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Barbara Perrine Chu |
Querer morirA veces
quiero morirme
para acabar con todo
de una vez,
no volver a hacer mi cama nunca,
no contestar otra carta nunca
ni regar las plantas,
ningún esfuerzo
de esos que hay que hacer
todos los días
para seguir viva.
Pero después
no me quiero morir.
las hojas cambian
y tengo que ver
el rojo y el dorado
una vez más,
una sola hoja amarilla
cayendo
bajo el sol
por última vez.
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Barbara Perrine Chu |
El trabajo de la felicidadPensé en la felicidad, en cómo se teje a diario
con el silencio de la casa vacía
y en que no es súbita ni gratuita
sino una creación, como el crecimiento de un árbol.
Nadie lo ve, pero detrás de la corteza
crece otro círculo en anillos que se expanden.
Nadie oyó a la raíz cavar más hondo en lo oscuro,
pero por ese trabajo hacia adentro el árbol se eleva
y sus penachos brillan, y sus hojas destellan.
Así, la felicidad se teje con la paz de las horas
y hunde sus raíces en lo profundo de la casa sola:
en el rincón, el busto antiguo; los frescos pisos encerados,
blancas cortinas que ondulan suave y continuamente
cuando libre se mueve el viento silencioso por el cuarto;
una biblioteca, una mesa y la pared blanqueada—
esos son los dioses de la casa, queridos y familiares,
aquí el trabajo de la fe puede hacerse mejor
y el árbol que crece es musical y verde.
Porque ¿qué es la felicidad sino crecer en paz,
el sentido atemporal del tiempo cuando los muebles
pasaron toda una vida en el mismo lugar
y los viejos sueños, así como el viento al moverse, agitan
las hojas de la felicidad presente?
Nadie ha oído una mente ni escuchado un pensamiento
pero donde alguien vivió en introspección
el aire queda cargado de bendiciones, y bendice;
las ventanas miran a las montañas y las paredes son amables.
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Barbara Perrine Chu |
No dejes venir ningún viento
Encontraste palabras para esto y lo llamaste amor:
pero cuando tu mejilla estaba contra la mía como una
hoja con otra, no era amor;
Y cuando cedí a vos, no fue
por amor. Desde lo más profundo de la mente
llegó, tan suave como un árbol que florece,
una luz como pétalos cayendo en lo ciego
Vi la vida crecer en mí y plegarse.
Y ahora tengo un cuerpo que nadie tuvo,
y ahora tengo un corazón que antes tuvo
solamente el ala de una polilla en el hueso,
solamente el corazón de una polilla que latía en el centro.
No es menos que el amor que vi abrirse como una
flor en tu beso, no es menos.
(Traducción de todos los poemas: Diana Bellessi)
MAY SARTON (BÉLGICA, 1912-1995)
"Profundidad lírica y una asombrosa artesanía en la transparencia caracterizan la poesía de May Sarton.
Consistencia, coherencia entre vida y obra, le aseguran un diálogo perdurable con sus lectores, más allá de la ceguera crítica de su época".
(Diana Bellessi)