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viernes, 22 de agosto de 2014

DESANDAR EL DESÁNIMO


Georgia O'Keeffe


Desanimar el desánimo
deshilacharlo
que se desdibuje
grotescamente
y se destierre
y se deseternice
y su deshielo nos descubra
llenos de desimposibles.



Gabriel Impaglione






miércoles, 20 de agosto de 2014

WALT WHITMAN - YO CANTO AL CUERPO ELÉCTRICO

“No os avergoncéis, mujeres, vuestro privilegio engloba a todos los demás,  es la salida de todos los demás, sois las puertas del cuerpo y sois las puertas del alma”

"Barriga", de Carmen Garrez


Vuelvo a Whitman, no hay otra que leerle y aprender, a ver si así nos hacemos más humanos, más solidarios, más justos, a ver si empatizamos con nuestros hermanos que sufren, aquí y allí. A ver si nos ayuda a ver este mundo más bonito, más justo. 

Hoy os dejo fragmentos de su inconmensurable poema "Yo canto al cuerpo eléctrico", incluido en su "Hojas de Hierba", he elegido varios que me han emocionado, una y otra vez y todas las veces que lo leo y releo.

El poeta León Felipe, que tradujo "Canto a mí mismo", dijo de él: "Camarada, esto no es un libro, el que lo toca, toca a un hombre" y que describe a Whitman como un poeta revolucionario y heroico, que va en contra de las absurdas leyes de los hombres y de esa desigualdad humana de su época que continúa vigente en nuestros días.


Esta maravilla de Matisse le viene bien y encaja con los poemas de Whitman

Yo canto al cuerpo eléctrico



1
Yo canto al cuerpo eléctrico, / Me abrazan los ejércitos de quienes amo y yo los abrazo, / No han de soltarme hasta que yo vaya con ellos, hasta que les responda, / Hasta que yo los purifique y los colme con la carga de mi alma. // ¿No es sabido que quienes corrompen su cuerpo están ocultándose? / ¿Y quienes profanan a los vivos son tan viles como quienes profanan a los muertos? / ¿Y que el cuerpo no vale menos que el alma? / ¿Y si el cuerpo no fuese alma, qué es el alma? //


4
Me he dado cuenta de que basta estar con los que uno quiere, / Me basta demorarme al atardecer con aquellos que quiero, / Me basta sentir cerca la hermosa carne, la carne que es curiosa, que respira y que ama. / ¿Pasar entre la gente y tocar alguno, o rozar con el brazo el cuello de un hombre o de una mujer, no es esto mucho? / No pido otra alegría, nado en ella como en el mar. // Hay algo en estar cerca del hombre y de mujeres y de mirarlos, y en su contacto y en su olor, que es grato al alma, / Todas las cosas son gratas al alma, pero esta es la más grata.



5

Esta es la forma femenina 
exhala de pies a cabeza una divina aureola,
atrae con irresistible atracción,
me atrae su aliento como si yo no fuera otra cosa que un indefenso vaho, todo desaparece salvo ese aliento y yo,
los libros, el arte, la religión, el tiempo, la visible y sólida tierra, y lo que del cielo esperábamos y lo que del infierno temíamos, todo se ha consumido,
mis frenéticos filamentos, indómitos, brotan de él, a reacción también es indómita,
el pelo, el pecho, las caderas, la curva de las piernas, las negligentes manos que sueltan, las mías que se sueltan,
la marea aguijoneada por el reflujo, el reflujo por la marea, carne de amor henchida y deliciosamente doliendo,
límpidos, ilimitados chorros de amor, calientes y enormes, trémula jalea de amor, zumo espumoso y delirante,
noche nupcial de amor que se abre camino con delicadeza y demora en el alba yacente,
penetrando en el día dócil que cede,
perdida en el abrazo de la profunda y dulce carne del día.

Este es el núcleo, primero el niño nace de la mujer, el hombre nace de la mujer,
este es el baño del sexo, ésta la fusión de lo grande y de lo pequeño, y otra vez la salida.

No sintáis vergüenza, mujeres, vuestro privilegio incluye a los otros y es el manantial de los otros,

Sois las puertas del cuerpo y también las puertas del alma.

La mujer encierra todas las cualidades y las afina,
está en su lugar y avanza con equilibrio perfecto,
en todas las cosas debidamente veladas, es a la vez pasiva y activa,
su destino es concebir hijas e hijos, y asimismo hijos e hijas.

Veo mi alma que se refleja en la Naturaleza,
veo a través de una neblina a la Única, de inexpresable plenitud, cordura y belleza,
veo la cabeza inclinada y los brazos cruzados sobre el pecho, 

veo a la Mujer.



9
¿Oh, cuerpo mío!, no me atrevo a abandonar a tus semejantes en otros hombres y otras mujeres, ni a los semejantes de las partes que te componen; 

(...) Lo femenino y todo lo que pertenece a la mujer, y al hombre que nace de la mujer,

el seno, los pechos, los pezones, la leche del pezón, las lágrimas, la risa, el llanto, las miradas de amor, la amorosa inquietud, las erecciones,
la voz, la articulación, el lenguaje, el susurro, el grito,
el alimento, la bebida, el pulso, la digestión, el sudor, el sueño, caminar, nadar,
el porte de las caderas, saltar, recostarse, abrazarse, brazos que se curvan y aprietan,
el continuo movimiento de las comisuras de los labios y de los ojos,
la piel, la mejilla tostada, las pecas, el pelo,
la sensación curiosa de la mano al rozar la desnuda carne del cuerpo,
los ríos incesantes del aliento, de la inspiración y la exhalación,
la belleza del talle y de las caderas, y más abajo, hasta las rodillas,
las mínimas partículas rojas que llevo y que tú llevas, los huesos y la médula de los huesos,
la sensación deliciosa de la salud;

Afirmo que estas cosas no sólo son los poemas del cuerpo, sino también del alma,

Afirmo que son el alma




"Yo también soy indomable, yo también soy intraducible.
Sobre los techos del mundo,
resuena mi bárbaro graznido..."




martes, 19 de agosto de 2014

FEDERICO GARCÍA LORCA Y LA MUJER ANDALUZA


.. De tus ojos saldrán dos claveles sangrientos
y de tus senos, rosas como la nieve blancas.
Pero tu gran tristeza se irá con las estrellas,
como otra estrella digna de herirlas y eclipsarla.




La Musidora, Julio Romero de Torres, 1922 (detalle)





¡Oh mujer potente de ébano y de nardo!
cuyo aliento tiene blancor de biznagas.
Venus del mantón de Manila que sabe
del vino de Málaga y de la guitarra.

¡Oh cisne moreno! cuyo lago tiene
lotos de saetas, olas de naranjas
y espumas de rojos claveles que aroman
los niños marchitos que hay bajo sus alas.

Nadie te fecunda. Mártir andaluza,
tus besos debieron ser bajo una parra
plenos del silencio que tiene la noche
y del ritmo turbio del agua estancada.

Pero tus ojeras se van agrandando
y tu pelo negro va siendo de plata;
tus senos resbalan escanciando aromas
y empieza a curvarse tu espléndida espalda.

¡Oh mujer esbelta, maternal y ardiente!
Virgen dolorosa que tiene clavadas
todas las estrellas del cielo profundo
en su corazón ya sin esperanza.

Eres el espejo de una Andalucía
que sufre pasiones gigantes y calla,
pasiones mecidas por los abanicos
y por las mantillas sobre las gargantas
que tienen temblores de sangre, de nieve,
y arañazos rojos hechos por miradas.

De tus ojos saldrán dos claveles sangrientos
y de tus senos, rosas como la nieve blancas.
Pero tu gran tristeza se irá con las estrellas,
como otra estrella digna de herirlas y eclipsarlas.


F. García Lorca, Elegía




"Mujeres perturbadoras, sensuales, con miradas directas y carentes de ambigüedad. Mujeres libres".

domingo, 17 de agosto de 2014

LA CAÍDA (LA CHUTE) DE ALBERT CAMUS - SOBRE LA MISERIA DEL HOMBRE


"Cuando se ha meditado largamente sobre el hombre, por oficio o por vocación, se llega a sentir cierta nostalgia por los primates. Ellos no tienen segundas intenciones", "…como si sospechara que al menos hay algo que no funciona como es debido entre los hombres”.





Hoy he terminado de releer la novela "La caída", de Albert Camus. En mi opinión, y en pocas palabras, el libro es una maravilla. Lo recomiendo y de forma urgente.

La existencia del hombre queda descrita de una manera un tanto irónica. Camus, de una forma genial, hace una crítica sobre el contexto y la percepción que el protagonista tiene sobre la sociedad, tal pensamiento parte desde la experiencia propia, donde se describen varios aspectos del hombre, como la amistad, el trabajo, la sexualidad, la interioridad, entre otras cosas. Pese a esto el concepto del individuo quedará relativizado por lo absurdo.






Os dejo cuatro fragmentos del libro que me han parecido especialmente importantes:


1 " ..Siempre me pareció que nuestros conciudadanos tenían dos furores: las ideas y la fornicación, a diestro y a siniestro, por así decirlo. Guardémonos, por lo demás, de condenarlos; no son los únicos. Toda Europa hace lo mismo. A veces imagino lo que habrán de decir de nosotros los historiadores futuros. Les bastará una frase para caracterizar al hombre moderno: fornicaban y leían periódicos. Después de esta aguda definición me atrevería a decir que el tema quedará agotado"


* En cierto punto del libro, Clamence (protagonista de la novela) describe el momento de su vida, en que se hace consciente del hecho de que todo gira en torno a un continuo juicio de valor sobre su persona: se da cuenta, de hecho, de que la vida no es más que un juicio perpetuo; comprueba que todos somos continuamente objetivo de innumerables valoraciones que sobre nosotros vierten otras personas, lean:


2 " ..A partir del día que me puse en alerta, me vino la lucidez. Recibí todas las heridas al mismo tiempo y perdí mis fuerzas de golpe. El universo entero se echó a reír a mi alrededor.

Eso es algo que ningún hombre puede soportar (salvo aquellos que no vive, es decir, los sabios). La única defensa reside en la maldad. La gente entonces se apresura a juzgar para no ser ellos mismos juzgados. ¿Qué quiere? La idea más natural del hombre, como del fondo de su naturaleza, es la idea de su inocencia.

Todos somos casos excepcionales. ¡Todos nos remitimos a algo! Cada cual exige ser inocente, a cualquier precio, incluso si para ello hay que acusar al género humano y al cielo.

Pero esos los bribones quieren el perdón, es decir, la irresponsabilidad, y extraen sin vergüenza justificaciones de la naturaleza o excusas de las circunstancias, aun cuando sean contradictorias. Lo esencial es ser inocente, que las virtudes, debidas al nacimiento, no puedan ser puestas en duda, y que sus faltas, producto de un infortunio pasajero, sean siempre provisionales.

Se trata de atajar los juicios. Como resulta muy difícil atajarlos, y delicado hacer admirar y excusar la propia naturaleza, todo el mundo intenta ser rico. ¿Por qué? ¿No se lo he preguntado? Por el poder claro. Pero sobre todo porque la riqueza evita el juicio inmediato.

Tan cierto es eso que raras veces confiamos en los que son mejores que nosotros. Antes bien, huimos de su compañía. Al contrario, nos confesamos a menudo con aquellos a quienes nos parecemos y que comparten nuestras debilidades. Por lo tanto no deseamos corregirnos, ni mejorar: sería necesario para ello primero que se nos pillara en falta. Deseamos solamente que se nos tenga compasión y que se nos anime en nuestro camino..." 

(fragmento demoledor este último respecto de nuestra naturaleza, creo que bastante cierta. Este párrafo podría por sí sólo describir el libro que nos ocupa. Así es la vida)


3 " ..Cuando todos seamos culpables, entonces viviremos en democracia.


Somos unas extrañas y miserables criaturas, y por poco que reflexionáramos sobre nuestras vidas, no faltarían las ocasiones de asombrarnos y de escandalizarnos a nosotros mismos..."

* Otro fragmento de los inmensos y totalmente vigente:


4 " .. ¿Cómo se da esto actualmente? ¿Podemos ver a Sísifo caminar entre nosotros? ¿Hemos asimilado de alguna manera la revelación que ha sido el s. XX sobre el absurdo del mundo? La construcción de sistemas ideales y perfectos, que no son atacados en ningún momento por la contradicción, comenzó a caer durante el s. XIX; y el s. XX sin duda ha significado un duro golpe para estos sistemas, que se podría decir, "han visto el infierno". Desde que esto sucede, cunde en Occidente la contingencia, la inversión o la "desvalorización" de los valores, el relativismo. En resumen, la Postmodernidad. Por así decirlo, somos conscientes de que la hechura del mundo que tenemos, o que nos ha sido transmitida por la tradición, es poco menos que un fraude. Antropocentrismo, determinismo, finalidad, necesidad, todo como características propias del hombre, han sido hundidos..."




El protagonista y narrador de esta novela lleva por nombre Jean- Baptiste Clamence, quien reflexiona sobre su vida en un pensamiento absurdo que caracteriza a Camus en referencia a la existencia. 

El personaje describe su vida a través de todo una reflexión de muchos aspectos que identifican su persona, destacando su oficio como abogado, sin embargo se presenta como un juez penitente, puesto que se juzga a sí mismo como a las personas que lo rodean sobre sus errores y existencia: "A este respecto, la sociedad echó a perder un poco, hay que reconocerlo, la franca simplicidad de su naturaleza".





La caída es un monólogo abrupto, cabreado, sobre la justicia y, sobre todo, contra la injusticia. Es la tercera y última novela de este filósofo, publicada en el año 1956.