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jueves, 22 de marzo de 2012

LAS COSAS NO SON : ESTÁN SIENDO - ALEJANDRO JODOROWSKY


 M.C. Escher


Nos limitan las ideas, la industria hace todo lo posible por convertirnos en adultos infantiles, consumidores insensatos, enceguecidos espiritualmente por la Televisión, el cine norteamericano, los periódicos prostitutos, el endiosamiento del dinero. 

Hay un complot hipócrita para destruir a las ideas revolucionarias, para impedir la mutación normal de las próximas generaciones, para diseminar la droga entre las clases oprimidas. Se inculca una aterrada auto-censura. Se tiene miedo del cambio y a nuevas formas de pensar…

Las cosas no son: están siendo. Tú no eres, estás siendo. La sociedad no es, está siendo. La religión no es, está siendo. Lo que ha comenzado hace milenios, seguirá cambiando durante milenios. 

Sé como el pez de río que es feliz sin intentar detener a la corriente. Haz de tus ideas, sentimientos, deseos y necesidades algo fluido. 

Piensa esto: las rocas más duras también están cambiando… Observa bien tu habitación: tus muebles de madera fueron árboles. Los objetos de plástico fueron lagos de petróleo subterráneo, tus chalecos de lana crecieron en la piel de una oveja. Quienes ves andar en las calles, antes fueron tierra… 

Alejandro Jodorowsky


A PROPÓSITO DEL ÚLTIMO LIBRO QUE DEJÓ BUKOSWKI



Dos semanas después de su muerte, aparece publicada la última novela de Charles Bukowski, Pulp. Bukowski había estado trabajando de manera intermitente en esta novela durante los dos últimos años de su vida, cuando ya estaba enfermo de leucemia y la muerte acechaba al escritor californiano.

Pulp es un sentido homenaje a un tipo de literatura que Bukowski admiraba: la “pulp fiction”, es decir, las novelas de detectives que se publicaban para ser comercializadas en los quioscos y que gozaron de notable éxito entre las décadas de los veinte y los cincuenta en los Estados Unidos y en otros muchos lugares del mundo. Eran ediciones hechas en papel barato, imperfectas, escritas la mayoría de las veces en unos días, pero emocionantes, que los lectores devoraban más rápidamente de lo que habían sido escritas.

Aparentemente, esta novela es la menos autobiográfica de todas las obras de Bukowski, ya que es la única cuyo protagonista no es Henry Chinaski. En Pulp, Charles Bukowski nos cuenta las desventuras del detective privado de Los Ángeles Nick Belane, un detective “de cincuenta y cinco años”, que lleva una Luger debajo del sobaco y tiene los “ojos tristes, los zapatos viejos” y al que, según sus propias palabras, nadie quiere. Nick Belane es un detective de seis dólares la hora, alcohólico, barrigón, violento, tres veces casado y tres veces divorciado, “un perdedor”, “un detective incapaz de resolver nada”, al que le gusta apostar en el hipódromo. Por supuesto, como buen detective privado, tiene una visión bastante pesimista tanto de sí mismo como del mundo en el que le ha tocado vivir. En su opinión, la “inmensa mayoría de la gente estaba loca. Y los que no estaban locos estaban furiosos. Y los que no estaban locos ni furiosos eran idiotas. No tenía escapatoria.” Cuando Belane se mira en el espejo sólo atina a ver “depresión y derrota. Unas bolsas oscuras debajo de los ojos. Ojillos cobardes, los ojos de un roedor atrapado por un jodido gato.”
Al comienzo del libro, Belane nos cuenta:

Yo estaba sentado en mi oficina, mi contrato de alquiler había vencido y McKelvey estaba empezando los trámites para desahuciarme. Aquel día hacía un calor del demonio y el aire acondicionado se había roto.

En esas se encuentra cuando la señora Muerte, una hermosa mujer de voz sexy, con un vestido “tan apretado que casi le estallaban las costuras”, visita su despacho para encargarle un escabroso asunto: debe encontrar a un tal Céline, que “se ha pasado varias veces por la librería de Red (Koldowsky), ha estado hojeando libros, preguntando sobre Faulkner, Carson McCullers, Charles Manson…” Corre el rumor de que ese hombre podría ser el escritor maldito Louis Ferdinand Céline, el “escritor más importante de Francia”, que no habría muerto en 1961. Al mismo tiempo, un tipo llamado John Barton le encarga encontrar al Gorrión Rojo, y si lo consigue le dará “100 dólares mensuales de por vida.” Barton no tiene evidencias de que el Gorrión Rojo exista, pero sabe que si es así, sólo Belane podrá encontrarlo. Estos dos casos se mezclan con un caso de infidelidad conyugal, con deudas de juego del propio Belane y con una invasión de extraterrestres del planeta Zaros. Como se puede imaginar, una mezcla explosiva.
Aunque a grandes rasgos Pulp es una parodia/homenaje de la novela de detectives, podemos afirmar que es algo más que eso. Pulp esconde entre sus divertidas páginas una profunda reflexión sobre la muerte. A lo largo de la novela, son abundantes las referencias a la muerte: “El hombre ha nacido para morir. ¿Qué quiere decir eso? Perder el tiempo y esperar.” O este otro fragmento:
Maldita sea, la muerte está en todas partes. Ni hombres, ni pájaros, ni fieras, ni reptiles, ni roedores, ni insectos, ni peces, ninguno tenía una oportunidad. El final estaba fijado. No sabía qué hacer. Me empecé a deprimir. Ya saben, veo al dependiente del supermercado metiendo en la bolsa lo que he comprado y a continuación le veo metiéndose en su propia tumba junto con el papel higiénico, la cerveza y las pechugas de pollo.

Y en otro momento de la novela, Belane visita una funeraria y al abrir un ataúd, se ve a sí mismo dentro:

La persona que estaba en aquel ataúd era yo. El ataúd estaba forrado de terciopelo y yo tenía una sonrisa de cera. Llevaba un traje marrón oscuro arrugado y tenía las manos cruzadas sobre el pecho con un clavel blanco. 

También en el libro podemos encontrar numerosos pasajes en los que Bukowski expone, usando la voz de Nick Belane, lo que podríamos denominar su filosofía vital:

Considerándolo todo, había hecho bastante más de lo que me había propuesto hacer durante toda mi vida. Había conseguido algunas jugadas bastante buenas. No estaba durmiendo en la calle. (…) Yo había tenido suerte, pero también es verdad que algunas de las jugadas me las había pensado bien antes. Pero, considerándolo todo, era un mundo bastante horrible y a menudo me sentía deprimido por la mayoría de la gente que lo habitaba. 

Este párrafo avala la tesis de Iñaki Esteban cuando afirma que “Belane es un disfraz de detective hecho a medida para Bukowski.” En la misma línea se expresa Benjamín Prado cuando escribe que,

El detective Nick Belane comparte muchos de los rasgos del propio Bukowski, pasa tantas tardes como lo hizo él apoyado en las barras de los bares pensando en la diferencia entre todas las mujeres que le gustaría tener y en las únicas que puede tener, le gustan las peleas aunque siempre suele sacar la peor parte de ellas, tiene tanta esperanza en el género humano como una manada de ovejas en un lobo hambriento y, finalmente, está convencido de que no hay nada que no pueda solucionarse con un trago y un par de buenas mentiras. 

No nos cabe ninguna duda de que la última novela de Charles Bukowski es algo más que un intento de parodiar u homenajear la literatura detectivesca. Así lo señala Fernando Baeta al afirmar que,

Pulp pretende, y consigue, ser una parodia irreverente, descarnada y divertida de la novela negra norteamericana, un intento de quitarle a Bogart la gabardina y dejarlo en pelota picada; Pulp pretende ser, y lo consigue, otra vuelta de tuerca más de Bukowski para despertarnos a todos de ese sueño americano que sólo produce pesadillas. Además, Bukowski consigue, posiblemente sin pretenderlo, escribir un tratado de su Filosofía, un libro de bolsillo sobre un estilo de vida, sobre el determinado estilo de vida que el gran zafio practicó hasta el final y que él reivindica como esta última voluntad a la que todo condenado a muerte tiene derecho.A pesar de las reticencias iniciales hacia el género novelístico y de que empezó a cultivarlo mucho después que la poesía o el relato corto, Charles Bukowski fue un gran novelista. A lo largo de sus seis novelas, creó su propio universo literario, poblado por esos personajes que tanto le gustaban, pues según confesaba en una entrevista con Fernanda Pivano, siempre había sentido especial predilección por “el forajido, el hijo de puta." Y añadía:

No me gustan los buenos chicos de pelo corto, corbata y un buen empleo. Me gustan los hombres desesperados, los hombres con los dientes rotos y el cerebro roto… Me interesan más los pervertidos que los santos.

Todas estas coordenadas lo convirtieron en uno de los novelistas norteamericanos contemporáneos más innovadores y arriesgados de la segunda mitad del siglo XX. Meneses sintetizaba de esta manera el espíritu de la obra bukowskiana:

Para muchos Charles Bukowski sólo era un torrente de desvergüenzas. Un sucio desnudador de cuerpos, cuando lo que desnudaba eran conciencias. Esos muchos no se detenían a pensar en las razones que conducían al escritor a tales historias. En cambio, había —hay— otro público que lo leía con voracidad. No dominado por el placer de leer páginas impregnadas de sexualidad. Más bien degustando la hermosa voz del fracaso lanzada sobre el mundo de los fáciles triunfadores. El hablar de marginados, el meterse en el alma de los alcohólicos o el correr las cortinas de la alcoba y permitir que se vea lo que ahí está pasando, no era el espíritu de sus historias. Eso era sólo el ropaje. La esencia estaba en su afán de mostrar la debilidad del éxito. La inconsistencia del triunfo de quienes no lo merecen. Y. por supuesto, en utilizar personajes que como Sísifo suben para luego caer aunque éstos por su propia voluntad. Bukowski escribía con la vitalidad de un muchacho. Y parecía, por su lealtad con sus propias ideas, un poeta maldito del romanticismo. O un maldito a la usanza de Baudelaire o Rimbaud. 

miércoles, 21 de marzo de 2012

DÉJAME EN PAZ, AMOR TIRANO - LUIS DE GÓNGORA


ARÍSTIDE MAILLOL

Ciego que apuntas y atinas,
caduco dios, y rapaz,
vendado que me has vendido,
y niño mayor de edad:
por el alma de tu madre
que murió, siendo inmortal,
de envidia de mi señora
que no me persigas más.
Déjame en paz, Amor tirano,
déjame en paz.

Baste el tiempo mal gastado
que he seguido, a mi pesar
tus inquïetas banderas,
forajido capitán.
Perdóname, Amor, aquí,
pues yo te perdono allá
cuatro escudos de paciencia,
diez de ventaja en amar.
Déjame en paz, Amor tirano,
déjame en paz.

Amadores desdichados,
que seguís milicia tal,
decidme, ¿qué buena guía
podéis de un ciego sacar?
De un pájaro ¿qué firmeza?
¿Qué esperanza de un rapaz?
¿Qué galardón de un desnudo?
De un tirano, ¿qué piedad?
Déjame en paz, Amor tirano,
déjame en paz.

Diez años desperdicié,
los mejores de mi edad,
en ser labrador de Amor
a costa de mi caudal.
Como aré y sembré, cogí;
aré un alterado mar,
sembré una estéril arena,
cogí vergüenza y afán.
Déjame en paz, Amor tirano,
déjame en paz.

Una torre fabriqué
del viento en la raridad,
mayor que la de Nembrot,
y de confusión igual.
Gloria llamaba a la pena,
a la cárcel, libertad,
miel dulce al amargo acíbar,
principio al fin, bien al mal.
Déjame en paz, Amor tirano,
déjame en paz.


LUIS DE GÓNGORA Y ARGOTE (1561 – 1627)  
Poeta cumbre de la poesía castellana. Nació y murió en Córdoba. Durante su juventud fue alegre, libertino e, incluso, pendenciero. Para los veinte años ya debiera estar ordenado de sacerdote, pero, a causa de su vida licenciosa, no llegó a ser sacerdote hasta los cincuenta años. Fue capellán, en Madrid, de Felipe III

Viajó mucho por toda España: Madrid, Salamanca, Granada, Cuenca, Toledo. Asistió a muchas tertulias y academias literarias. De carácter arisco, criticó a muchos poetas de su tiempo y, a su vez, fue criticado por ellos. Murió de apoplejía a los 65 años, aunque años antes ya había perdido la memoria.

En su poesía se distinguen claramente dos períodos: el tradicional, en que hace uso de los metros cortos y temas ligeros. Para ello usa canciones, tercetos, décimas, romances, letrillas, etc. Este período va hasta el año 1610, en que cambia rotundamente para volverse culterano, haciendo uso de metáforas difíciles, empleando mucha mitología griega, utilizando para ello muchos neologismos, hiperbatones, etc. haciendo, a veces, muy difícil su lectura.


La biografía la he tomado de:
http://www.los-poetas.com 

martes, 20 de marzo de 2012

LOS COLLAGES DE MATISSE






Hasta los últimos días de su vida Matisse siguió creando pese a sus dificultades motrices, por lo que sus últimas obras son básicamente collage por la incapacidad de manejar el pincel como acostumbraba. 


Matisse definía a la técnica del collage como dibujar con tijeras.


Alguien ha querido ver en los papeles recortados de Matisse una confesión de impotencia. Si estas obras, por así decirlo, no son las más estridentes que haya hecho Matisse, no dejan por ello de mostrar un punto revelador de su arte. « Dibujar con una tijera -dejó escrito Matisse en el prefacio de jazz- y recortar, al vivo, el color, me recuerda la talla directa de los escultores.» Sin disimular el posible exceso de estas palabras, hay que reconocer que los papeles recortados constituyen uno de los procesos más reveladores del gran pintor.















La invención e introducción del collage en la pintura ha sido el equivalente de una cura de desintoxicación. Merced a ella, se han librado los pintores, por un momento, de la servidumbre hipnótica de la pasta y del pincel. Han liberado su mano, sus ojos y su espíritu de los encantos, demasiado hechizantes, del color contenido en un tubo. Cosa extraña, y a la que no se ha prestado suficiente atención, se han introducido en el reino de la materia en bruto. Han renunciado durante el tiempo preciso, para adquirir mejores costumbres, a la apariencia seductora, a fin de ocuparse, sobre todo, de lo que podía haber en el fondo.











El collage es incuestionablemente una conquista del cubismo. Su inventor, o al menos su instigador, fue Fraque. Cuando en 1911 agregaba, por vez primera, a uno de sus cuadros una inscripción en caracteres tipográficos, no tuvo la menor duda de hallarse a la vista de uno de los más grandes descubrimientos del arte moderno. ¿Vale por ello aceptar como precedente remoto del collage las letras que adornan los viejos manuscritos o las escrituras pintadas sobre cuadros y retablos religiosos del siglo XIV?

















Difícil sería concluir un estudio acerca de los papeles recortados, acerca del collage, sin hablar de Joan Miró. Y es lo cierto que él no ha creado sus collages al modo de los de Picasso, Braque, Schwitters, Matisse... Ha hecho, más bien, montajes, cuadros-objetos o cuadros-poemas, en posesión de un agudo sentido de la superposición, yuxtaposición e interpenetración de los planos. 









Cubismo, futurismo, dadaísmo, surrealismo, pop-art y abstracionismo han venido a escena, con el epílogo de dos individualidades: Henri Matisse, verdadero precursor de las tendencias más al uso y Joan Miró, nuestro más genuino representante entre los que viven. 







Bueno, y quedan muchos más collages del pintor...me encantan y encuentro que la técnica era fascinante. Os dejo una foto de Matisse en su casa, ya en silla de ruedas confeccionando esos collages.









ME ESTÁ DOLIENDO UNA PENA - PATXI ANDION



Traigo al gran cantautor vasco Patxi Andion de la mano de mi amigo Francisco Arias, que leerle es animarse el día aunque se tenga triste, le mando muchos abrazos.



Me está doliendo una pena y no la puedo parar y se revuelve en silencio tumba abierta en soledad y quiero hacerla cometa, para poderla volar. 


Me está ganando esta pena y la quiero ceder y buscar por ser palabra y es por hacerse entender en brazos de mi guitarra y la tengo que esconder y en mi guitarra quisiera dejar la pena llorar, hacerla surco en el tiempo, hacerla tiempo en la mar. 


Ser con la mar un viento que se la pueda llevar. 


Me está doliendo esta pena acuñada en el portal de este vacío sonoro que no sabe a dónde va, de este vacío que lloro por quererlo remediar, y en mi guitarra quisiera dejar la pena llorar, romper la monotonía de este pueblo en carnaval, de este pueblo que me duele cada día más y más y es que es una inmensa pena que me tengo que callar. 


Me está doliendo una pena... y me tengo que callar.


Patxi Andion 






¿ES POSIBLE TENER AMOR? - REFLEXIONES INTERESANTES SOBRE EL ARTE DE AMAR


ISAIAH STEPHENS



El amor es un concepto que supera todo intento de conceptualización, pues atañe a una parte no racional del ser humano, su campo principal se encuentra en la sensación, la intuición, y sólo después del sentimiento y de la razón.


El amor no es sencillo, es paradójico, terrible, grandioso y ruin a la vez, no hay momento que no este cercano al fin, ni fin que no augure un nuevo comienzo. Para los que aman un pequeño resquicio de gloria los aguarda, y por el habrán de pagar. Para los que no se atreven a amar sólo el lago de fuego los espera, pues el infierno es interior y a veces se le confunde con el paraíso. De cualquier modo hay quienes se contentan con los abismos y quienes se afanan a la búsqueda de lo celeste, que cada quien camine por el sendero que le corresponda, pero que nadie clame por el arrepentimiento.








Rememorando lo que algunos han dicho sobre el amor, pensé en dejar algunas anotaciones que me han parecido interesantes:


Dice Marx:


Si suponemos al hombre como hombre y a su relación con el mundo como una relación humana, sólo se puede cambiar amor por amor, confianza por confianza, etc. Si se quiere gozar del arte hasta ser un hombre artísticamente adecuado; si se quiere ejercer influjo sobre otro hombre, hay que ser un hombre que actúe sobre los otros de modo realmente estimulante e incitante. Cada una de las relaciones con el hombre –y con la naturaleza- ha de ser una exteriorización determinada de la vida individual real que se corresponde con el objeto de la voluntad. Si amas sin despertar amor, esto es, si tu amor, en cuanto amor, no produce amor recíproco, si mediante una exteriorización vital como hombre amante no te conviertes en hombre amado, tu amor es impotente, una desgracia.


A Karl Marx se le ha juzgado como un pensador frío, calculador, únicamente interesado en los hechos concretos y objetivos. Pero quien ha leído a Marx sabe que dentro de su teoría social se encuentra implícito un fortísimo sentido humanista, su crítica a la economía y a la política del capitalismo implica la idea de que el hombre debe superar la alienación de un sistema mecanizado y recuperar de esta manera su dignidad humana, con el trabajo y con la revolución. 

Este fragmento se encuentra en el tercer manuscrito de sus Manuscritos económico-filosóficos, y fue usado para confrontar el concepto del dinero y el mercado como único fin de intercambio, Marx mostró que mas allá de lo económico, las cualidades humanas no son intercambiables por nada más que algo semejante a ellas misma, y nos dice que el amor es algo que ha de ser compartido, lo cual requiere que, antes que nada, el proceso amoroso se resuelva dentro del propio individuo.



Magritte


Dice Khalil Gibran:


Cuando el amor los llame, síganlo.
Y cuando su camino sea duro y difícil.
Y cuando sus alas los envuelvan, entréguense.
Aunque la espada entre ellas escondida los hiera.
Y cuando les hable, crean en él. Aunque su voz destroce nuestros sueños, tal como el viento norte devasta los jardines.

Pero si, en su miedo, ustedes buscan solamente la paz y el placer del amor, entonces es mejor que cubran su desnudez y se alejen de sus umbrales.

Hacia un mundo sin primaveras donde reirán, pero no con toda su risa, y llorarán, pero no con todas sus lagrimas.


El poeta Khalil Gibran alcanza alturas insospechadas en ese libro tan famoso llamado El profeta, al cual pertenecen este par de fragmentos. El libro relata el último discurso del profeta Almustafá, antes de partir hacia tierras extrañas. Almitra, la sacerdotisa, le pregunta sobre el amor, y Almustafa, sereno, les habla a todos sobre el placer de amar, pero también le habla del riesgo y les enseña que ambos sentidos van entremezclados en el acto amoroso. No se puede vivir el amor sin asumir el sufrimiento, pues el placer y el dolor van juntos, son gemelos, como lo dijera Sócrates. Aquel que pretenda vivir solo el placer del amor se vera condenado a padecer un amor incompleto e irremediablemente angustiante.



Ramón Casas


Erich Fromm dice:


¿Es posible tener amor? Si se pudiera, el amor necesitaría ser una cosa, una sustancia susceptible de tenerla y poseerla. La verdad es que no existe una cosa concreta llamada “amor”. “El amor” es una abstracción, quizá una diosa o un ser extraño, aunque nadie ha visto a esa diosa. En realidad, sólo existe el acto de amar, que es una actividad productiva. Implica cuidar, conocer, responder, afirmar, gozar de una persona, de un árbol, de una pintura, de una idea. Significa dar vida, aumentar su vitalidad. Es un proceso que se desarrolla y se intensifica a si mismo.


Tal vez el libro mas conocido de Fromm sea El arte de amar, sin embargo esta cita esta sacada de otro de sus libros ¿Tener o ser? Lo cual indica que para Fromm el tema del amor era de suma importancia, y es que en otro libro, por ejemplo, él antepone al concepto de Necrofilia el de Biofilia que corresponde muy bien a lo que en la cita él llama amor. 

El amor no es un objeto, es un proceso, por lo tanto su dinámica sólo puede ser el resultado de una acción, el amar. De hecho también el individuo es una abstracción por eso solo la acción es real. Hay cierto peligro en el amor y es el de la idolatría, esa abdicación de poderes que el hombre utiliza para crecer, pero que si se malentiende convierte al creador en esclavo de su creación. La simbiosis surge de este ámbito, el hombre que proyecta su ideal de complemento en el otro, pero que deja de reconocerse en ese otro, convierte al objeto amado en ídolo y limita ampliamente sus propias capacidades, lo cual también restringe su propia capacidad amatoria.




AUGUSTE RODIN


Milan Kundera dice:


"…los amores son como los imperios: cuando desaparece la idea sobre la cual han sido construidos, perecen ellos también".


Esta cita es de ese gran libro La insoportable levedad del ser, un manifiesto amoroso de lo más extraño, pero que encierra entre sus páginas situaciones comunes y pensamientos cotidianos que pocos se atreven a aceptar.

El primer estadio del amor, de la dinámica de la pareja, es el enamoramiento, ese idilio paroxista que envuelve a los dos amantes (o sólo a uno si este no es correspondido) y que biológicamente y psicológicamente cumple el papel de detonador de la relación. Este es el momento de la proyección del alma en el ser amado. En ese momento la idealización es un periodo normal, pero con la ilusión del otro viene también el posterior desencanto. 

La pareja empieza a descubrirse como un ser falible, a veces ruin, envestido de una mediocridad inquietante, se empieza a humanizar a ojos de su pareja. Acontece así un momento crítico, los amantes deberán aprender que el otro es también humano y que los defectos son facetas con las que habrán de convivir, y que aprenderán a tolerar, si no es así la relación se romperá y tendrán que esperar el siguiente enamoramiento en el que el ciclo se cumplirá de nuevo. Pero en algún momento se aprende que no es posible amar a los dioses, sólo a los seres humanos.



BERNINI


El hombre tiene dos caras: no puede amar sin amarse. Albert Camus