Henri Matisse, 1939 |
Ya nunca más diré: "Todo termina",
sino: "Sonríe, alma, y comencemos".
En nuevas manos pongo nuevos remos
y nuevas torres se alzan de la ruina.
Otra alegre mañana determina
el corazón del mundo y sus extremos.
Juntos, alma, tú y yo inauguraremos
este otro amor y su preciosa espina.
Para mirar mi muerte atrás miraba
y encontré renaciente la llanura
y sellada la boca de mi herida.
Ni el nombre sé yo ya de quien amaba,
desmemoriado y terco en la aventura
de que quien me mató me dé la vida.
ANTONIO GALA