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viernes, 18 de mayo de 2012

¿QUIÉN ME SALVARÁ DE EXISTIR?




Ah! ¿quién me salvará de existir?
Pessoa

Estoy intentando comprender este mundo y sus habitantes, ando bastante triste e impotente. Nunca, a pesar de lo que pase en este mundo, conseguirán que deje de encontrarme sorprendida y asqueada. El ser humano va a más en su maldad y egoísmo, los que mandan se creen aún que tienen poder, no se enteran que son marionetas y el mundo se derrumba ... con nosotros dentro, sin comerlo ni beberlo, por el capricho de unos cuantos sátrapas (Persona que abusa de su autoridad y poder para conseguir lo que quiere, sin tener en cuenta a los demás)

Hoy y ayer y anoche y anteayer y mañana no soy persona, me encuentro solo existiendo ... que no viviendo

jueves, 17 de mayo de 2012

HOY HACE TRES AÑOS QUE SE NOS FUE BENEDETTI



El 17 de mayo de 2009 fallecía Mario Benedetti. Su vida estuvo marcada por un exilio obligado que le hizo salir de Uruguay en 1974. La dictadura de aquel país, su país, le encarceló, encarceló y torturó  a sus familiares y amigos. Llegó a España, su “patria suplente”  en 1983.
Benedetti,  el creador de conciencia, el inventor de la palabra desexilio regresó a Uruguay en 1983.




ESE GRAN SIMULACRO


Cada vez que nos dan clases de
amnesia
como si nunca hubieran existido
los combustibles ojos del alma
o los labios de la pena huérfana
cada vez que nos dan clases de
amnesia
y nos conminan a borrar
la ebriedad del sufrimiento
me convenzo de que mi región
no es la farándula de otros

en mi región hay calvarios de
ausencia
muñones de porvenir / arrabales
de duelo
pero también candores de
mosqueta
pianos que arrancan lágrimas
cadáveres que miran aún desde
sus huertos
nostalgias inmóviles en un pozo
de otoño
sentimientos insoportablemente
actuales
que se niegan a morir allá en lo
oscuro

el olvido está lleno de memoria
que a veces no caben las
remembranzas
y hay que tirar rencores por la
borda
en el fondo el olvido es un gran
simulacro
nadie sabe ni puede / aunque
quiera / olvidar
un gran simulacro repleto de
fantasmas
esos romeros que peregrinan por
el olvido
como si fuese el camino de
santiago

el día o la noche en que el olvido
estalle
salte en pedazos o crepite /
los recuerdos atroces y de
maravilla
quebrarán los barrotes de fuego
arrastrarán por fin la verdad por
el mundo
y esa verdad será que no hay
olvido


Mario Benedetti


http://buscameenelciclodelavida.blogspot.com.es/


VIVRE SA VIE - UNA PELÍCULA DE JEAN-LUC GODARD







Un film de Jean-Luc Godard


ALEIDA Y EL CHE - UNA HISTORIA DE AMOR REVOLUCIONARIO


ALEIDA MARCH y CHE GUEVARA una historia de amor y balas con 4 frutos que siguen el camino que ellos sembraron. 
En su Cuba natal, Aliucha, Camilo, Celia y Ernesto. 







 "Adiós, mi única, no tiembles ante el hambre de los lobos / ni en el frío estepario de la ausencia / del lado del corazón te llevo / y juntos seguiremos hasta que la ruta se esfume" ... Le escribió el Che a Aleida en una de sus tantas despedidas, siempre pensando que podría ser la última, como lo fue cuando partió para Bolivia.

Luego Aleida cuenta la vida de él y la que llevaron juntos, publica un libro preciosísimo Evocación.
Intimidades, poesías y cartas inéditas, en las memorias de la viuda del Che. Al leerlos, se entiende mejor la psicología de un hombre que fue inflexible consigo mismo y antepuso la revolución a su propia vida. 








Evocación es un acercamiento humano a la figura del Che por la mujer que estuvo a su lado durante ocho años y con quien tuvo cuatro hijos, un testimonio excepcional de la persona que más sabe de las satisfacciones y sinsabores de convivir con un héroe guerrillero para el que la revolución fue siempre lo primero.

"El Che volvía tarde a casa, a las tres o cuatro de la madrugada, a veces a las seis. Dormía sólo cinco o seis horas diarias. ¡Imagínese! ¡Estaba construyendo una nueva sociedad! ¡No podía dedicarse al hogar y a la casa!", dice, sin reproches, Aleida March (Manicaragua, 1936), en vísperas de la presentación del libro.

Cuenta que llevaban sólo diez días de casados cuando, el 12 de junio de 1959, el Che salió de gira por los países del Pacto de Bandung. Era un viaje largo, de tres meses, y por ello le pidió que la llevara como su secretaria, lo que realmente era en Cuba. "Fue el momento en que comencé a conocerlo con mayor profundidad, cuando me argumentó que además de secretaria era su esposa y que se vería como un privilegio, porque los otros no podían hacerse acompañar de sus compañeras". Aleida no oculta el dolor que sintió en aquel momento: "Antes de despedirnos fuimos a ver a Fidel a su casa y éste también trató de convencerlo de que me llevara, pero no aceptó. Comenzó mi llanto, un llanto que siempre me reprochó". 

Éstas y otras anécdotas similares no las escribe Aleida desde el reproche de esposa, sino desde el amor y la relación que tuvo con él como compañera de armas y de revolución. 

El nacimiento de la primera hija de ambos, Aleida Guevara March, el 24 de noviembre de 1960, cogió al Che en una "misión" por el campo socialista, durante la cual firmó los primeros convenios comerciales de Cuba con esos países. El Che quería que fuese niño y había elegido hasta el nombre con Aleida. Se llamaría Camilo, en honor de su compañero de lucha y amigo Camilo Cienfuegos. "En tono jocoso y con su ironía habitual, me envió un telegrama en el que decía que si era niña la tirara por el balcón", escribe. Estando en Shanghai supo del nacimiento de la niña y le envió una postal, ahora publicada por primera vez. Le dice: "Tú siempre empeñada en hacerme quedar mal. Bueno, de todas maneras un beso a cada una y recuerda: a lo hecho pecho. Abrazos. Che". 

Sin referirse a ello directamente, Aleida desmiente en Evocación que la partida de Cuba de su esposo se debiera a discrepancias con Fidel Castro, como han dicho varios de sus biógrafos. 

Se publica la carta que envió a Armando Hart desde Tanzania en 1965, meses antes de comenzar su aventura boliviana. En ella propone la introducción en la isla de un nuevo plan de estudios sobre filosofía, debido a las dificultades que él mismo acababa de pasar para estudiar esta materia. "En Cuba no hay nada publicado, si excluimos los ladrillos soviéticos que tienen el inconveniente de no dejarte pensar; ya el partido lo hizo por ti y tú debes digerir. Como método, es lo más antimarxista, pero, además suelen ser muy malos", dice el Che; su voz es la de alguien comprometido, que no ha tirado la toalla. 

Los encuentros clandestinos de la pareja en Tanzania y Praga, poco después de la fracasada experiencia guerrillera del Congo, son momentos duros. En enero de 1966, al llegar a Tanzania disfrazada y después de un viaje con varias escalas, Aleida temblaba: "Llegué muy nerviosa, en un mar de dudas y con una incógnita mayor que la esfinge que había dejado atrás en El Cairo. Sin embargo, ese estado desapareció de inmediato, al darme cuenta de que era él, y que ya estábamos juntos de nuevo". A los cuatro meses, de nuevo luchó por reunirse en Praga con él, pese a las dudas del Che. Antes de encontrarse, Aleida recibió una carta de su esposo: "Dos letras. No es verdad que no quiera verte ni que huyera. (...) Vine para impulsar las cosas y ya se han impulsado algo; no creí bueno que vinieras porque podrían detectarte (checos o enemigos), porque se notaría nuevamente tu ausencia de Cuba, porque cuesta plata y porque me afloja las patas. Si Fidel quiere que vengas, que los pese él (los factores que pueden interesarle) y decida...". 




En octubre de 1966, el último encuentro de Ernesto Guevara con Aleida y sus hijos, en una casa de seguridad en La Habana antes de partir hacia Bolivia, fue especialmente amargo. El Che estaba "transformado ya en el viejo Ramón", calvo y con unas gruesas gafas y aparentaba tener unos 60 años. Quería despedirse de sus hijos. "Cuando llegaron los niños, les presenté a un uruguayo muy amigo de su papá que quería conocerlos. (...) Tanto para el Che como para mí fue un momento muy difícil, en particular para él en extremo doloroso, porque estar tan cerca de ellos y no podérselo decir, ni tratarlos como deseaba, lo ponía ante una de las pruebas más duras por las que había tenido que pasar". 


De esa casa, el Che salió hacia el aeropuerto. Ella no lo vio nunca más.


miércoles, 16 de mayo de 2012

EL AMOR DE PAUL ÉLUARD Y NUSCH

PAUL ÉLUARD Y NUSCH

Poema Nusch de Paul Éluard

Los sentimientos aparentes.
Ligereza del acercarse.
La cabellera de las caricias.
Sin preocupación, sin sospechas.
Tus ojos se entregan a lo que ven:
Son vistos porque ellos miran.
Confianza de cristal
entre dos espejos.
Tus ojos se pierden en la noche
para añadir el insomnio al deseo.

Paul Éluard, Man Ray y Nusch en un picnic

PAUL ÉLUARD Y NUSCH

NUSCH

PAUL ÉLUARD (1895-1952)

Paul Éluard (de nombre real Eugène Grindel) nació el 14 de diciembre de 1895 en Saint-Denis (Francia), hijo del contable Clément Grindel y de la modista Jeanne Grindel. El apellido Éluard lo adoptó de su abuela materna.

Abandonó sus estudios tras diagnosticarle tuberculosis. Para aliviar su enfermedad fue internado entre los años 1912 y 1914 en un sanatorio, en donde comenzó a iniciarse en la literatura.

En el centro de salud conoció a la rusa Helena Dmitrievna Diakonava (Gala), con quien se casó en 1917.

Gala terminó abandonando al poeta en el año 1930 tras enamorarse del pintor Salvador Dalí.

Por su parte, Éluard inició una relación con Maria Benz, llamada Nusch por el poeta. Ambos contrajeron matrimonio en 1934.

En la Primera Guerra Mundial, Éluard trabajó como enfermero en el frente, influyéndole el horror de la contienda títulos como "El Deber y La Inquietud" (1917) o "Poemas Para La Paz" (1918).

Tras el conflicto bélico inició contactos literarios con Andre Breton, Tristan Tzara o Louis Aragon, con los que se verá inmerso en diversos movimientos vanguardistas.

Paul Éluard es uno de los nombres más significativos de la literatura surrealista, considerado el maestro de la poesía surrealista, aunque también formó parte de la corriente dadaísta.
Más adelante sus textos se empaparon de temática social y política, sobre todo después de formar parte de la Resistencia en la ocupación nazi de París.




PAUL ÉLUARD Y NUSCH

Veintiocho de noviembre de mil novecientos cuarenta y seis,
no envejeceremos juntos.
                                                                 Este día está de más: 
                                                                 el tiempo desborda.
                                                                 mi amor tan ligero pesa
                                                                 como un suplicio.

Paul Éluard a Nusch el día de su muerte.


(¿Seré capaz algún día de escribir algo así?
¿y sentirá algo semejante alguien por mí?)

martes, 15 de mayo de 2012

DE CÓMO SE PISOTEA LA LIBERTAD - PAUL ÉLUARD Y LOS SUAVES


"Vértigo" León Spilliaert

LIBERTAD ...!!


              Sobre mis cuadernos de colegial
              Sobre el pupitre y los árboles
              Sobre la arena sobre la nieve
              Escribo tu nombre


              Sobre todas las páginas leídas
              Sobre todas las páginas en blanco
              Piedra, sangre, papel o ceniza
              Escribo tu nombre


              Sobre las imágenes doradas
              Sobre las armas de los belicosos
              Sobre la corona de reyes
              Escribo tu nombre


              Sobre la selva y el desierto
              Sobre los nidos sobre las retamas
              Sobre el eco de mi infancia
              Escribo tu nombre


              Sobre las maravillas de las noches
              Sobre el pan blanco de los días
              Sobre las temporadas desposadas
              Escribo tu nombre


              Sobre todos mis trapos de azul
              Sobre el estanque sol enmohecido
              Sobre el lago luna viva
              Escribo tu nombre


              Sobre los campos sobre el horizonte
              Sobre las alas de los pájaros
              Y sobre el molino de las sombras
              Escribo tu nombre


              Sobre cada soplo de aurora
              Sobre el mar en los barcos
              Sobre la montaña lunática
              Escribo tu nombre


              Sobre la espuma de las nubes
              Sobre los sudores de la tormenta
              Sobre la lluvia gruesa e insípida
              Escribo tu nombre


              Sobre las formas que centellean
              Sobre las campanas de los colores
              Sobre la verdad física
              Escribo tu nombre


              Sobre las sendas despertadas
              Sobre las carreteras desplegadas
              Sobre los lugares que desbordan
              Escribo tu nombre


              Sobre la lámpara que se enciende
              Sobre la lámpara que se apaga
              Sobre mis casas reunidas
              Escribo tu nombre


              Sobre el fruto cortado en dos
              Espejo y mi habitación
              Sobre mi cama vacía
              Escribo tu nombre


              Sobre mi perro codicioso y tierno
              Sobre sus orejas elaboradas
              Sobre su pierna torpe
              Escribo tu nombre


              Sobre el trampolín de mi puerta
              Sobre los objetos familiares
              Sobre el mar del fuego bendito
              Escribo tu nombre


              Sobre toda carne concedida
              Sobre la frente de mis amigos
              Sobre cada mano que se tiende
              Escribo tu nombre


              Sobre el cristal de las sorpresas
              Sobre los labios atentos
              Bien sobre el silencio
              Escribo tu nombre


              Sobre mis refugios destruidos
              Sobre mis faros aplastados
              Sobre las paredes de mi problema
              Escribo tu nombre


              Sobre la ausencia sin deseos
              Sobre la soledad desnuda
              Sobre las marchas de la muerte
              Escribo tu nombre


              Sobre la salud vuelta de nuevo
              Sobre el riesgo desaparecido
              Sobre la esperanza sin recuerdos
              Escribo tu nombre


              Y por el poder de una palabra
              Reinicio mi vida
              Nací para conocerte
              Para nombrarte
              Libertad



              Paul Éluard.



Libertad! encanto de mi vida, tú ... tan pequeñita y tan pisoteada .... 





Libertad!! ... sola y olvidada ... dejas un rastro de tristeza ahí por donde pasas ...