George Owen |
En derredor del sol gira la tierra,
haciéndose, al girar, sombra a sí misma,
y en redor de mis propios sentimientos,
hallando sombra y luz, mi mente gira.
Yo no sé qué pensar; me alejo mucho
y otra vez vuelvo al punto de partida;
la luz de mi esperanza nunca muere,
y a impulsos del dolor siempre vacila.
Para soñar en mundos que no veo
me basta mi incansable fantasía,
y para comprender el que habitamos
no me bastan ni el alma ni la vista.
Sombras que ante la luz se desvanecen,
pasan mis ilusiones más queridas:
rocas fijas en medio de los mares,
duran mis penas grandes e infinitas.
CONCEPCIÓN DE ESTEVARENA, nació en Sevilla el 10 de enero de 1854 en el nº 21 de la calle Siete Revueltas.
Hija de una familia modesta su corta vida (22 años) estuvo marcada por la fatalidad. Huérfana de madre antes de los dos años, y de padre a los 21 años, contrajo la tubérculosis que le llevaría a la tumba.
Concepción, de salud frágil, se ve atraída por la lectura y empieza a contactar con los círculos literarios de la ciudad, fundamentalmente la casa de José De Velilla y Rodriguez, donde se celebran tertulias literarias.
A pesar de su juventud, y en contra de su padre, un hombre mayor y de mentalidad muy tradicional, le prohibía escribir poesía., escribió poemas en la misma línea del romanticismo que desarrolló Gustavo A. Béquer, Rosalía de Castro y Carolina Coronado. Los datos que se conservan de su vida proceden casi en exclusiva del “Prólogo” escrito por su amigo José De Velilla y Rodríguez en la edición póstuma de su obra “Últimas Flores”.
Ahí, José de Velilla afirma que el padre de Estevarena, le prohibía escribir así pues en su ausencia escribía los poemas en las paredes, los memorizaba y luego los borraba. La tertulia de la familia Velilla, en la calle de Manteros de Sevilla, fue sin duda un espacio de libertad creativa, donde conoció a lo más granado de la joven intelectualidad de la época, entre otros a Luis Montoto.
La escasez económica en que vivían obligó a Concepción a pedir limosna para enterrar a su padre tras su muerte en 1875 y a perder la casa en la que vivían para saldar las deudas.
Concepción de Estevarena no publicó en vida ningún poemario, aunque se calcula en 100 poemas su producción, dejando tan solo esporádicas colaboraciones en las revistas de la época como por ejemplo en "La Esfera" de Madrid, donde publica "Pasado y Porvenir" (1873), e incluso leyendo en actos públicos algunos de sus poemas.
Concepción prodigio de adelantamiento y madurez, firma composiciones en Sevilla cuando tiene diecinueve años y en Jaca lo hará en diez de las del libro impreso, desde diciembre de 1875 a mayo de 1876. En su temática está casi ausente, o del todo incomprensible en aquella sensible juventud, el tema amoroso. Y, en cambio, se halla fuertemente presente, explicado por la enfermedad tuberculosa, la idea de la fugacidad vital y de la muerte.
Fuente:
http://www.poetasandaluces.com/autor.asp?idAutor=80