Guillaume Seignac. La Paresseuse |
Veintiún poemas de amor
I
Por toda esta ciudad, donde las pantallas parpadean
con pornografía, con vampiros de ciencia ficción,
con mercenarios victimizados doblándose bajo el látigo,
nosotras además tenemos que caminar… tan simple como caminar
entre la basura mojada y las crueldades de nuestros propios barrios
que salen en la tapa de los diarios.
Necesitamos llegar a entender nuestras vidas como algo inseparable
de esos sueños rancios, esos estallidos de metal, esas desgracias
y de la roja begonia centelleando peligrosamente
en el balcón de un edificio de seis pisos,
o de las chicas jóvenes de piernas largas jugando a la pelota
en el patio de la secundaria.
Nadie nos imaginó. Queremos vivir como árboles,
plátanos brillando en el aire sulfúrico
manchados de cicatrices, pero floreciendo con exuberancia,
nuestra pasión animal plantada en la ciudad.
Adrienne Rich, (1929 - 2012).
(...) Vine a explorar el naufragio.
Las palabras son propósitos.
Las palabras son mapas.
Vine a ver el daño hecho
y los tesoros que prevalecieron.
Apunté el haz de luz de mi lámpara
despacio a lo largo del costado
de algo más permanente
que los peces o las algas
a aquello por lo que vine:
el naufragio y no la historia del naufragio,
la cosa en sí misma y no el mito
la cara ahogada mirando siempre
hacia el sol
la evidencia del daño
deteriorada por la sal y el vaivén hasta ser esta belleza harapienta
las costillas del desastre
curvando su afirmación
entre los espíritus inciertos (..)
(fragmento de su poema "buceando hasta el naufragio")
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