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sábado, 8 de abril de 2017

EN MI HABITACIÓN TEJO EL VIENTO - MIA GALLEGOS

Amedeo Modigliani



En mi habitación tejo el viento.
Ignoro si son remotas mis lágrimas
o si están guardadas al lado de amarillas fotografías,
junto a dedales y agujas que sollozaron.

Cavilo uniendo las puntas de la aguja con la lana.
Desatiendo la espera.
Tejo y olvido.

De pronto pierdo el punto
y un agujero se deshace sobre el sillón y mis manos.
Quedo entrelazada toda
en un ovillo de amor y lumbre.

No sé
si tejo para esperarte
o si trazo en círculos
el viento
y mi mortaja.


Mia Gallegos, poeta costarricense nacida en San José en 1953. Es una de las poetas vivas más importantes de su país. Su poesía mítica y onírica es un ejemplo de la resistencia femenina ante un mundo hostil.







Pero sé que de pronto me vuelvo inaccesible y vuelvo a ser silencio.

viernes, 7 de abril de 2017

LOS ANUNCIOS - AURORA LUQUE, Instalación de sueños casi intacta.

Todo el peso del mundo, Grete Sterns


ANUNCIOS


Vendo roca de Sísifo,
añeja, bien lustrada,
llevadera, limada por los siglos,
pura roca de infierno.
Para tediosos y desesperados,
amantes del absurdo
o para culturistas metafísicos.
Almohadilla de pluma para el hombro
sin coste adicional.

...

Vendo una isla de segunda mano.
No la puedo atender.
Perfecto estado: arenas y ensenadas,
olas, acantilados,
arboledas, delfines.
Instalación de sueños casi intacta.

...

Vendo toro de Dédalo.
Discreción. Quince días
de frenético ensayo.
Se entrega a domicilio.
Se adapta a todo tipo de orificios.

...

Revendo laberintos
usados, muy confusos.
Se garantiza pérdida total
por siete u ocho años.
Si no queda contento,
reembolsamos el hilo de Ariadna.

...

La vida es una empresa laboriosa:
veinte segundos de ficción en pie
y una tenue canción desesperada.

Somos microrrelatos que caminan:
Soy No-fui, No-seré, No-soy cansado.

Vivir es patinar breve jornada.
Solo soy los anuncios que he tragado.

...

Alquilo alas de Ícaro
adaptables, elásticas.
Imprescindible curso de suicida,
máster de soñador
o currículum roto de antemano.



AURORA LUQUE, (Del libro "Camaradas de Ícaro")

miércoles, 5 de abril de 2017

AFARIN SAJEDI Y SUS MUJERES - ARTISTA IRANÍ CONTEMPORÁNEA




Afarin Sajedi es una artista iraní nacida en 1979., que se movilizó oportunamente hasta Teherán para estudiar Artes en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Azad de Teherán (rama central) y Bachillerato en Artes en Gráficas entre septiembre de 2000 a mayo de 2004, donde obtuvo una licenciatura en Diseño Gráfico.




Es una artista que ha conseguido ser reconocida en los círculos de la cultura y el arte de su país, retratando principalmente rostros de mujeres. Sajedi confiesa que siempre ha estado muy influenciada por la figura del Payaso del escritor Heinrich Boll y por el pintor Gustav Klimt. Dice utilizar la profundidad del color de Klimt, para ilustrar el dolor de la mujer moderna en cualquiera de sus papeles y su determinación para impulsarse a sí misma.





La creatividad de Sajedi, su técnica y su poderosa presentación son fundamentales para asegurar su elevada posición en el mundo del arte iraní. Tiene varios temas predilectos para sus retratos. Tanto si ella está representando a sus personajes como japonesas, payasos o personajes teatrales, solamente retrata a mujeres. En todas sus obras los rostros de las mujeres son sumamente expresivos, ya sea en el dolor o la alegría, e intenta mostrar cómo visualiza a las mujeres cuando dejan la seguridad de sus hogares para salir al mundo exterior.
Ganadora de varios premios y una medalla de oro en concursos de pintura en lápiz de los estudiantes desde 1992.


Los invito a disfrutar de algunas de sus obras.


















Afarin Sajedi


Fuentes de texto e imágenes:




ANTÓN CHÉJOV - EL JARDÍN DE LOS CEREZOS


Pienso que todos estamos ciegos.
Somos ciegos que pueden ver,
pero que no miran.

José Saramago



Antón Chéjov (1860-1904) es sin duda uno de los grandes escritores de la literatura universal. Cuentista y dramaturgo excepcional, su influencia se ha dejado sentir en ambos géneros literarios, de tal modo que autores tan dispares como Nabokov, Shaw o Miller llegaron a reconocer en algún momento su deuda con el escritor ruso. 

Chéjov eludió la exageración dramática buscando el paralelismo entre ficción y vida, con la intención de que sus obras fueran el espejo de los comportamientos humanos de la época. Quería despertar a sus contemporáneos, mostrarles adónde conduce la inacción y el conformismo. Invitarles a hacer algo por sus vidas, luchar por sus sueños. 

Por eso su obra es universal, porque sus preocupaciones siguen siendo las nuestras. Conformismo y desgana se ubican cómodamente en la patología social de este siglo. Una voz centenaria nos alerta contra ellos. 

Si se quiere disfrutar al Chéjov dramaturgo en plenitud, nada mejor que El Jardín de los Cerezos. La escribió como reflejo de su época, poco antes de morir. Hay que decir que la obra se titula en realidad El huerto de los guindos, pero ya se ha quedado con este nombre, suma y sigue en el enigmático mundo de las traducciones libres.



Liuba Andreievna, terrateniente recién arruinada, vuelve a la casa familiar, al “Jardín de los Cerezos”, el lugar donde vivió desde niña y del que ahora tendrá que desprenderse.

Sobre la pérdida se construirán las nuevas vidas de aquellos cuyos destinos siempre estuvieron ligados al Jardín. Atrás quedan los recuerdos, los viejos empleos, los afectos. Un mundo de esperanzas y nuevas oportunidades surgirá de la desgracia, de la crisis.

Crisis del modelo productivo, de las costumbres, de las rutinas. Arribistas de fortuna fácil sustituyen a ricos arruinados, cambio de roles en la sociedad, trabajadores a punto de perder su modo de vida, el final de una época luchando por alumbrar un nuevo siglo.



Hoy, sin duda, es también reflejo de la nuestra, las coincidencias son relevantes y nos invitan, como ciudadanos comprometidos, a revisitarlas y reflexionar con ellas sobre el sentido de nuestro modelo vital. 

La crisis nos envuelve, no sólo desde el aspecto económico sino también en el emocional. Genera decepción, resignación y falta de confianza, a veces miedo, a veces apatía. Una crisis del alma. El estímulo característico de la obras del genial dramaturgo.

Chéjov es un genio universal y como tal nos sirve de maestro de vida, de aquella que magistralmente definía con cada una de sus obras, con cada uno de sus personajes. Quizá ellos y la distancia nos iluminen el camino para enfrentarnos a nuestro presente, a este mundo convulso que estamos obligados a construir entre todos, paso a paso.

La humanización del drama "Chejoviano" pasa ineludiblemente por enfrentar con ternura, amor y una sonrisa, las desgracias y avatares de los personajes. No en vano Chejov describe "El Jardín de los Cerezos" como una comedia, en un intento de desdramatizar una situación de crisis, tanto económica como emocional.


martes, 4 de abril de 2017

RIÑA DE GATOS. MADRID 1936 - EDUARDO MENDOZA


Eduardo Mendoza, Riña de Gatos. Madrid 1936. 

Un libro deslumbrante, extremadamente rico. Encuentro deliciosos los redescubrimientos que proporciona del arte español del Siglo de Oro.






El argumento, o por lo menos el trozo de dicho argumento que me creo autorizada a revelar, es el siguiente: Anthony Whitelands es el prototipo del flemático profesor inglés, especialista en la pintura barroca española. No tiene una vida especialmente divertida, y sus logros en el terreno del arte son mediocres. De repente recibe el encargo de ir a Madrid a tasar un cuadro y "sin saber cómo, se había convertido en el punto de colisión de todas las fuerzas de la Historia de España”, según palabras del propio Mendoza.


Pero no es solamente que se encuentre en medio del remolino de las fuerzas políticas que zarandean el Madrid de marzo de 1936. Además, Anthony se entera de todo lo que se cuece en la capital de España, porque todo el mundo le hace confidencias. Él supone que este curioso hecho se debe a que no sabe nada de España, al menos de la España de 1936, y a su porte y flema inglesa. Está seguro que dichas confidencias un español jamás se las haría a otro español. Mendoza hace un retrato de todos los estamentos, de los políticos, la iglesia, los militares, la aristocracia española con su cerrilismo, siempre en ese tono tan especial de él. 

El inglés es un erudito de Velázquez, le encanta pasear por el Museo del Prado y, según él, ir solo a un cuadro en cada visita. Y mientras lo mira, nos regala una reflexión exquisita, unos relatos históricos e íntimos extraordinarios y emocionantes de cada obra. 





Contaba, por ejemplo, sobre La Venus en el Espejo, (en este caso lo explica obviamente sin el cuadro delante, ya que se encuentra en el National Gallery, Londres, se lo está contando a Paquita mientras toman un café), que en la década de 1640, Velázquez había alcanzado la cúspide de su fama y al margen de sus obligaciones como pintor de la corte, recibía y aceptaba encargos de importantes personalidades de la nobleza y el clero. 

Uno de estos clientes fue don Gaspar Gómez de Haro, hombre con mucho poder y apasionado del arte le encarga, pues, que le haga un desnudo de tipo mitológico, una Venus. Teniendo en cuenta que estamos en la época inquisitorial, era del todo insólito. 

El cliente quería que no se supiera por nadie, y Velázquez lo hizo con gusto, luego don Gaspar lo escondió por años, nadie sabía de su existencia, hasta que esa generación estuvo viva. Nunca se supo si la modelo del cuadro era una prostituta (normal de la época) o bien la amante de don Gaspar, y que quería perpetuar su cuerpo en una tela. Y digo su cuerpo, porque la cara fue deliberadamente velada para que no se supiera quién era. Se supone que lo pintó sobre el 1648, porque a partir de ese año se fue a Italia. 

Y lo curioso de esta historia es que Velázquez, a escondidas de todos y sobre todo de don Gaspar, hizo una segunda copia para él, igualmente desnuda pero con las facciones claramente definidas. 

Al pintarla, Velázquez incurrió en varios peligros. Si hubiera trascendido, el escándalo habría sido mayúsculo, podría haber tomado cartas en el asunto la Inquisición, o el mismísimo don Gaspar, que hubiera impuesto una venganza sangrienta. 

Solo una pasión irrefrenable pudo llevar a un hombre de natural sereno, casi apático, como Velázquez, a cometer semejante locura. El caso es que temiendo ser descubierto, decidió poner tierra por medio y se fue unos años a Italia, no le costó convencer a Felipe IV de que le enviase, llevándose consigo el segundo retrato. 

La cuestión es que al regreso, serenada la pasión tras una larga ausencia, dejó el cuadro en Italia, probablemente en Roma. Andando el tiempo, alguien se hizo con él, lo trajo a España y nunca se supo más de él ni de quién lo tiene, obviamente escondido. 

El libro tiene una mezcla de historia (transcurre a pocos meses del estallido de la Guerra Civil), y de arte que me encantó. La intriga es muy entretenida, siempre en tono burlesco, propio del escritor y al que nos tiene acostumbrados. 


Goya, Riña de Gatos



Curiosa novela sobre Velázquez en la que no se habla en ningún momento de ninguna riña de gatos. Porque en la realidad, quien pintó la riña de gatos fue Goya.


domingo, 2 de abril de 2017

OLIVERIO GIRONDO - INVITACIÓN AL VÓMITO

Cúbrete el rostro
y llora...
pero no te contengas.
Vomita.

¡Sí!
Vomita



Pawla Kuczynskiego




Tardará, tardará.

Ya sé que todavía
los émbolos,
la usura,
el sudor,
las bobinas
seguirán produciendo,
al por mayor,
en serie,
iniquidad,
ayuno,
rencor,
desesperanza;
para que las lombrices con huecos portasenos,
las vacas de embajada,
los viejos paquidermos de esfínteres crinudos,
se sacien de adulterios,
de diamantes,
de caviar,
de remedios.

Ya sé que todavía pasarán muchos años
para que estos crustáceos
del asfalto
y la mugre
se limpien la cabeza,
se alejen de la envidia,
no idolatren la seña,
no adoren la impostura,
y abandonen su costra
de opresión,
de ceguera,
de mezquindad,
de bosta.

Pero, quizás, un día,
antes de que la tierra se canse de atraernos
y brindarnos su seno,
el cerebro les sirva para sentirse humanos,
ser hombres,
ser mujeres,
(no cajas de caudales,
ni perchas desoladas),
someter a las ruedas,
impedir que nos maten,
comprobar que la vida se arranca y despedaza
los chalecos de fuerza de todos los sistemas;
y descubrir, de nuevo, que todas las riquezas
se encuentran en nosotros y no bajo tierra.

Y entonces
¡Ah! ese día
abriremos los brazos
sin temer que el instinto nos muerda los garrones,
ni recelar de todo,
hasta de nuestra sombra;
y seremos capaces de acercarnos al pasto,
a la noche,
a los ríos,
sin rubor,
mansamente,
con las pupilas claras,
con las manos tranquilas;
y usaremos palabras sustanciosas,
auténticas;
no como esos vocablos erizados de inquina
que babean las hienas al instarnos al odio,
ni aquellos que se asfixian
en estrofas de almíbar
y fustigada clara de huevo corrompido;
sino palabras simples,
de arroyo,
de raíces,
que en vez de separarnos
nos acerquen un poco;
o mejor todavía,
guardaremos silencio
para tomar el pulso a todo lo que existe
y vivir el milagro de cuanto nos rodea,
mientras alguien nos diga,
con una voz de roble,
lo que desde hace siglos
esperamos en vano.



Imagen tomada del blog www.trianarts.com

Oliverio Girondo, (Lo que esperamos, Invitación al vómito)