El género, esa gran barrera que nadie se cuestiona, al igual que tampoco se hace con los roles de género. Si dijésemos que el género no existe, seguramente llegásemos a hacernos cruces de tal modo que nos desmontaría el universo conocido, entendiéndose como la forma de relacionarnos con nuestro congéneres. El género no existe mas allá de que es un concepto cultural.
El hecho de decir, que no existen las mujeres ni los hombres, supondría un replanteamiento de todo lo conocido. Y es que jamás existieron, no mas allá de diferenciarnos por nuestras distintas morfologías biológicas que se expresan en roles por formas impuestas como marca el libro no escrito de la sociedad, lo que debe ser y como comportarte como “mujer” u “hombre” con respecto al cuerpo en el que naces.
La sociedad impone unos roles de género desde antes de que nazcamos:¿será niña o niño?, se preguntan la mamá y el papá. Ya eligen el rosa o el azul celeste, el balón o la muñeca.
Desde ese mismo momento ya se nos marca, desde antes de que tengamos conciencia, con una cruz o flecha, con un nombre, una estética, unos modales y unas formas de comportamiento que deben ser acordes con nuestro cuerpo, que leído como mujeres u hombres deberán comportarse de tal o cual manera, sin salirse de la línea marcada.
Al igual que el estigma de la religión cuando nos bautizan. Pero, la diferencia es bien distinta aunque un símil, como se puede observar. Si reniegas de la religión nadie te mirará mal, si reniegas de tu género impuesto serás marimacho, machota, hombrona, camionera, invertida o marica, afeminado, sisi o cualquier otro calificativo despectivo, siempre desde la concepción que los otros, consideran correcto o no.
Violando así la diversidad de género de cada persona y su forma de expresarla y vivirla con violencia psicológica y/o física, marginalidad, indiferencia,.... y hasta asesinato contra quien difiere de la opaca visión de la sociedad o se revela contra ella.
Hay quienes dicen: “-Si no existen las mujeres y los hombres tampoco existe la violencia ejercida por cuestiones de género, y esa violencia es palpable día a día. ¿Niegas la violencia de género?”
La violencia de género no existe, existe la violencia que se ejerce por haber nacido en un cuerpo o personalidad vulnerable por el autoritarismo de la otra persona, porque los agresores asumen que ese cuerpo es débil y como tal se le trata por los mismos y con el aval de una sociedad que diferencia a las mujeres de los hombres sólo por sus diferencias biológicas. Todo esto es una batalla de violencia psicológica y/o física por conquistar al cuerpo vulnerable, no siendo una cuestión de género o machismo, sino de autoritarismo..
Conozco multitud de casos de parejas gay's y lesbianas donde se ha ejercido violencia de pareja desde uno hacia la/el otro, con golpes y palizas. Al igual que la televisión nos muestra a diario en parejas heterosexuales. ¿Sigue siendo entonces violencia de género? ¿o es violencia de pareja?
Como diría un famoso psicólogo/escritor argentino. Dice, más o menos así: “En la pareja siempre se juegan luchas de poder, que hay que saber igualar, por que en una pareja ambos son egoístas, ambos quieren hacer su voluntad y tienen que ceder ambos por igual”.
Si siempre cede la/el débil se reproduce la autoridad y sumisión, sea la pareja homosexual o heterosexual o de otras variantes.
Una vez explicado todo esto, y si me hice entender en mi postura de que el género no existe. Ahora explicaré cómo sin género no existe tampoco la homosexualidad ni la heterosexualidad, sino el deseo hacia una personalidad con una determinada morfología biológica y una práctica sexual que no tiene porque ser etiquetada.
Al no existir la mujer ni el hombre no queda cabida a replantearnos que existe la sexualidad tal como la concebimos, sino como una práctica entre dos personas con dos cuerpos que se desean y aman al margen de que sean vistos como mujeres u hombres.
Ahora que nuestra lucha esta en romper las desigualdades de la opresión del género al igual que las que generan las clases sociales, debemos luchar pues, contra el sistema opresor, para librarnos de las cadenas del género.
Mientras luchamos somos conscientes que debemos posicionarnos en un género concreto. Somos la resistencia de esta batalla contra las conciencias autoritarias, pero eso no significa que no queramos poner en práctica nuestras ideas y queramos destruir el género,, sino que es una estrategia que se visibilizará cuando fluya, en libertad, al igual que hacemos con el estado.
Así pues, luchar como mujer u hombre es una estrategia, al igual que la usada contra el estado, en las que nos valemos de reformar nuestra ideología anarquista para sobrevivir en el estado, sin querer volcarnos en el insurrecionalismo.
¡¡¡ Arriba los que luchan por un mundo mejor !!!
¡¡¡ La anarquia nos hará libres !!!