"Nada es tan desalentador como un esclavo satisfecho"
(Ricardo Flores Magón)
¿Conoces el síndrome del esclavo satisfecho?
Todos sabemos lo que es un esclavo, una persona a la que se le anula su libertad. Al igual que los que sufren el síndrome de Estocolmo, por el cual una persona secuestrada consigue entablar un vínculo afectivo con el secuestrador, el esclavo puede encontrarse satisfecho con esta anulación de su libertad.
Esto no tiene nada que ver con la sexualidad. El esclavo satisfecho va mucho más allá. ¿Quieres conocer más sobre este síndrome? ¿Padecerás tú el síndrome del esclavo satisfecho? Hoy lo vas a descubrir
Cadenas mentales
Cuando hablamos de esclavitud todo el mundo piensa en algo que ya está obsoleto y ha quedado en el pasado. Pero… ¿estamos seguros de ello? Un esclavo satisfecho tiene muchas cadenas mentales. Esto hace mucho más difícil que se pueda rebelar contra ello, pues esas cadenas están en su propia mente y, por lo tanto, forman parte de él.
La manera de esclavizar ha cambiado, ahora es más sutil. Tanto que podemos ser esclavos satisfechos sin darnos cuenta. A nadie le gusta ser un esclavo, pero, ¿Y si no somos conscientes de ello? He aquí la gran incógnita que vamos a desvelar.
Cuando no eres capaz de rebelarte ante una humillación, cuando te mantienes cabizbajo en una discusión sin manifestar tu opinión, tú eres un esclavo. ¿De qué tienes miedo? Sabes que tienes ganas de alzar tu voz, pero algo te lo impide. O quizás deberíamos decir que tú te lo impides.
Las cadenas que podemos tener pueden no ser dispuestas por nadie, sino por nosotros mismos. Reglas que existen para saber vivir en sociedad, la necesidad de ser perfectos, muchas veces nos restringen la libertad que de nuestro propio ser intenta aflorar. De esto, lamentablemente, no nos damos cuenta.
¿Eres feliz permitiendo que te humillen? ¿Eres feliz intentando ser igual que los demás? ¿La búsqueda de la felicidad te lleva realmente a ella? Verdaderamente, no.
¿Vivimos anestesiados?
Tener el síndrome del esclavo satisfecho se puede comparar con estar bajo los efectos de la anestesia. Somos como cuerpos que pensamos relativamente de forma similar y que hacemos lo que creemos que queremos. La realidad es totalmente diferente. Somos esclavos satisfechos y eso creemos.
Pensemos por un momento en las relaciones. Dependiendo del lugar donde resides tendrás una concepción diferente sobre las relaciones, la infidelidad, la monogamia. Quizás practiques alguna relación diferente a la que te inculcaron cuando eras pequeño, pero ya por eso ¿no eres un esclavo satisfecho?
Todos los seres humanos buscamos la felicidad, o ese creemos que es nuestro objetivo. Pero, ¿qué significa para ti "felicidad"? ¿Formar una familia? ¿Tener estabilidad laboral? La felicidad está dictada por la sociedad. Contra esto, las personas que se rebelan contra este síndrome empiezan a experimentar una especie de sinrazón deespejismos y estereotipos impuestos por la sociedad en la que vivimos.
“Se ríen de mí porque soy diferente, yo me río de ellos porque son todos iguales”
(Kurt Cobain)
Hay un pensamiento uniforme. Algo que nos permite no sentirnos extraños con las personas que tenemos alrededor. Pero cuando vamos más allá, cuando nos quitamos esas cadenas realmente nos volvemos unos extraños. Empezamos a ver a las demás personas como un grupo que piensa igual, mientras nosotros somos diferentes.
¿Recuerdas esos zapatos que no te gustaban nada, pero ahora te pones? La publicidad, la moda y la propia sociedad te “obligan” a que acabes prestando sumisión. Antes no te gustaban, pero ahora te los pones. Aunque no lo creas tus amigos están ejerciendo una presión sobre ti al ponerse esos zapatos que tú tanto detestabas. La sociedad te presiona para que seas igual.
Pensemos en nuestra propia familia, ¿Aún está presente el machismo?
En muchas sí, ¿sabes por qué? Si no logramos rebelarnos ante esto y cedemos, nos sentiremos agradecidos con este tratamiento machista existente en nuestro hogar y lo reproduciremos, sin darnos cuenta, en futuras relaciones que tengamos.
Por eso, aún hoy en día existen muchas cosas que deberían haber quedado en el pasado. Por esto, las personas son tan incoherentes. No se dan cuenta de que están reproduciendo algo que criticaban e incluso rechazaban. ¿No es lo mismo que pasaba con los zapatos?
Intentar ser uno mismo es muy difícil. Parece que todos estamos marcados por el mismo patrón y cuando te alejas de él te vuelves un extraño. La frustración, el pesimismo y la depresión pueden adueñarse de ti. No puedes cambiar al resto, pero puedes cambiar tú. Libérate de las cadenas y sé libre. Busca tu propia felicidad alejada de lo que dictamine la sociedad.
(Raquel Lemos Rodríguez)
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