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viernes, 13 de enero de 2017

ADRIENNE RICH - POETA VENERADA DEL FEMINISMO


"Primero el aire es azul y después
más azul y después verde y después 
negro estoy por desmayarme y sin embargo
mi máscara es fuerte
bombea mi sangre con fuerza
Y ahora: es fácil olvidar..."




Alexei Jawlensky



"Creo que para dos personas enamoradas es muy peligroso no pensar en la manera en que su relación está condicionada por la cultura. No importa que puedan ser un hombre y una mujer, dos mujeres, dos hombres, una persona blanca y otra de color, una que creció en el privilegio y otra no… Seamos lo que seamos, existe ese marco cultural del que venimos y desde el cual todavía podemos decidir seguir pensando. Ser consciente de ello es duro, requiere esfuerzo; especialmente si amas, o crees que lo haces, y si deseas lo mejor para la otra persona".




Adrienne Rich, poeta venerada del feminismo, analizó las divisiones instauradas en razón de sexo o raza.




"Porque ya no somos jóvenes, las semanas han de bastar
por los años sin conocernos. Sólo esa extraña curva
del tiempo me dice que ya no somos jóvenes.

¿Caminé yo acaso por las calles en la madrugada, a los veinte,
con la piernas temblándome y los brazos en éxtasis más pleno?.

¿Acaso me asomé por alguna ventana buscando la ciudad
atenta al futuro, como ahora aquí, esperando tu llamada?.

Con el mismo ritmo tú te aproximaste a mí.
Son eternos tus ojos, verde destello
de hierba salvaje refrescada por la vertiente.

Sí. A los veinte creíamos ser eternas.
A los cuarenta y cinco deseo conocer incluso nuestros límites.

Te acaricio ahora, y sé que no nacimos mañana,
y que de algún modo tú y yo nos ayudaremos a vivir,
y en algún lugar nos ayudaremos tú y yo a morir.."



Alexei Jawlensky



martes, 10 de enero de 2017

SYLVIA PLATH - LA CAMPANA DE CRISTAL




"Cuando leí por primera vez el concepto la Campana de Cristal fue en el libro "Otras Voces Otros Ambitos" de Truman Capote, pero no entendí verdaderamente su significado hasta que leí la obra de Plath, a fin de cuentas, todos tenemos nuestra propia Campana de Cristal, con su aire viciado, porque en ocasiones el mundo es tan aterrador que decidimos encerrarnos en nosotros mismos".





Hablar de La campana de cristal es hablar del vacío y desgarro de Sylvia Plath, es andar sobre la cuerda floja de la cordura y el miedo a la vida. Esther es una joven en el umbral de la madurez, en ese momento donde todo son cambios y un posicionarse en la vida de forma definitiva, donde atisbamos lo que hay al otro lado del umbral y, a veces, sólo a veces, nos quebramos por dentro por el miedo, naufragamos como barcos a la deriva.





Esther es brillante e inteligente, ha gando un concurso que le ha llevado a Nueva York durante un mes para trabajar en una revista. En esta primera parte de la novela, Esther nos cuenta su vida en la gran ciudad, rodeada de lujos, fiestas y moda y, como afluentes, retazos de su vida en el campo, de sus recuerdos y sus miedos. La muerte de su padre cuando ella tenía nueve años, su posicionamiento sobre el amor y el sexo, lleno de dudas, miedos y esperanzas, la relación con su madre, su forma de comer compulsivamente, las dudas sobre lo que quiere para sí misma, y un largo etcétera. Hay momentos donde las descripciones y reflexiones me parecen retazos de su propia vida.

El regreso a su vida colapsará a Esther, no puede dormir ni leer ni escribir. No sabe cuál es su lugar en el mundo y tampoco quiere ser una marioneta guiada por los demás. No sabe cómo conducir su rebelión. 

El colapso nervioso la llevará a la depresión y la locura. Intenta suicidarse sin conseguirlo y se encierra en sí misma, en una Campana viciada y asfixiante. Dentro de ella, el vacío y el desgarro, fuera de ella, las habitaciones de los diferentes manicomios. 

¿Cómo quebrar la Campana y salir libre al mundo, sin miedos ni colapsos..?

Aquí viene la segunda parte del libro. 


****


Recomiendo el libro, es extraordinario. Os dejo un fragmento para hacer boca:

"El silencio me deprimía. No era realmente el silencio. Era mi propio silencio.

Vi mi vida extendiendo sus ramas frente a mí como la higuera verde del cuento.

De la punta de cada rama, como si de un grueso higo morado se tratara, pendía un maravilloso futuro, señalado y rutilante. 

Un higo era un marido y un hogar feliz e hijos y otro higo era un famoso poeta, y otro higo era un brillante profesor, y otro higo era E Ge, la extraordinaria editora, y otro higo era Europa y África y Sudamérica y otro higo era Constantino y Sócrates y Atila y un montón de otros amantes con nombres raros y profesiones poco usuales, y otro higo era una campeona de equipo olímpico de atletismo, y más allá y por encima de aquellos higos había muchos más higos que no podía identificar claramente.

Me vi a mí misma sentada en la bifurcación de ese árbol de higos, muriéndome de hambre sólo porque no podía decidir cuál de los higos escoger. Quería todos y cada uno de ellos, pero elegir uno significaba perder el resto, y, mientras yo estaba allí sentada, incapaz de decidirme, los higos empezaron a arrugarse y a tornarse negros y, uno por uno, cayeron al suelo, a mis pies" 


Sylvia Plath
La campana de cristal (traducción de Elena Rius)






Sylvia Plath nació en 1932 en Boston, Massachusetts, y falleció en 1963 en Londres. Además de ser una de las grandes poetas del siglo XX, publicó ensayos literarios y esta hermosa novela autobiográfica, La campana de cristal, publicada por primera vez en 1963. De sus libros de poesía se destacan Ariel (1956) y El coloso y otros poemas (1960). Estuvo casada con el escritor Ted Hughes, quien tras su muerte se encargó de la edición de su poesía completa. 




*.- Entrada que publiqué en enero de 2014 y que actualizo hoy.

RENÉ DAUMAL - EL MONTE ANÁLOGO




"Una de las leyes del Monte Análogo: para alcanzar su cima hay que ir de refugio en refugio. Pero, antes de partir de cada uno de ellos, existe el deber ineludible de preparar a los seres que habrán de ocupar el lugar que se abandona. Y sólo después de haberlos preparado se puede continuar el ascenso.

En consecuencia, antes de lanzarnos hacia un nuevo refugio hemos tenido que descender, para enseñar nuestros primeros conocimientos a otros buscadores..."




Los hombres-huecos viven en la piedra, se pasean por ella como cavernas móviles. Se pasean sobre el hielo como burbujas de forma humana. Pero no se aventuran por el aire, pues se los llevaría el viento. Poseen casas en la piedra, cuyas paredes están hechas de agujeros, y carpas en el hielo que tienen tela de burbujas. Durante el día permanecen dentro de la piedra, pero de noche vagan, vagan por el hielo y bailan a las luz de la luna llena. Jamás ven el sol, si lo hacen explotarían. El vacío es su único alimento, comen la forma de los cadáveres y se embriagan de palabras huecas, de todas las palabras huecas pronunciadas por nosotros. Hay quienes dicen que desde siempre han sido y por siempre serán. Y hay quienes dicen que son muertos. Y también están los que opinan que cada ser viviente posee su hombre-hueco en la montaña -en la misma forma en que la espada tiene su vaina, el pie su huella- y que al morir se juntan y forman uno solo.


En el pueblo de las Cien-casas vivía el viejo sacerdote-mago Kissé y su mujer Hule-hule. Tenían dos hijos, los gemelos a quien nada diferenciaba, llamados Mo y Ho. Su propia madre los confundía. Para distinguirlos, el día en que se les dieron los nombres colocaron a Mo un collar con una crucecita y a Ho un collar que llevaba un pequeño anillo.


El viejo Kissé tenía una gran preocupación silenciosa. Según la costumbre, su hijo primogénito habría de sucederle. Pero, ¿Quién era su hijo primogénito?


En la adolescencia, Mo y Ho eran consumados montañeros. Les apodaban los Atraviesatodo. Un día su padre les dijo: "Transmitiré el gran conocimiento a aquél que me traiga la Rosa-amarga, solo a ése.


La Rosa-amarga crece en la cumbre de los picos más elevados. Quema la lengua del que la ha comido cuando se prepara para decir una mentira, sea en voz alta o baja. Puede seguir diciendo mentiras, pero ya está prevenido. Algunas personas han visto la Rosa-amarga: por lo que cuentan, tiene un aspecto parecido a un gran liquen multicolor, o a un enjambre de mariposas. Pero nadie ha podido cogerla, pues el menor estremecimiento de miedo junto a ella la intimida y regresa al peñasco. Incluso si, aunque se la desee, se siente cierto miedo a poseerla, desaparece inmediatamente.


Cuando se habla de una acción imposible, o de una empresa absurda, se dice: "Es como pretender ver la noche en pleno día", o "Es como querer iluminar el sol para verlo mejor", y también, "Es como querer intentar atrapar a la Rosa-amarga" [..]


(Fragmento del libro El Monte Análogo de René Daumal, 1952. Se publicó cuando él ya estaba muerto).


Un libro fascinante, tierno, y que por lo menos a mí cuando lo leí la primera vez me hizo llorar, lo he releído y he vuelto a llorar. Poeta malditísimo, una figura, para mí, deslumbrante.



RENÉ DAUMAL (FRANCIA, 1908-1944)




Poemas suyos:



*.- La consoladora



El silencio agravaba la pérdida de un amigo,


Las llamas de las velas se cuajaban en flores


blancas,


Entonces yo me señalé con el dedo en los espejos.



Unos cajones se abrieron solos con la brisa de la


mañana,


Un sol hacía cálculos estúpidos babeando.



Una mujer con ojos de blanco marfil entró


Y me tendió los brazos sonriendo; poseía


En vez de dientes trozos de carne roja.





*.- de "Le Contre-ciel", 1936. 



Yo soy la muerte, porque no tengo el deseo


No tengo el deseo porque creo poseer


Creo poseer porque no trato de dar


Tratando de dar, vemos que no tenemos nada


Al ver que no se tiene nada, uno trata de darse


Tratando de darse, uno ve que no es nada


Viendo que no se es nada, se desea llegar a ser


Deseando llegar a ser, se vive.




*.- La desilusión



Blanco y negro y blanco y negro


atención, quiero enseñaros a morir,


cerrad los ojos, apretad los dientes,


¡Clac!, ya veis, no es nada difícil,


no hay en esto nada asombroso.


Os hablo sin pasión


negro y blanco y negro y blanco,


¡Clac!, ya veis qué pronto se aprende,


os hablo sin amor,


y sin embargo bien sabéis…


(hay que llevar la evidencia hasta lo absurdo)


Blanco y negro y blanco y negro y negro y blanco,


si nuestras almas cambiaran sus cuerpos,


nada cambiaria,


por lo tanto no habléis más de cuerpos y almas.


Blanco, negro, ¡Clac! es lo único


que podemos concebir unido,


(¿no es cierto que no hay en esto nada trágico?)


Os hablo sin pasión


Blanco, negro, blanco, negro, ¡Clac!,


es mi eterno grito de moribundo,


ese grito blanco, ese agujero negro…


¡Oh! No entendéis nada,


ni tampoco existís


yo me encuentro solo para morir.