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lunes, 12 de junio de 2017

WILLIAM MORRIS - ARTE Y SOCIALISMO - AGITADOR SOCIAL QUE ANHELABA LA CONSTANTE ASPIRACIÓN A LA BELLEZA


"Además del deseo de producir cosas hermosas, la pasión rectora de mi vida ha sido y sigue siendo el odio hacia la civilización moderna". (William Morris)

Esta frase lapidaria, es la que nos saluda nada más coger este libro de William Morris (1934-1896). En él, el lector encontrará tres conferencias de este peculiar inglés: "Cómo vivimos y cómo podríamos vivir", "Trabajo útil o esfuerzo inútil" y "El arte bajo la plutocracia". 

William Morris, hijo inequívoco y rebelde de la revolución industrial, es un caso privilegiado. Nacido en 1834 y muerto en 1896, su vida transcurrió paralela al victorianismo que convirtió a Inglaterra en la fábrica del mundo y consagró la hipocresía como sustento moral de la sociedad.


En el siglo XIX, en Inglaterra, se levantaban cientos de fábricas que anunciaban la entrada a un nuevo mundo lleno de máquinas y humo, y donde muchos oficios quedarían desposeídos de su cometido de crear arte popular, belleza y satisfacción. De esto habló durante gran parte de su vida William Morris. Este renacentista se reveló ante el paisaje que veía que estaba construyendo el nuevo capitalismo industrial y denunció la vulgaridad que suponía la producción en masa y el imperio del diseño estandarizado.


Diseño textil de William Morris


El esteta y agitador social hablaba de la constante aspiración a la belleza, la realización personal a través del trabajo, la justicia social y la plenitud de la vida. 

El sistema de producción capitalista, como predijo, no ha prestado la más mínima atención a estos valores. Por eso el pensamiento de Morris tiene hoy la misma vigencia que el día que lo expresó en sus conferencias y lo escribió en sus ensayos hace casi dos siglos. Su aspiración a un trabajo que ennoblezca la vida humana en vez de empobrecerla y esclavizarla es, también, absolutamente actual.







Releyendo el libro he encontrado el siguiente texto que, a pesar de que tiene más de 100 años, me parece de lo más vigente:



".. Y de nuevo la palabra arte me lleva a plantearme mi última exigencia, y es que el ambiente material que nos rodee sea agradable, generoso y bello; sé que es una exigencia ambiciosa, pero les diré que, si no puede ser satisfecha, si toda comunidad civilizada no puede proporcionar ese ambiente a todos sus miembros, no quiero que el mundo prosiga; la existencia del hombre habrá sido mera miseria. No creo que, bajo las actuales circunstancias, sea posible hablar con demasiada vehemencia sobre este asunto. Pero estoy seguro de que llegará el día en que la gente encuentre difícil de creer que una comunidad rica como la nuestra y con tal dominio sobre la naturaleza exterior, haya podido someterse a una vida tan mezquina, andrajosa y sucia como la nuestra.

Y, de una vez por todas, no hay nada en nuestras circunstancias, salvo la persecución del beneficio, que nos arrastre a ello. Es el beneficio el que amontona a los hombres en enormes e imposibles aglomeraciones llamadas ciudades, por ejemplo; es el beneficio el que allí los hacina en barrios cerrados, sin jardines ni espacios abiertos; es el beneficio el que no toma la más mínima precaución contra la inmersión de distritos enteros en nubes de humos sulfurosos, que transforman hermosos ríos en inmundas cloacas; el que condena a vivir a todos, salvo a los ricos, apretujados en viviendas estúpidamente reducidas en el mejor de los casos, porque en el peor, no hay ni siquiera palabras para designar tal ruindad.

Me parece casi increíble que podamos soportar tan crasa estupidez; pero sé que no lo haríamos si pudiéramos remediarlo. No la soportaremos cuando los obreros se quiten de la cabeza que son un mero apéndice del proceso de creación de beneficios, que cuanto más beneficios se obtengan, mayores empleos y salarios más altos tendrán y que, por lo tanto, toda la inmundicia increíble, el desorden y la degradación de la civilización moderna son signos de su prosperidad; lejos de ello, son los signos de su esclavitud. 

Cuando hayan dejado de ser esclavos exigirán, como lo más natural del mundo, que cada hombre y que cada familia sea alojada con holgura; que cada niño pueda jugar en un jardín cercano a la casa de sus padres; que las casas, por su evidente decencia y orden, puedan ser ornamentos de la naturaleza y no desfiguraciones de ella, porque es casi seguro que la decencia y el orden mencionados, cuando lleguen a ser habituales, llevarán con casi toda certeza a la belleza en la construcción. 

Todo esto supondría, por supuesto, que las gentes –es decir, la sociedad en su conjunto- debidamente organizadas, en posesión plena de los medios de producción, no como propiedad individual, sino empleados por todos según lo exija la ocasión; y no sólo en esos términos es posible; en cualesquiera otros la gente será arrastrada a acumular riquezas privadas para sí misma, y la consecuencia será una vez más el derroche de los bienes de la comunidad y la perpetuación de la división de clases, lo que significa guerra y despilfarro continuos.." 


(William Morris. fragmento del libro Cómo vivimos y cómo podríamos vivir)




William Morris, escritor, poeta y artesano inglés, reformador social, diseñador y artista inglés que a través de su obra literaria, teórica y artística intentó la renovación de la cultura recuperando el espíritu de las artes y oficios medievales. Como diseñador y artesano, su obra ejercería gran influencia en el diseño de libros, en el arte de la impresión, en las artes visuales y en el diseño industrial del siglo XIX. Su ideario social, de signo utopista, quedó recogido en escritos teóricos y en novelas como "Noticias de ninguna parte". Fue un destacado activista del movimiento Arts and Crafts y simpatizante del prerrafaelismo.

Estuvo casado con Jane Morris (Jane Burden), musa de casi todos los cuadros de su amigo y pintor Dante Rossetti, musa de los prerrafaelitas.

En 1885 fundó la Liga Socialista y dirigió un diario de la misma, The Commonweal; pero, poco a poco, se convenció de que su buena fe era incompatible con la vida política. Abandonó entonces la Liga, apoyándola, sin embargo, románticamente hasta su muerte. De estos años son sus trabajos de tema social: dos novelas (una de ellas utópica, Noticias de ninguna parte) y los Chants for Socialists, que son una historia del socialismo.
El autor de estos tres libros fue un hombre que se caracterizó por una fuerza germinadora y generadora que es inevitable no admirar: poeta, articulista, ensayista, conferenciante, activista político, pintor y pionero en el diseño de tejidos. 

Facetas todas ellas, que en distintos niveles trabajaban al servicio de un mismo ideal: enfrentarse a la revolución industrial, reaccionar contra lo que ella estaba generando. Y es que Morris la acusa de haber convertido todo trabajo, toda producción, en un ejercicio que aniquila al individuo: de él sólo se espera que cubra su función en el engranaje de la fábrica, que repita siempre los mismos movimientos, que destierre toda creatividad. El resultado es una maquinización de la carne y del espíritu, un embrutecimiento que sólo es explicable desde los beneficios que aquel que no trabaja recoge.


Retratos, muebles, libros, carteles, textiles, joyas y poemas

Poema:

El amor es suficiente: 
aunque el mundo disminuya, y los bosques no tengan voces salvo la voz de la pena,
aunque el cielo sea demasiado negro para que los débiles ojos perciban el rubor dorado de las flores creciendo debajo,
aunque las colinas sean pilares de sombras, y el mar una maravilla oscura, y ese día dibuje un velo sobre todos los hechos pasados,
sus manos no harán temblar, sus pies no harán vacilar; el vacío no agotará ni el miedo alterará estos labios y estos ojos de amante y amado.


William Morris 



La bella Isolda (1858), mejor conocida como La reina Ginebra, es la única pintura al óleo conservada de William Morris


Diseños textiles





Alfombra de Lana Diseño William Morris

Tipografía de William Morris. Morris funda Kelmscott Press en 1891 donde produce trabajos originales así como reimpresiones de los clásicos, siendo su obra más conocida The Chaucer.


Walter El Dorado decide escapar de una vida de frustraciones y llega a una lejana y extraña tierra habitada por seres enigmáticos, enanos, doncellas, hombres, osos... al frente de una pequeña expedición de robinsones. Una genuina historia fantástica.





Manifiesto de la Socialist League (1885)


Morris comparte con los socialistas su idea de que la clase privilegiada, poseedora de los medios de producción, debe desaparecer: "Todos deben trabajar según su capacidad y producir así lo que consumen".

Incluso el autor propone una definición de socialismo, que retomará en numerosas ocasiones:

"Un estado de la sociedad en que no haya ni ricos ni pobres, ni dueños ni esclavos, ni ociosos ni oprimidos, ni intelectuales de mente enferma ni trabajadores de espíritu decaído; en una palabra, en la que todos los hombres vivan en igualdad de condiciones, se ocupen de sus asuntos si desperdiciar nada y con la convicción plena de que dañar a uno significa dañar a todos…, la realización de la palabra comunidad"


Diseño de William Morris (1862)


"El arte que he estado ayudando a crear se hundiría al morir los pocos que realmente nos preocupamos de él, y que una reforma artística basada en el individualismo está llamada a perecer con los individuos que la hayan iniciado".

viernes, 2 de junio de 2017

IDEA VILARIÑO - LA AUTENTICIDAD



"Todo es muy simple mucho
más simple y sin embargo
aún así hay momentos
en que es demasiado para mí
en que no entiendo
y no sé si reírme a carcajadas
o si llorar de miedo
o estarme aquí sin llanto
sin risas
en silencio
asumiendo mi vida
mi tránsito
mi tiempo".




Pierre-Auguste Renoir



Todo es muy simple mucho
más simple y sin embargo
aún así hay momentos
en que es demasiado para mí
en que no entiendo
y no sé si reírme a carcajadas
o si llorar de miedo
o estarme aquí sin llanto
sin risas
en silencio
asumiendo mi vida
mi tránsito
mi tiempo.



*****


Si muriera esta noche
si pudiera morir
si me muriera
si este coito feroz
interminable
peleado y sin clemencia
abrazo sin piedad
beso sin tregua
alcanzara su colmo y se aflojara
si ahora mismo
si ahora
entornando los ojos me muriera
sintiera que ya está
que ya el afán cesó
y la luz ya no fuera un haz de espadas
y el aire ya no fuera un haz de espadas
y el dolor de los otros y el amor y vivir
y todo ya no fuera un haz de espadas
y acabara conmigo
para mí
para siempre
y que ya no doliera
y que ya no doliera.


Pierre-Auguste Renoir


(...) Concédeme esos cielos, esos mundos dormidos,
el peso del silencio, ese arco, ese abandono,
enciéndeme las manos,
ahóndame la vida
con la dádiva dulce que te pido.
Dame la luz sombría, apasionada y firme
de esos cielos lejanos, la armonía
de esos mundos sellados,
dame el límite mudo, el detenido
contorno de esas lunas de sombra,
su contenido canto.
Tú, el negado, da todo,
tú, el poderoso, pide,
tú, el silencioso, dame la dádiva dulcísima
de esa miel inmediata y sin sentido..(..)


(fragmento de "La noche")



******


Mi cansancio
mi angustia
mi alegría
mi pavor
mi humildad
mis noches todas
mi nostalgia del año
mil novecientos treinta
mi sentido común
mi rebeldía.

Mi desdén
mi crueldad y mi congoja
mi abandono
mi llanto
mi agonía
mi herencia irrenunciable y dolorosa
mi sufrimiento
en fin
mi pobre vida.


Pierre-Auguste Renoir


Cuando compre un espejo para el baño
voy a verme la cara
voy a verme
pues qué otra manera hay decíme
qué otra manera de saber quién soy.
Cada vez que desprenda la cabeza
del fárrago de libros y de hojas
y que la lleve hueca atiborrada
y la deje en reposo allí un momento
la miraré a los ojos con un poco
de ansiedad de curiosidad de miedo
o sólo con cansancio con hastío
con la vieja amistad correspondiente
o atenta y seriamente mirarme
como esa extraña vez-mis once años-
y me diré mira ahí estás
seguro
pensaré no me gusta o pensaré
que esa cara fue la única posible
y me diré esa soy yo ésa es idea
y le sonreiré dándome ánimos.
 








Idea Vilariño, (Montevideo, 1920-2009), poeta uruguaya, también fue crítica literaria, traductora, compositora y educadora.


".. Ya no será / Ya no / ... No sabré dónde vives / con quién / ni si te acuerdas. / No volveré a tocarte. / No te veré morir. La voz hastiada. La voz suya.."

"–¿Cuál es el estado presente de tu espíritu?

–Hace un tiempo que siento como si ya me hubiera muerto.

–¿Cómo te gustaría morir?

–Ya.

–¿Cuál es tu lema?

–Ninguno. Pero podría ser: ¿para qué?".

Así respondía Idea Vilariño al cuestionario Proust (publicado en El espejo Proust, Santillana, 2005). 


Fuentes:


LA MODERNIDAD MALDITA - CHARLES BAUDELAIRE

Constantin Guys pintó a Baudelaire


Las flores del mal de Charles Baudelaire

La modernidad maldita


El escritor, hasta el siglo XIX, era un ser respetable y normalmente sofisticado, de elevada posición social y alto nivel de cultura, que cultivaba el arte para mayor gloria de Dios y de los hombres. Los mecenas, nobles, príncipes, aristócratas, financiaban a los artistas y sus obras. El capitalismo acabó con todo eso. El capital tiene como fin en sí mismo multiplicarse, engendrar plusvalía, acumular, una dinámica reñida con el despilfarro y el ocio. La producción artística pasa a tener un valor de cambio y no ya solamente valor de uso como antes. Y no solamente el arte se mercantiliza sino que la nueva situación envuelve al artista, que pasa a depender del valor de cambio de sus creaciones. Junto a él, y a veces por encima de él, aparecen las editoriales, los agentes literarios, las galerías de arte, los derechos de autor, la propiedad intelectual, esto es, las fábricas de la cultura que pretenden extraer una rentabilidad de los capitales invertidos.

En el siglo XIX aparecen los primeros autores que escriben por un nuevo motivo, que es el de ganar dinero, que firman contratos a destajo, a tanto por palabra, que deben escribir día y noche para pagar sus deudas y que deben entregar sus cuartillas repletas en la fecha fijada. 

Desprovista de sus ropajes, hoy tan mitificados, la modernidad no es más que una visión mercantilista de la literatura. Lo que se hizo impostergable con la modernidad fue la conversión de la poesía en mercancía, traficar con los versos. 

Las vanguardias no son más que una consecuencia del afán mercantilista de renovación de la maquinaria cultural, el incremento de la fabricación artística, el aumento de su productividad. Alcanzamos así otro componente de la modernidad, que es la artificiosidad, que es el punto de llegada no sólo de las exigencias productivas capitalistas en el ámbito de la cultura, sino también de la exacerbada subjetividad del artista que, igual que el capitalismo, debe reconstruir la naturaleza a su imagen y semejanza. 

El artista impone su versión del paisaje lo mismo que el capitalismo lo sepulta bajo las vías férreas o lo horada con negros túneles. Y a pesar de que recrea el entorno, el artista se siente enfrentado a él hostilmente. El mundo que le rodea no le gusta.

Mientras, de manera cínica y desvergonzada, nos hablan del arte por el arte y rehuyen como la peste cualquier asomo de finalidad cognoscitiva, ética o didáctica en la creación cultural.

La imagen maldita del artista es sin duda expresión de su desamparo (más económico que otra cosa), forzado a llevar una vida de marginado, más cerca del lumpen que de la aristocracia. Ciertamente esa es la imagen que presentan los literatos del siglo XIX (Dickens, Balzac, Dostoievski), acuciados por graves problemas económicos, perseguidos por sus acreedores, siempre al borde del desahucio.

Llegados a este punto quizá sea bueno recordar que, como Marx demostró, "las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época".

Asimismo, define en el mismo texto, a la Modernidad como:

"lo transitorio, lo fugitivo, lo contingente, la mitad del arte, cuya otra mitad es lo eterno y lo inmutable".







Charles Baudelaire (1821-1867), poeta, maldito, incestuoso, rebelde. 

Censurado desde la publicación misma de su poemario Las flores del mal. Incomprendido durante largo periodo. Aclamado por otros veneradores de lo prohibido. Este explorador de lo urbano, merece mucho más que interpretaciones banales de su poética.






Baudelaire es considerado el "padre de la poesía moderna"

Son varias las tendencias estéticas, (decadentismo, prerrafaelismo, parnasianismo, simbolismo). 

Baudelaire es el poeta de mayor impacto en el Simbolismo francés, precursor del Decadentismo: el dandismo y malditismo como rechazo de la moral burguesa, afán de rebeldía individual y social, concepción no utilitaria del arte.

Los decadentistas rechazan la sociedad burguesa y adoptan una actitud de superioridad que les lleva a transgredir la moral y a complacerse en lo morboso. Tales ideales se acercan también al Simbolismo. 

Los simbolistas desprecian al gran público al que consideran incapaz de comprender su arte. Defienden la importancia de los sentidos (paisaje, mujer, un cuadro) todo puede ser hermoso, es fuente de goce para el oído, la vista, tacto y olfato. Recurre a la musicalidad de las palabras y al cruce de sensaciones. 




domingo, 28 de mayo de 2017

LEONOR FINI - EXCÉNTRICA, LIBRE, ONÍRICA ... UNA DELICIA DE MUJER

Los temas surrealistas son recurrentes, pero en su mano se convierten en un arma contra las convenciones sociales, incluso las de pertenencia a los grupos de élite de artistas.
Leonor Fini fue una autodidacta con conflictos para ser incluida en ningún grupo porque pintaba "cuadros que no existen y que desearía ver", según declara. 

Se la cree bisexual, aunque resistió toda clasificación. De hecho en una entrevista de 1982 confesó: "he experimentado con mujeres pero no deseo ser lesbiana". Nunca se casó y vivió en comunidad con dos varones, todo un provocación para su época. Siempre vivió en completa libertad sexual, autonomía y llena de voluptuosidad. Su mal temperamento y sus enfrentamientos y desafío con André Bretón por su "homofobia y misoginia" son proverbiales.

"Quiero que las imágenes salten de la pagina, quiero pintar los límites del potencial de expresión. Deseo expresar mas allá de lo que se ve".






Leonor Fini (Buenos Aires, 30 de agosto de 1907 -París; 18 de enero de 1996  

Pintora que crea su propio estilo con distintas influencias: surrealismo, simbolismo, prerrafaelismo, sin encajar en ninguno de ellos, a pesar de ser tomada como surrealista. Su mundo está compuesto de imágenes sugestivas, llenas de fantasía y símbolos, con una poderosa femineidad y un fino erotismo.

"Toda la pintura es erótica. Ese erotismo no tiene necesariamente que estar en el tema. Puede estar en la forma con que se pinta un ropaje, en el diseño de una mano, en un pliegue." 

Quizás esta frase, dicha por ella misma, sea una de las pautas que sirvan para aproximarse a su producción.

"Cuando la gente me pregunta qué hago yo respondo "yo soy". 

Semejante postura frente a la vida y al mundo no pudo más que reflejarse en su talento yen su obra, gran parte de la misma se desarrolla en un universo de mujeres autoritarias, decididas, libres sexualmente, femeninas y masculinas a la vez, etéreas pero férreas. 

Viviendo un tiempo sin tiempo, las figuras se comunican pero parece que existe un abismo entre ellas. Porque la relación no es verbal en sí, sino física, una relación de afinidad de género, vinculada con el sexo, con el poder, con la autosuficiencia. 






Nació en la ciudad de Buenos Aires, hija de Malvina Braun Dubich y Herminio Fini. 
La familia materna impidió en todo momento que Leonor se relacionara con su padre.


Autorretrato, 1941


En 1909 se mudaron a Trieste a vivir con su tío Ernesto Braun. El padre amenazó raptarla y la madre la vestía de varón para disimularla. 






En 1924 se trasladó a Milán y luego a París para realizar su vocación de artista. 

En la capital francesa, París, entró en contacto con otros artistas como Paul Éluard, Henri Cartier-Bresson (que la fotografió desnuda en 1933), Max Ernst (que fue su amante), Georges Bataille, Picasso, André Pieyre de Mandiargues, y Salvador Dalí. 





Fue amiga de Jean Cocteau, Giorgio de Chirico y Alberto Moravia. 

Pintó diversos retratos como los de Jean Genet, María Félix, Anna Magnani, Margot Fonteyn, Alida Valli, Suzanne Flon, Silvia Monfort y Leonora Carrington. 






También se dedicó al diseño de vestuario y decorados para obras de teatro. Diseñó el envase del perfume "Shocking" para la diseñadora italiana Elsa Schiaparelli. 







En la década de los años 70 escribió tres novelas (Rogomelec, Moumour, Contes pour enfants velu y Oneiropompe). 





Fini fue también una destacada ilustradora en obras de Edgar Allan Poe, Marcel Aymé o el marqués de Sade (« Histoire de Juliette», 1945). 









Tuvo muestras retrospectivas en Bélgica (1965), Tokio (1972) y París (1986). 

Pasó la mayor parte de su vida en París, donde entró en contacto con el círculo de artistas surrealistas, del cual formó parte. 










La particular visión de Fini del universo surrealista se concreta en ricos lienzos donde interpretaciones de un figurativismo daliniano nos aproximan a los ricos mundos oníricos de Delvoix o de Chirico. 

Fue una artista autodidacta que creció a la sombra de la rica biblioteca de su tío, en la que descubrió a Aubrey Beardsley, Gustav Klimt y el universo de los prerrafaelistas. 














Estas lecturas, junto con sus visitas a los museos, forjaron su gusto por los espacios con referencias ensoñadoras que tan bien encajaron en el movimiento surrealista. 

Muchas de sus últimas pinturas juegan con las fantasías eróticas y la muerte. 

Fue calificada de lesbiana y bisexual, calificativos que rechazó de la misma manera que había rechazado que su obra fuera surrealista. 








  



Fini se casó una sola vez y por un corto tiempo con Federico Veneziani. Tuvo romance con el conde y diplomático Stanislao Lepri, y luego con el escritor Konstanty Jeleński, 


Considerada una artista relevante del siglo XX, llama la atención por ser una de las pocas mujeres artistas cuya figura no está ligada a la de un hombre. 






Esto se nos hace singular porque en la mayoría de las ocasiones, en la época en que vive Fini, las artistas además de realizar un trabajo creativo son, la mujer de, la compañera de, o simplemente la amante de algún pintor o artista-hombre. 

También posiblemente por esto, por el hecho de ser una figura sin ligadura alguna a un hombre, es mucho menos conocida. 








Fuentes: