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domingo, 4 de junio de 2017

SONIA DELAUNAY - LOS COLORES DE LA ABSTRACCIÓN

“He tenido tres vidas. Una para Robert, otra para mi hijo y mi nieto, y una más corta para mi. No me arrepiento de no haberme ocupado más de mí misma. No he tenido tiempo de ello".

Sonia Delaunay fue una mujer sin precedentes, volcada en un mundo difícil para el género femenino, destacó en el arte como ninguna otra lo había hecho hasta ese momento.


 Le Bal Bullier, 1913

Figura clave de la vanguardia parisina de principios del siglo XX, Sonia Delaunay (1885-1979) fue una constante experimentadora del color y la forma.

Sonia Delaunay, nacida Sara Élievna Stern, representó un papel fundamental en el desarrollo del simultaneísmo, corriente que supo expresar tanto en la pintura como en el campo del diseño de moda, tejidos y libros, entre otros. 

De origen ucraniano, fue confiada, siendo una niña, a sus tíos maternos de San Petersburgo, de quienes recibió una educación cosmopolita. A través de Max Liebermann, conocido de su tío, tomó contacto con el mundo artístico germano y en 1904 se trasladó a Karlsruhe para comenzar sus estudios de pintura. 


Autoretrato 1908

Dos años más tarde continuaría su formación en París en la Académie La Palette. Durante esta época sus obras reflejaron su admiración por Vincent van Gogh, Paul Gauguin o el fauvismo de Henri Matisse.

Para no abandonar Francia, Sonia contrajo matrimonio de conveniencia con el marchante alemán Wilhelm Uhde, a través del cual conoció a artistas de vanguardia como Pablo Picasso, Georges Braque o el propio Robert Delaunay, con el que se casaría en 1910 tras divorciarse de Uhde.

A partir de entonces, el intercambio artístico entre ambos sería constante. Como él, se sentiría interesada por las teorías del color de Michel-Eugène Chevreul y en 1913 comenzaría su serie no figurativa Contrastes simultáneos.


PRISMAS ELÉCTRICOS



 


 

Contrastes simultáneos

Contrastes simultáneos
Contrastes simultáneos


Ese mismo año colaboró en la ilustración y diseño de la cubierta de La prosa del transiberiano y de la pequeña Jehanne de Francia de Blaise Cendrars



La prosa del Transiberiano, de Blaise Cendrars y Sonia Delaunay



La llegada de la Primera Guerra Mundial les sorprendió en la península Ibérica y durante los años de la contienda vivió en España y Portugal. En 1917, tras el triunfo de la Revolución de Octubre, dejó de recibir las rentas que había percibido hasta entonces y comenzó a comercializar sus creaciones, primero en Madrid, donde abrió una tienda con sus propios diseños de decoración de interiores y de moda, y, posteriormente en París, tras su retorno a la ciudad en 1921. 


Cantaor flamenco, 1915

Bailaora andaluza, 1917

Mural Portugal


En el París de los años veinte tuvo una estrecha relación con los grupos dadaístas y surrealistas y colaboró con ellos en la producción de proyectos teatrales y cinematográficos como Le P’tit Parigot de Le Somptier.







Durante la década de 1930 estuvo en contacto con grupos artísticos que abogaban por la abstracción en el arte como Abstraction-Création o Cercle et Carré y fue uno de los miembros fundadores de Réalités Nouvelles en 1939. 

Tras la muerte de su marido en 1941, Sonia Delaunay continuó trabajando y colaborando en la promoción del arte abstracto. En 1964, como consecuencia de la donación de obras suyas y de Robert, se convirtió en la primera mujer viva a la que se honraba con una exposición en el Musée du Louvre.


Las tres mujeres



Mercado en el Miño, 1915.


DISEÑOS, TEXTILES Y MODA:




Diseño de bañadores











 

Colcha para su hijo

Homenaje a Tristán Tzara






Durante mucho tiempo la figura de Sonia Delaunay estuvo relegada a un segundo plano, quizás porque siempre estuvo a la sombra de su marido y quizás también porque desarrolló un intenso trabajo como diseñadora en el campo de la moda y de la publicidad, lo que la encasilló como tal.

A Robert Delaunay se le había reservado el papel de creador original dejando a Sonia como artífice de las aplicaciones a la moda, la publicidad, etc.

Empezó a pintar tras despertar admiración entre sus amistades con un 'quilt' de estilo ruso con retales de ropa para la cuna de su primer hijo.

De los cuadros de Sonia Delaunay y también de los textiles y objetos que diseñó o intervino, brota un dinamismo vibrante que refleja el frenesí, la alegría y el alto contraste de la vida moderna

No figura casi nunca en las enumeraciones de los creadores clave de la época.

Es una injusticia.

Nunca dejó de pintar, hasta la fecha de su muerte en 1979.
En París, ciudad que consideraba su hogar, fue enterrada junto a su marido, Robert.


viernes, 2 de junio de 2017

IDEA VILARIÑO - LA AUTENTICIDAD



"Todo es muy simple mucho
más simple y sin embargo
aún así hay momentos
en que es demasiado para mí
en que no entiendo
y no sé si reírme a carcajadas
o si llorar de miedo
o estarme aquí sin llanto
sin risas
en silencio
asumiendo mi vida
mi tránsito
mi tiempo".




Pierre-Auguste Renoir



Todo es muy simple mucho
más simple y sin embargo
aún así hay momentos
en que es demasiado para mí
en que no entiendo
y no sé si reírme a carcajadas
o si llorar de miedo
o estarme aquí sin llanto
sin risas
en silencio
asumiendo mi vida
mi tránsito
mi tiempo.



*****


Si muriera esta noche
si pudiera morir
si me muriera
si este coito feroz
interminable
peleado y sin clemencia
abrazo sin piedad
beso sin tregua
alcanzara su colmo y se aflojara
si ahora mismo
si ahora
entornando los ojos me muriera
sintiera que ya está
que ya el afán cesó
y la luz ya no fuera un haz de espadas
y el aire ya no fuera un haz de espadas
y el dolor de los otros y el amor y vivir
y todo ya no fuera un haz de espadas
y acabara conmigo
para mí
para siempre
y que ya no doliera
y que ya no doliera.


Pierre-Auguste Renoir


(...) Concédeme esos cielos, esos mundos dormidos,
el peso del silencio, ese arco, ese abandono,
enciéndeme las manos,
ahóndame la vida
con la dádiva dulce que te pido.
Dame la luz sombría, apasionada y firme
de esos cielos lejanos, la armonía
de esos mundos sellados,
dame el límite mudo, el detenido
contorno de esas lunas de sombra,
su contenido canto.
Tú, el negado, da todo,
tú, el poderoso, pide,
tú, el silencioso, dame la dádiva dulcísima
de esa miel inmediata y sin sentido..(..)


(fragmento de "La noche")



******


Mi cansancio
mi angustia
mi alegría
mi pavor
mi humildad
mis noches todas
mi nostalgia del año
mil novecientos treinta
mi sentido común
mi rebeldía.

Mi desdén
mi crueldad y mi congoja
mi abandono
mi llanto
mi agonía
mi herencia irrenunciable y dolorosa
mi sufrimiento
en fin
mi pobre vida.


Pierre-Auguste Renoir


Cuando compre un espejo para el baño
voy a verme la cara
voy a verme
pues qué otra manera hay decíme
qué otra manera de saber quién soy.
Cada vez que desprenda la cabeza
del fárrago de libros y de hojas
y que la lleve hueca atiborrada
y la deje en reposo allí un momento
la miraré a los ojos con un poco
de ansiedad de curiosidad de miedo
o sólo con cansancio con hastío
con la vieja amistad correspondiente
o atenta y seriamente mirarme
como esa extraña vez-mis once años-
y me diré mira ahí estás
seguro
pensaré no me gusta o pensaré
que esa cara fue la única posible
y me diré esa soy yo ésa es idea
y le sonreiré dándome ánimos.
 








Idea Vilariño, (Montevideo, 1920-2009), poeta uruguaya, también fue crítica literaria, traductora, compositora y educadora.


".. Ya no será / Ya no / ... No sabré dónde vives / con quién / ni si te acuerdas. / No volveré a tocarte. / No te veré morir. La voz hastiada. La voz suya.."

"–¿Cuál es el estado presente de tu espíritu?

–Hace un tiempo que siento como si ya me hubiera muerto.

–¿Cómo te gustaría morir?

–Ya.

–¿Cuál es tu lema?

–Ninguno. Pero podría ser: ¿para qué?".

Así respondía Idea Vilariño al cuestionario Proust (publicado en El espejo Proust, Santillana, 2005). 


Fuentes:


LA MODERNIDAD MALDITA - CHARLES BAUDELAIRE

Constantin Guys pintó a Baudelaire


Las flores del mal de Charles Baudelaire

La modernidad maldita


El escritor, hasta el siglo XIX, era un ser respetable y normalmente sofisticado, de elevada posición social y alto nivel de cultura, que cultivaba el arte para mayor gloria de Dios y de los hombres. Los mecenas, nobles, príncipes, aristócratas, financiaban a los artistas y sus obras. El capitalismo acabó con todo eso. El capital tiene como fin en sí mismo multiplicarse, engendrar plusvalía, acumular, una dinámica reñida con el despilfarro y el ocio. La producción artística pasa a tener un valor de cambio y no ya solamente valor de uso como antes. Y no solamente el arte se mercantiliza sino que la nueva situación envuelve al artista, que pasa a depender del valor de cambio de sus creaciones. Junto a él, y a veces por encima de él, aparecen las editoriales, los agentes literarios, las galerías de arte, los derechos de autor, la propiedad intelectual, esto es, las fábricas de la cultura que pretenden extraer una rentabilidad de los capitales invertidos.

En el siglo XIX aparecen los primeros autores que escriben por un nuevo motivo, que es el de ganar dinero, que firman contratos a destajo, a tanto por palabra, que deben escribir día y noche para pagar sus deudas y que deben entregar sus cuartillas repletas en la fecha fijada. 

Desprovista de sus ropajes, hoy tan mitificados, la modernidad no es más que una visión mercantilista de la literatura. Lo que se hizo impostergable con la modernidad fue la conversión de la poesía en mercancía, traficar con los versos. 

Las vanguardias no son más que una consecuencia del afán mercantilista de renovación de la maquinaria cultural, el incremento de la fabricación artística, el aumento de su productividad. Alcanzamos así otro componente de la modernidad, que es la artificiosidad, que es el punto de llegada no sólo de las exigencias productivas capitalistas en el ámbito de la cultura, sino también de la exacerbada subjetividad del artista que, igual que el capitalismo, debe reconstruir la naturaleza a su imagen y semejanza. 

El artista impone su versión del paisaje lo mismo que el capitalismo lo sepulta bajo las vías férreas o lo horada con negros túneles. Y a pesar de que recrea el entorno, el artista se siente enfrentado a él hostilmente. El mundo que le rodea no le gusta.

Mientras, de manera cínica y desvergonzada, nos hablan del arte por el arte y rehuyen como la peste cualquier asomo de finalidad cognoscitiva, ética o didáctica en la creación cultural.

La imagen maldita del artista es sin duda expresión de su desamparo (más económico que otra cosa), forzado a llevar una vida de marginado, más cerca del lumpen que de la aristocracia. Ciertamente esa es la imagen que presentan los literatos del siglo XIX (Dickens, Balzac, Dostoievski), acuciados por graves problemas económicos, perseguidos por sus acreedores, siempre al borde del desahucio.

Llegados a este punto quizá sea bueno recordar que, como Marx demostró, "las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época".

Asimismo, define en el mismo texto, a la Modernidad como:

"lo transitorio, lo fugitivo, lo contingente, la mitad del arte, cuya otra mitad es lo eterno y lo inmutable".







Charles Baudelaire (1821-1867), poeta, maldito, incestuoso, rebelde. 

Censurado desde la publicación misma de su poemario Las flores del mal. Incomprendido durante largo periodo. Aclamado por otros veneradores de lo prohibido. Este explorador de lo urbano, merece mucho más que interpretaciones banales de su poética.






Baudelaire es considerado el "padre de la poesía moderna"

Son varias las tendencias estéticas, (decadentismo, prerrafaelismo, parnasianismo, simbolismo). 

Baudelaire es el poeta de mayor impacto en el Simbolismo francés, precursor del Decadentismo: el dandismo y malditismo como rechazo de la moral burguesa, afán de rebeldía individual y social, concepción no utilitaria del arte.

Los decadentistas rechazan la sociedad burguesa y adoptan una actitud de superioridad que les lleva a transgredir la moral y a complacerse en lo morboso. Tales ideales se acercan también al Simbolismo. 

Los simbolistas desprecian al gran público al que consideran incapaz de comprender su arte. Defienden la importancia de los sentidos (paisaje, mujer, un cuadro) todo puede ser hermoso, es fuente de goce para el oído, la vista, tacto y olfato. Recurre a la musicalidad de las palabras y al cruce de sensaciones.