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miércoles, 18 de abril de 2012

DESDE LO MÁS PROFUNDO DE MI CORAZÓN - KHALIL GIBRAN


PALOMA DE NUBES, MAGRITTE

♦ ♦ ♦

Desde lo más profundo de mi corazón, un ave subió
y voló hacia el cielo.
Cada vez más alto subía, pero cada vez más grande
crecía.
Al principio no era sino una golondrina, luego
una paloma, después un águila, más tarde tan enorme
como una nube de primavera, y, por último, llenó
los estrellados cielos.
Desde mi corazón, un ave voló hacia el cielo. Y creció
más grande conforme volaba. Pero no abandonó mi
corazón.


¡Oh, mi fe, mi sabiduría agreste y fuerte! ¿Cómo
volaría a tu altura y vería contigo el yo más grande
del hombre grabado sobre el cielo?
¿Cómo convertiría este mar de mi interior en neblina
para moverme contigo en el inconmensurable espacio?
¿Cómo puede un prisionero en el templo contemplar
sus cúpulas doradas?
¿Cómo se estirará el corazón de la fruta para envolver
también la fruta?


¡Oh, mi fe! Estoy encadenado tras estas cadenas
de plata y ébano, y no puedo volar contigo.
Desde mi corazón subes hacia el cielo y es mi corazón
el que te agarra, y yo estaré contento.

* * *

KHALIL GIBRAN, poeta libanés (1883-1931). El precursor: parábolas y poemas, 1920. Una Antología ilustrada.


lunes, 16 de abril de 2012

LA MUJER LIBRE - EMMA GOLDMAN


La pequeñez separa, el aliento une, seamos amplias y grandes.
Emma Goldman 








La mujer libre.

El gran defecto de la emancipación en la actualidad estriba en su inflexibilidad artificial y en su respetabilidad estrecha, que produce en el alma de la mujer un vacío que no deja beber de la fuente de la vida. En una ocasión señalé que parece existir una relación mas profunda entre la madre y el ama de casa del viejo estilo, aun cuando esté dedicada al cuidado de los pequeños y a procurar la felicidad de los que ama, y la verdadera mujer nueva, que entre esta y el termino medio de sus hermanas emancipadas. Las discípulas de la emancipación pura y simple pensaron de mi que era una hereje digna de la hoguera. Su ceguera no les dejo ver que mi comparación entre lo viejo y lo nuevo era simplemente para demostrar que un gran numero de nuestras abuelas tenían mas sangre en las venas, mas humor e ingenio, y, por supuesto, mucha mas naturalidad, buen corazón y sencillez, que la mayoría de nuestras profesionales emancipadas, que llenan los colegios, aulas universitarias y oficinas. Con esto no quiero decir que haya que volver al pasado, ni que condene a la mujer a sus antiguos dominios de la cocina y los hijos.

La salvación esta en el avance hacia un futuro mas brillante y mas claro. Necesitamos desprendernos sin trabas de las viejas tradiciones y costumbres, y el movimiento en pro de la emancipación de la mujer no ha dado hasta ahora mas que el primer paso en esa dirección. Hay que esperar que se consolide y realice nuevos avances. El derecho al voto y la igualdad de derechos civiles son reivindicaciones justas, pero la verdadera emancipación no comienza ni en las urnas ni en los tribunales, sino en el alma de la mujer. La historia nos cuenta que toda clase oprimida obtuvo la verdadera libertad de sus señores por sus propios esfuerzos. Es preciso que la mujer aprenda esa lección, que se de cuenta que la libertad llegara donde llegue su capacidad de alcanzarla. Por consiguiente, es mucho mas importante que empiece con su regeneración interior, que abandone el lastre de los prejuicios, de las tradiciones y de las costumbres. La exigencia de derechos iguales en todos los aspectos de la vida profesional es muy justa, pero, después de todo, el derecho mas importante es el derecho a amar y ser amada. Por supuesto, si la emancipación parcial ha de convertirse en una emancipación completa y autentica de la mujer, deberá acabar con la ridícula pretensión de que ser amada, convertirse en novia y madre, es sinónimo de esclava o subordinada. Tendrá que terminar con el estúpido concepto del dualismo de los sexos, o de que el hombre y la mujer representan dos mundos antagónicos.

La mezquindad separa y la libertad une. Seamos grandes y desprendidas y no olvidemos los asuntos vitales, agobiadas por las pequeñeces. Una idea verdaderamente justa de la relación entre los sexos no admitirá los conceptos de conquistador y conquistada; lo único importante es darse a si mismo sin limites para encontrarse mas rico, mas profundo y mejor. Solamente eso puede llenar el vacío y transformar la tragedia de la mujer emancipada en una alegría sin limites.


domingo, 15 de abril de 2012

LA GIRALDA - ALMINARES, ALMOHADES, KUTUBIYYA



La Kutubiya al atardecer. Marrakech

Desde el siglo XI el verdadero poder de Al-Andalus se desplaza hacia el sur, fruto de la combinación de tres factores: la debilidad de los reinos de Taifas creados tras la ruptura del califato de Córdoba, el apogeo cristiano de los reinos del norte que generarán una cada vez mayor presión y la aparición de movimiento islámicos rigoristas en la zona interior de Marruecos, en torno al Atlas: los almorávides y los almohades.
En este complejo panorama, y tras la conquista de Toledo por Alfonso VI, unos aterrorizados reinos de taifas piden ayudan a sus correligionarios que ya dominan gran parte del Magreb.
Primero serán los almorávides que infringirán a Alfonso VI una gran derrota en Zalaca (Sagrajas). Tras un dominio y unificación de los reinos de taifas, una nueva oleada procedente de Marruecos volverá a cruzar el estrecho.
Se trata de los almohades, movimiento de rigurosa religiosidad que volverán a parar el avance cristiano en Alarcos y, siguiendo la estrategia almorávide, tendrán como gran capital del norte a Sevilla.

La Giralda desde el Patio de los Naranjos

El arte almohade parte de dos premisas: una menor decoración, prefiriendo los materiales pobres como el ladrillo y los pilares frente a las columnas, y el manejo de nuevos repertorios arquitectónicos ya propios (mezquitas con plantas en T, con una nave paralela a la quibla, los paños de sebka o redes de rombos, los arcos de cortina con redientes, los arcos de herradura apuntados…), ya de origen oriental (como los mocárabes o estalagmitas de yeso, aunque Oleg Grabar niega su origen iraní y piensa en una creación propia, simultánea a la oriental).


Arco polilobulado entrecruzado, origen del arco de cortina posterior. La Giralda


.

Además de las construcciones militares sus grandes obras son los alminares o minaretes de sus tres grandes mezquitas: la Kutubiya (de los libreros) en Marrakech, la Giralda de Sevilla o la torre de Hassan en Rabat.
De las tres sólo la Kutubiya mantiene su aspecto original. Destaca por su enorme altura que se eleva sobre la ciudad, así como su falta de escalonamiento (los modelos anteriores como el de Córdoba, desaparecido, o la de Kairauam, usaban un cierto escalonamiento de volúmenes).




Frente a ellas la Kutubiya se alza sólo en dos cuerpos, con escasos vanos. En ella ya podemos encontrar todos los elementos decorativos típicos del estilo (arcos polilobulados, de cortina, con mocárabes…), así como su forma constructiva (un machón central en torno al que sube una suave rampa). Su parte alta, coronada por un cuerpo más estrecho y cubierto con una bóveda gallonada, nos puede servir para hacernos una idea de cómo estarían coronadas las dos restantes.


Kutubiya

La de Hassan quedó inconclusa y sólo podemos observar la parte baja de su alminar en el que se insiste con mayor intención en la decoración de paños de sebka.

El tercer ejemplo, la Giralda, es una de las más afortunadas combinaciones artísticas de la historia, pues si toda su parte baja corresponde a los almohades, las balconadas y el remate superior de las campanas es renacentista.



Giralda. Sevilla
.
Se trataba del alminar de la gran mezquita de la ciudad, del que sólo resta el patio de los naranjos y una extraordinaria puerta de acceso. El resto fue derribado para construir la catedral mayor de España (realizada en gótico final o flamígero).


Patio de los Naranjos desde la Giralda. Sevilla

Para hacernos una verdadera idea de su forma original deberíamos completarla con la parte alta de la Kutubiya que veíamos anteriormente, con un cuerpo estrecho rematado por cuatro bolas que la tradición quiere de oro en vez del actual Giraldillo, exquisita veleta de rasgos manierista.


Otro de los rasgos exclusivos de esta construcción es el mantenimiento de tradiciones anteriores (como los capiteles trepanados de origen califal, quizás reaprovechados en algunos casos)


Capitel trepanado (agujereado para producir claroscuro) típico de lo califal. La Giralda.


Y la creación de nuevas formas que luego recogerá la arquitectura nazarí, como los arcos festoneados en su intrados rizados (en la parte interna del arco) visibles en la puerta del patio


Puerta patio naranjos. Sevilla.