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jueves, 25 de abril de 2013

SEGUNDA CARTA DE HENRY MILLER A ANAÏS NIN




Anaïs Nin y Henry Miller se conocieron en 1931, ella tenia 28 años y él 40. Se atraen y seducen mediante la inteligencia y el plano físico. Se hacen amantes.
En 1939 Miller y Nin abandonan París huyendo de la 2° Guerra Mundial. En Nueva York escriben juntos relatos eróticos. Henry decidió mudarse a California y pidió a Anaïs que se mudase con él pero ella nunca quiso separarse de su marido, Hugh Guiler, un banquero próspero y sobreprotector. Miller estaba casado con June Mansfield, que a su vez, también fue amante de Anaïs, dando lugar a uno de los triángulos eróticos y emocionales más polémicos del siglo XX.



Queridísima Anaïs:

Quiero decir que no puedo ser absolutamente leal, no está dentro de lo que soy capaz. Me gustan las mujeres, o la vida, demasiado… No sé cual de las dos cosas. Pero ríe, Anaïs. Me encantaría oírte reír. Eres la única mujer que tiene un sentido de la alegría, una sabia tolerancia; no, es más, parece que me instas a que te traicione. Por eso te amo. Y ¿qué es lo que te lleva a hacer eso, el amor? Es hermoso amar y ser libre al mismo tiempo.
No sé lo que espero de ti, pero es algo parecido a un milagro. Te voy a exigir todo, hasta lo imposible, porque me animas a ello. Eres realmente fuerte. Me gusta incluso tu engaño, tu traición. Me parece aristocrático (¿suena inapropiada la palabra aristocrático en mi boca?).

Sí, Anaïs, pensaba en como traicionarte, pero no puedo. Te deseo. Quiero desnudarte, vulgarizarte un poco… no sé, ay, lo que me digo. Estoy un poco bebido porque tú no te encuentras aquí. Me gustaría dar una palmada y Voilà, ¡Anaïs! Quiero que seas mía, usarte, follarte, enseñarte cosas. No, no siento aprecio por ti, ¡no lo permita Dios! Tal vez quiera hasta humillarte un poco, ¿por qué? ¿por qué? ¿por qué no me arrodillo ante ti y te adoro? No puedo, te amo alegremente ¿Te gusta eso? Y querida Anaïs, soy tantas cosas. Ves solamente las cosas buenas ahora, o al menos eso es lo que me haces creer. Quiero tenerte al menos un día entero conmigo. Quiero ir a sitios contigo, poseerte. No sabes lo insaciable que soy, ni lo miserable, además de egoísta.

Me he portado bien contigo. Pero te advierto, no soy ningún ángel. Pienso principalmente que estoy un poco borracho. Me voy a la cama; resulta demasiado doloroso permanecer despierto. Soy insaciable. Te pediré que hagas lo imposible. No sé lo que es. Probablemente tú me lo dirás. Eres más rápida que yo. Me encanta tu coño, Anaïs, me vuelve loco. Y tu manera de pronunciar mi nombre. ¡Dios mío, parece irreal! Escucha, estoy muy ebrio. No soporto estar aquí solo. Te necesito. ¿Puedo pedírtelo todo? Puedo ¿Verdad? Ven enseguida y fóllame. Descarga conmigo. Rodéame con las piernas. Caliéntame…”




Henry


Anaïs Nin (Diario íntimo)


miércoles, 24 de abril de 2013

LAS VENTANAS DE EDUARDO GALEANO EN LAS PALABRAS ANDANTES


Ventana, de Chagall

En su libro Las palabras andantes Eduardo Galeano recoge historias que escuchó y otras que se le ocurrieron mientras soñaba despierto. Galeano llama ventanas a las historias más breves, que no por ello dejan de estar llenas de significado. Estas son algunas de las que más me han gustado:


Ventana sobre la palabra

En lengua guaraní, ñe ê significa palabra y también significa alma.
Creen los indios guaraníes que quienes mienten la palabra, o la dilapidan, son traidores del alma.

Ventana sobre las dictaduras invisibles

La madre abnegada ejerce la dictadura de la servidumbre.
El amigo solícito ejerce la dictadura del favor.
La libertad de mercado te permite aceptar los precios que te imponen.
La libertad de opinión te permite escuchar a los que opinan en tu nombre.
La libertad de elección te permite elegir la salsa con que serás comido.

Ventana sobre la nuca

Las cosas son dueñas de los dueños de las cosas y yo no encuentro mi cara en el espejo. Hablo lo que no digo. Estoy, pero no soy. Y subo a un tren que me lleva adonde no voy, en un país exiliado de mí.

Ventana sobre la cara

¿Una máquina boba?
¿Una carta que ignora su remitente y equivoca su destino?
¿Una bala perdida, que algún dios ha disparado por error?
Venimos de un huevo más chico que una cabeza de alfiler, y habitamos una piedra que gira en torno de una estrella enana y que contra esa estrella, a la larga, se estrellará.
Pero hemos sido hechos de luz, además de carbono y oxígeno y mierda y otras cosas, y al fin y al cabo estamos aquí desde que la belleza del universo necesitó que alguien la viera.



Ventana sobre la muerte

Helena Villagra no podía abrir los ojos. Los ojos le ardían. Se 
restregaba los párpados y se le salían las pestañas y también las 
cejas se le salían. Ella estaba en un cine. Cuando por fin conseguía 
mirar, veía una pantalla negra.

Ventana sobre la palabra (VI)

La A tiene las piernas abiertas.
La M es un subibaja que va y viene entre el cielo y el infierno.
La O, círculo cerrado, te asfixia. 
La R está notoriamente embarazada. 
Todas las letras de la palabra AMOR son peligrosas, comprueba Romy 
Díaz-Perera.
Cuando las palabras salen de la boca, ella las ve dibujadas en el aire.

Ventana sobre la historia universal

Hubo una vez que fue la primera vez, y entonces el bicho humano se 
alzó y sus cuatro patas se convirtieron en dos brazos y dos piernas, 
y gracias a las piernas los brazos fueron libres y pudieron hacer casa 
mejor que la copa del árbol o la cueva de paso. Y habiéndose erguido, la 
mujer y el hombre descubrieron que se puede hacer el amor cara a cara y 
boca a boca, y conocieron la alegría de mirarse a los ojos durante el abrazo 
de sus brazos y el nudo de sus piernas.




Eduardo Galeano, Las palabras andantes, 1993 (libro en formato PDF)

sábado, 20 de abril de 2013

PESSOA ... HAY DOLENCIAS


Paul Gauguin, la vida y la muerte

Hay dolencias peores que las dolencias,
hay dolores que no duelen, ni en el alma
pero que son dolorosos más que los otros.
Hay angustias soñadas más reales
que las que la vida nos trae, hay sensaciones
sentidas sólo con imaginarlas
que son más nuestras que la misma vida.
Hay tantas cosas que, sin existir,
existen, existen demoradamente,
y demoradamente son nuestras y nosotros…
por sobre el alma el aleteo inútil
de lo que no fue, ni puede ser, y es todo.
La vida es nada.


viernes, 19 de abril de 2013

PIZARNIK EN SU DIARIO


Kees van Dongen


Simplemente yo no soy de este mundo... yo habito con frenesí la luna. No tengo miedo de morir; tengo miedo de esta tierra, agresiva. No puedo pensar en cosas concretas; no me interesan. Yo no sé hablar como todos. Mis palabras son extrañas y vienen de lejos, de donde no es, de los encuentros con nadie. ¿Qué haré cuando me sumerja en mis fantásticos sueños y no pueda ascender? Porque alguna vez va a tener que suceder. Me iré y no sabré volver.



Alejandra Pizarnik