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domingo, 28 de mayo de 2017

LEONOR FINI - EXCÉNTRICA, LIBRE, ONÍRICA ... UNA DELICIA DE MUJER

Los temas surrealistas son recurrentes, pero en su mano se convierten en un arma contra las convenciones sociales, incluso las de pertenencia a los grupos de élite de artistas.
Leonor Fini fue una autodidacta con conflictos para ser incluida en ningún grupo porque pintaba "cuadros que no existen y que desearía ver", según declara. 

Se la cree bisexual, aunque resistió toda clasificación. De hecho en una entrevista de 1982 confesó: "he experimentado con mujeres pero no deseo ser lesbiana". Nunca se casó y vivió en comunidad con dos varones, todo un provocación para su época. Siempre vivió en completa libertad sexual, autonomía y llena de voluptuosidad. Su mal temperamento y sus enfrentamientos y desafío con André Bretón por su "homofobia y misoginia" son proverbiales.

"Quiero que las imágenes salten de la pagina, quiero pintar los límites del potencial de expresión. Deseo expresar mas allá de lo que se ve".






Leonor Fini (Buenos Aires, 30 de agosto de 1907 -París; 18 de enero de 1996  

Pintora que crea su propio estilo con distintas influencias: surrealismo, simbolismo, prerrafaelismo, sin encajar en ninguno de ellos, a pesar de ser tomada como surrealista. Su mundo está compuesto de imágenes sugestivas, llenas de fantasía y símbolos, con una poderosa femineidad y un fino erotismo.

"Toda la pintura es erótica. Ese erotismo no tiene necesariamente que estar en el tema. Puede estar en la forma con que se pinta un ropaje, en el diseño de una mano, en un pliegue." 

Quizás esta frase, dicha por ella misma, sea una de las pautas que sirvan para aproximarse a su producción.

"Cuando la gente me pregunta qué hago yo respondo "yo soy". 

Semejante postura frente a la vida y al mundo no pudo más que reflejarse en su talento yen su obra, gran parte de la misma se desarrolla en un universo de mujeres autoritarias, decididas, libres sexualmente, femeninas y masculinas a la vez, etéreas pero férreas. 

Viviendo un tiempo sin tiempo, las figuras se comunican pero parece que existe un abismo entre ellas. Porque la relación no es verbal en sí, sino física, una relación de afinidad de género, vinculada con el sexo, con el poder, con la autosuficiencia. 






Nació en la ciudad de Buenos Aires, hija de Malvina Braun Dubich y Herminio Fini. 
La familia materna impidió en todo momento que Leonor se relacionara con su padre.


Autorretrato, 1941


En 1909 se mudaron a Trieste a vivir con su tío Ernesto Braun. El padre amenazó raptarla y la madre la vestía de varón para disimularla. 






En 1924 se trasladó a Milán y luego a París para realizar su vocación de artista. 

En la capital francesa, París, entró en contacto con otros artistas como Paul Éluard, Henri Cartier-Bresson (que la fotografió desnuda en 1933), Max Ernst (que fue su amante), Georges Bataille, Picasso, André Pieyre de Mandiargues, y Salvador Dalí. 





Fue amiga de Jean Cocteau, Giorgio de Chirico y Alberto Moravia. 

Pintó diversos retratos como los de Jean Genet, María Félix, Anna Magnani, Margot Fonteyn, Alida Valli, Suzanne Flon, Silvia Monfort y Leonora Carrington. 






También se dedicó al diseño de vestuario y decorados para obras de teatro. Diseñó el envase del perfume "Shocking" para la diseñadora italiana Elsa Schiaparelli. 







En la década de los años 70 escribió tres novelas (Rogomelec, Moumour, Contes pour enfants velu y Oneiropompe). 





Fini fue también una destacada ilustradora en obras de Edgar Allan Poe, Marcel Aymé o el marqués de Sade (« Histoire de Juliette», 1945). 









Tuvo muestras retrospectivas en Bélgica (1965), Tokio (1972) y París (1986). 

Pasó la mayor parte de su vida en París, donde entró en contacto con el círculo de artistas surrealistas, del cual formó parte. 










La particular visión de Fini del universo surrealista se concreta en ricos lienzos donde interpretaciones de un figurativismo daliniano nos aproximan a los ricos mundos oníricos de Delvoix o de Chirico. 

Fue una artista autodidacta que creció a la sombra de la rica biblioteca de su tío, en la que descubrió a Aubrey Beardsley, Gustav Klimt y el universo de los prerrafaelistas. 














Estas lecturas, junto con sus visitas a los museos, forjaron su gusto por los espacios con referencias ensoñadoras que tan bien encajaron en el movimiento surrealista. 

Muchas de sus últimas pinturas juegan con las fantasías eróticas y la muerte. 

Fue calificada de lesbiana y bisexual, calificativos que rechazó de la misma manera que había rechazado que su obra fuera surrealista. 








  



Fini se casó una sola vez y por un corto tiempo con Federico Veneziani. Tuvo romance con el conde y diplomático Stanislao Lepri, y luego con el escritor Konstanty Jeleński, 


Considerada una artista relevante del siglo XX, llama la atención por ser una de las pocas mujeres artistas cuya figura no está ligada a la de un hombre. 






Esto se nos hace singular porque en la mayoría de las ocasiones, en la época en que vive Fini, las artistas además de realizar un trabajo creativo son, la mujer de, la compañera de, o simplemente la amante de algún pintor o artista-hombre. 

También posiblemente por esto, por el hecho de ser una figura sin ligadura alguna a un hombre, es mucho menos conocida. 








Fuentes: 



domingo, 7 de mayo de 2017

ÁNGELES SANTOS - PINTORA SURREALISTA ESPAÑOLA

"Un Mundo", 1929


ÁNGELES SANTOS

Bien es sabido que nunca, ni siquiera hoy en día, se ha valorado igual la obra de los artistas masculinos y femeninos. Pues bien, este es un buen momento para poner en su lugar la figura de Ángeles Santos, una pintora que merece un lugar privilegiado en el Olimpo de la pintura surrealista española.

Ángeles Santos (Gerona, 1911-2013) fue una de las más importantes pintoras españolas. En 1929, con tan solo 18 años firmó las que está consideradas como sus grandes obras: "Tertulia" y "Un mundo", óleos de grandes dimensiones y trazo surrealista que luce en las paredes del Reina Sofía de Madrid, de forma permanente.


Dijo sobre su cuadro "Un Mundo":

"Lo pinté en Valladolid. Yo le dije a papá: "Quiero pintar el mundo. Todo lo que yo he visto". Él encargó una pieza entera de lienzo a Madrid. 
Cuando lo recibimos lo clavamos con chinchetas en la pared de mi habitación. Era una tela muy grande y cuadrada. Al principio no sabía cómo llenarla, pero iba a pintar algo en ella. Luego ya inventé. En lugar de representar la tierra redonda la hice cuadrada, en planos, porque yo había leído sobre el cubismo y me resultaba más fácil ir colocando las cosas. Entonces leía mucha poesía de Juan Ramón Jiménez, de Baudelaire, y a todos ellos me los imaginaba como unos seres espirituales. Después cuando conocí a algunos y me decepcioné.."


A finales de los años 20 con sus dos primeros cuadros, Ángeles revolucionó la pintura española y tuvo a sus pies a intelectuales y artistas de la época, como Federico García Lorca, Jorge Guillén y Ramón Gómez de la Serna, con quién mantenía una activa correspondencia.



"Tertulia", 1929


"La tertulia" es una de sus obras más conocidas. Cuatro mujeres modernas de cuerpos estilizados, se relajan en una salita, leyendo y fumando, cada una a lo suyo, sin comunicarse entre sí. El cuadro es opresivo y claustrofóbico, apenas hay espacio alrededor de las figuras, que quedan comprimidas dentro de los límites del lienzo.


Otras obras suyas:


La tierra [Pueblo primitivo] (1929)

Autorretrato


Niña durmiendo [Pensativa] (1929)
Un muerto [La Niña muerta. Héroe muerto] (1930)

Autorretrato, 1928 (detalle)

Vaso [El vaso de vino] (1928)

Niños en el jardín (1928)


Sueño [Alma que huye de un sueño] (1929)


La extraña pintura Alma que huye un sueño tenía que ver con versos de García Lorca y representa algo muy enraizado con su manera de sentir. El cuerpo de esta niña aparece como un estuche que se ha roto por la mitad y dejar salir el alma, la sombra del cuerpo se proyecta, no la del alma que se escapa y enciende los luceros al amanecer. Estas almas que huyen tiene quizás que ver con esa angustia suya por lo inalcanzable que atraviesa lo mejor de su obra.




Habitación (c. 1930)


Tras el Fauvismo, el Futurismo, el Expresionismo más radical, se creó una necesidad de volver al orden, de recuperar una mirada clásica, que acabará dando lugar a una serie de nuevos realismos que se extienden por Europa. 

Se originará una reconstrucción de la imagen real, de la imagen persuasiva después de los descoyuntamientos de la imagen abstracta o cubista, dando lugar a una nostalgia de la imagen visual, reconocible pero que ya no sería la misma que se manejaba en las academias antiguamente, sino una imagen con un halo de misterio, un clima metafísico, un clima inquietante como característica de este movimiento.






La figura de Ángeles Santos es comparada por Plaza Santiago con la de Van Gogh, por cuanto "produce su obra más esencial en un periodo de unos dos años para después suicidarse, mientras que María Ángeles afortunadamente no termina de manera tan trágica, pero en su período creativo podemos encontrar analogías; una crisis psicológica muy fuerte y su traslado a un sanatorio psiquiátrico de Madrid".


En su caso existe un vehículo que transmite esa fuerza, se trata de un libro esencial para entender esta pintura y a quienes la cultivaron. 

Se trata del libro Realismo mágico: Post-expresionismo: los problemas de la más reciente pintura europea, obra realizada en 1925 por Franz Roh. 

Muy pronto (1927) se tradujo al español por Fernando Velasco en la revista “Occidente”, produciendo un impacto sorprendente al dar a conocer un mundo prácticamente inédito que se conectaría con ese “realismo mágico” y a su vez con la tendencia denominada como “le rappel à l´ordre” o “la vuelta al orden” frase que se atribuye al pintor André Derain, donde se ponía freno a una cadena de rupturas radicales que habían marcado la pintura occidental desde 1914.



Fuente: