquella época proliferaban las muertes por esta causa entre los jóvenes dedicados a las artes marciales, no es menos cierto que la medicina conocía cómo conjurar los riesgos de las heridas y sólo el descuido o un mal tratamiento podían conducir a un desenlace fatal. Alejandro llevaba junto a él a los más competentes galenos, y los ojos de éstos escrutarían cada centímetro de la piel del héroe con el celo y la minuciosidad que el personaje requería. La teoría de muerte por infección de heridas es posible, pero mínimamente probable.
La misma pequeña probabilidad hay que aplicar a las versiones que atribuyen a la fiebre tifoidea, a la malaria o a la fiebre del Nilo la responsabilidad de abatir al hombre más poderoso de todos los tiempos. Hay alguna similitud entre los síntomas descritos por Plutarco y estas enfermedades que ya eran muy comunes hace dos mil quinientos años en la parte de Asia conquistada por Alejandro. El diagnóstico hubiera sido preciso y contundente de haber contraído una de ellas, abortando cualquier especulación al respecto y clarificando para la historia una cuestión que ha intrigado y seguirá intrigando durante los siglos venideros.

Sudores, debilidad, agotamiento, fiebre alta, dolores abdominales que le obligaban a pasar largas horas en la zona de los baños…, son síntomas genéricos, atribuibles a multitud de enfermedades. Modernamente, científicos e investigadores sacan conclusiones utilizando argumentos que por su simplicidad mueven a sonreír. Tal es el caso del doctor John Marr quien, muy seriamente, autentifica la muerte de Alejandro como consecuencia de la fiebre del Nilo por el simple hecho de que el rey macedonio, según cuenta Plutarco, unos días antes de caer enfermo, miró al cielo y vio una bandada de aves que se atacaban entre ellas y se provocaban mutuamente la muerte.
Para Marr esto no fue una premonición, según acostumbran a interpretar los augures de todas las épocas, sino más bien un anticipo de los estragos que produce la fiebre del Nilo, que ataca a las aves antes que a los seres humanos, tal como ocurrió en Nueva York en 1999.
Una aproximación más ecuánime a las funestas causas que acabaron con la vida de Alejandro Magno la obtenemos con la contemplación de la sintomatología tan minuciosamente legada hasta nuestros días; pero sin olvidar las circunstancias vitalespor las que atravesaba el personaje en el momento de contraer su mortal enfermedad. Conocidos minuciosamente los síntomas, cabe argumentar sobre los condicionantes personales del rey conquistador. Casado con Roxana, había contraído segundas nupcias con Estatira, hija mayor de su gran enemigo Darío III.
Con anterioridad a ambos casamientos, y tras los mismos, Alejandro mantenía estrechas relaciones, no sólo de amistad, con Hefestión, al que conocía desde la niñez. Frío y distante para las relaciones amorosas, albergaba, sin embargo, hacia Hefestión una tierna y apasionada inclinación que provocaba el recelo, la desconfianza y el repudio de sus dos jóvenes y bellas esposas. ¿Pudo alguna de ellas concebir una terrible venganza para ambos amantes? ¿Fue el veneno, ofrecido por frágil mano, la causa del magnicidio? Lo cierto es que ocho meses separan la muerte de ambos amigos. Uno y otro enferman tras comer y beber desmesuradamente.
Con menos vigilancia sobre su persona y por tanto más vulnerable, Hefestión pudo recibir una mayor dosis de veneno y su vida se extinguió en cuestión de horas. Rodeado de una corte de refinados prohombres asiáticos, perfectamente conocedores de los dañinos productos que se le podrían suministrar, la siniestra asesina -todo apunta a Roxana, oscura y rencorosa- se vería precisada a suministrar el veneno en pequeñas cantidades, lo cual explica que la agonía de Alejandro se prolongase durante, al menos, quince días.
Sustentador de esta última teoría, Graham Phillips, comisario de Scotland Yard, ha investigado el caso como si de un crimen reciente se tratara. El proceso de análisis llevado a cabo ha quedado recogido en un libro del que es autor el mencionado comisario: “Alejandro Magno, asesinato en Babilonia”. Phillips se halla plenamente convencidode que fue la estricnina el veneno empleado por la despechada esposa.


Los tres últimos deseos de Alejandro El Grande

Encontrándose al borde de la muerte, Alejandro convocó a sus generales y les comunicó sus tres últimos deseos:
1 – Que su ataúd fuese llevado en hombros y transportado por los mejores médicos de la época.
2 – Que los tesoros que había conquistado (plata, oro, piedras preciosas), fueran esparcidos por el camino hasta su tumba, y…
3 – Que sus manos quedaran balanceándose en el aire, fuera del ataúd, y a la vista de todos.
Uno de sus generales, asombrado por tan insólitos deseos, le preguntó a Alejandro cuáles eran sus razones.
Alejandro le explicó:
1 – Quiero que los más eminentes médicos carguen mi ataúd para así mostrar que ellos NO tienen, ante la muerte, el poder de curar.
2 – Quiero que el suelo sea cubierto por mis tesoros para que todos puedan ver que los bienes materiales aquí conquistados, aquí permanecen.
3 – Quiero que mis manos se balanceen al viento, para que las personas puedan ver que vinimos con las manos vacías, y con las manos vacías partimos, cuando se nos termina el más valioso tesoro que es el tiempo.
Al morir nada material te llevas,
“EL TIEMPO” es el tesoro más valioso que tenemos porque Es Limitado. Podemos producir más dinero, pero no más tiempo…

jueves, 13 de octubre de 2011

SERGE GAINSBOURG....JE SUIS VENU TE DIRE




Vine a decirte que me voy

Vine a decirte que me voy
Y tus lágrimas no podrán cambiar nada
Como bien dijo Verlaine “con el viento malvado”
Vine a decirte que me voy

Tu te acuerdas de los días de antes y lloras,
te sofocas, te pones pálida ahora que llega la hora
De los adioses para nunca más
Sí, me duele tanto
tener que decirte que me voy

Sí, te amaba, sí, pero
Vine a decirte que me voy
Y tus largos sollozos no podrán cambiar nada
Como bien dijo Verlaine “con el viento malvado”
Vine a decirte que me voy

Tu te acuerdas de los días felices
Y lloras, sollozas, gimes ahora que llega la hora
De los adioses para nunca más
Sí, me duele tanto decirte que me voy
Porque tu me lo diste todo...


GIORGIO DE CHIRICO, el metafísico que influyó en los surrealistas

"No hay que olvidar que un cuadro debe ser siempre el reflejo de una sensación profunda y que profundo significa raro y que raro significa no conocido o completamente desconocido" GIORGIO DE CHIRICO


Giorgio de Chirico



Giorgio de Chirico, es un pintor que nace en Grecia el 10 de julio de 1.888, hijo de Italianos e influenciado indudablemente, por la cultura de sus padres. Su mérito no sólo se limita al mundo de las artes plásticas, sino que – para mi asombro – este caballero es nada más y nada menos, que el fundador del movimiento artístico Scuola metafísica. 



BAÑISTAS EN LA PLAYA, 1934

HECTOR Y ANDRÓMACA 1917
LA INCERTIDUMBRE DEL POETA, 1913




PLAZA DE ITALIA


Estudió arte en Atenas y Florencia, antes de mudarse a Alemania en 1.906, donde ingresó en la escuela de bellas artes de Munich.



Allí entró en contacto con las obras de los filósofos Nietzsche y Arthur Schopenhauer, además de estudiar las obras de Arnold Böcklin y Max Klinger.
Volvió a Italia en el verano de 1909 para pasar seis meses en Milán. A principios de 1910 se mudó a Florencia nuevamente, donde pintó "El enigma de una tarde de otoño", la primera de sus obras de la serie "Plaza metafísica", después de una experiencia personal en Piazza Santa Croce. En Florencia pintó también "El enigma del oráculo".


Al año siguiente, De Chirico pasó algunos días en Turín, de camino a París, y quedó impresionado por lo que llamó "el aspecto metafísico de Turín" que se apreciaba en la arquitectura de sus arcadas y plazas. De Chirico vivió en Paris hasta su alistamiento en el ejército en mayo de 1915, durante la Primera Guerra Mundial.


LAS MUSAS INQUIETANTES, 1916


LA COMEDIA Y LA TRAGEDIA





EL HIJO PRÓDIGO, 1922



LA CONQUISTA DEL FILÓSOFO, 1914




LA TORRE DE CHIRICO


LA ESTATUA SILENCIOSA, (ARIADNA)


Los cuadros que De Chirico realizó entre 1909 y 1914 son los que le han dado más reconocimiento. Este período se conoce como el período metafísico. Las obras destacan por las imágenes que evocan ambientes sombríos y abrumadores. A principios de este período, los modelos eran paisajes urbanos inspirados en las ciudades mediterráneas, aunque gradualmente, la atención del pintor se fue desplazando hacia estudios de cuartos atiborrados de objetos, a veces habitados por maniquíes.





LAS CALABAZAS, 1919
EL ENIGMA DE UN DÍA, 1914


ESTACIÓN MONTPARNASSE, 1914


LA ALEGRÍA DEL REGRESO, 1915


LA TORRE, 1913



Casi de inmediato, el escritor Guillaume Apollinaire alabó el trabajo de Chirico y lo ayudó a presentarlo al grupo que más tarde se dedicaría al surrealismo. Yves Tanguy escribió en 1922, que quedó tan impresionado al ver una obra de De Chirico en un aparador de una galería, que decidió en ese momento convertirse en artista, aún sin haber tocado un pincel en su vida. Otros artistas que han reconocido la influencia que han recibido de Giorgio de Chirico son Max Ernst, Salvador Dalí y René Magritte. Se considera a De Chirico una de las mayores influencias sobre el movimiento surrealista.


De Chirico abandonó posteriormente el estilo metafísico y realizó varias obras con un mayor realismo, las cuales tuvieron un éxito modesto. De Chirico también publicó una novela en 1925, llamada "Hebdómero, el Metafísico". 


Muchos críticos artísticos dicen que en la mayoría de sus obras, se aprecia esa disconformidad por la falta de la figura paterna y que la muerte de su padre, 
acaecida en 1905, queda reflejada claramente en el desasimiento y la angustia de sus espacios pictóricos con esa resistencia inconsciente a aceptar este hecho: 

"Yo lucho en vano contra el hombre de los ojos suspicaces y enormemente dulces que se liberaba dulcemente de todos mis abrazos, sonriendo, alzando apenas los brazos. Mi padre aparecía así en mis sueños", escribió más tarde en sus Memorias. 


Muere en Roma el 20 de Noviembre de 1978.




FUENTES:

http://www.artehistoria.jcyl.es

http://lahamacadelpensador.blogspot.com

http://caxigalinas.blogspot.com



miércoles, 12 de octubre de 2011

TAWARAYA SOTATSU


Tawaraya Sotatsu, -contemporáneo de Velázquez- fue un gran maestro de la pintura japonesa de biombos ; cultivó esa delicada tradición hasta su muerte en 1647; su originalidad consistía en mostrar una percepción nueva de las posiblilidades latentes en los temas antiguos.















Se le asocia con el comienzo del año 1600. Fue un artista japonés y cofundador de la escuela Rinpa de pintura Japonesa. Sus comienzos en la pintura están asociados con su fascinación por la cultura cortesana de Kioto. Pintó fondos de oro y plata para los escritos del calígrafo y diseñador Honami Koetsu. Era un artista destacado con los proyectos que incluyesen abanicos y biombos. Fue pionero en el contraste de color y lineas y fue quien popularizó la técnica tarashikomi (técnica que se realiza a partir de la creación de un color sobre otro vertiendo el primero mientras la pintura esté fresca). Destacó en la pintura monocromal puesto que, utilizaba la tinta como si se tratase de un color más y en muchos aspectos, podríamos decir que Tawaraya Sotatsu fue un artista futurista y atrevido, probablemente por ello, es que su nombre quedó en el legado de artistas que la cultura Nipona ha dejado para el mundo.





















http://lahamacadelpensador.blogspot.com

SENTIMIENTO DIVINO


EL BESO DE RODIN


Gozaré de tu cuerpo, espacio sagrado;
mujer  templo de la divinidad,
donde tu llama sagrada de diosa Afrodita
se entrega a  la intensidad de los placeres
de una  unión divina de amor.

Tu amor es alma que abraza y embriaga,
que desea y se pierde  en el gozo del amado,
miel insinuante de entrega
donde confluyen  los afluentes divinos
en  la irrupción de lo sagrado.

Al cruzar la orilla de la razón hacia el delirio,
asciendo al cielo de tu cuerpo y alma
para retornar a la tierra,
extasiado de poseerte
de encontrarte y perderte.

Víctor Manuel Guzmán Villena

Magnífico blog de Victor Manuel Guzmán....una delicia

http://medianochedesnuda.blogspot.com